Millonario con gloria o supermillonario con riesgo
En cuanto a la eficacia, en el Madrid se tiene la costumbre de medirla en Champions y Casemiro tiene cinco, palabras mayores
Porque yo quiero que te vayas…
Cuando la realidad es mutante, la solución es difícil. ¿Y qué es más mutante que el fútbol de estos días? Manda la economía y hace del juego lo que le da la gana. Jugadores que rompen el mercado y llegan como salvadores, jugadores necesarios que no se pueden inscribir si las cuentas no salen, jugadores que se tienen que ir porque interfieren en el presupuesto. A los primeros se les tiende una alfombra roja, a los segundos se los tranquiliza con promesas y a los terceros se les hace bullying para que se vayan cuanto antes. Hay pocas cosas más ...
Porque yo quiero que te vayas…
Cuando la realidad es mutante, la solución es difícil. ¿Y qué es más mutante que el fútbol de estos días? Manda la economía y hace del juego lo que le da la gana. Jugadores que rompen el mercado y llegan como salvadores, jugadores necesarios que no se pueden inscribir si las cuentas no salen, jugadores que se tienen que ir porque interfieren en el presupuesto. A los primeros se les tiende una alfombra roja, a los segundos se los tranquiliza con promesas y a los terceros se les hace bullying para que se vayan cuanto antes. Hay pocas cosas más humillantes que sentir que sobras. Y desconcierta aún más ver que algunos de los que sufren bullying esta temporada, son los mismos a los que se les tendió una alfombra roja no hace tanto tiempo. Razón: Frenkie De Jong.
… A la hora que yo quiera te detengo
Me apresuraré a decir que, cuando hablamos de Casemiro, hablamos del mejor volante tapón del mundo. Y los tapones son simples y eficaces. Casemiro es tan simple que al fútbol, más que jugarlo, parece que lo poda. En cuanto a la eficacia, en el Madrid se tiene la costumbre de medirla en Champions y Casemiro tiene cinco. Por lo tanto, hablamos de palabras mayores. Pero en estos confusos días, Casemiro fue víctima de una tentación. Una oferta mareante que llegó del Manchester United, en estos momentos el mayor cementerio de talentos de toda Europa. Las dudas de Casemiro ocuparon periódicos y redes y se sintetizaban más o menos de la siguiente manera: millonario con gloria o super millonario con riesgos. Por si caía la breva de ser super millonario con gloria, seguramente apeló a la generosidad de Florentino. Pero a ese corazón no lo ablandó ni Cristiano ni Sergio Ramos ni Varane. Era improbable que lo ablandara Casemiro.
El precio
Al instinto popular le preocupa que Casemiro se vaya porque es de esos jugadores que transmiten seguridad. Pero en cuestiones que hacen a la gestión de un club, la opinión del pueblo cuenta poco. Y puesto que Florentino no tiene dudas sobre cómo gestionar al Madrid, tenía que ser Casemiro el que decidiera. No debió ser fácil hacer las cuentas y no solo hablo de las económicas. ¿Qué tenía en el Madrid? Un reconocimiento general hacia una trayectoria impecable, un liderazgo que el tiempo fortaleció y que los compañeros respetaban, la confianza del entrenador, un conocimiento profundo del contexto, prestigio mundial… Si Casemiro entendía como ciertas todas estas cosas, la diferencia entre lo que ganaba en el Real Madrid y lo que podrá ganar en el Manchester, la hubiera podido compensar con la siguiente pregunta: ¿Cuánto vale la felicidad?
Borrachera de poder
En el Madrid manda Florentino y eso clarifica todo lo demás. Desde ahí arriba, la autoridad proyecta seguridad a toda la institución. El club es más importante que el equipo, el equipo es más importante que el jugador, el jugador es muy importante, pero hasta un límite. Una secuencia lógica que conviene no alterar. Por el contrario, el PSG empieza a pagar las consecuencias de la renovación de Mbappé, a quién además de dinero le concedió poder. Pero ponerse al mando no significa que los compañeros se dejen mandar. Una cosa es ser un líder futbolístico por la fuerza del talento y otra un líder social por decreto, cuando aún no se ha alcanzado la madurez. Esta semana Mbappé hizo un desplante inadmisible a un compañero que no le pasó el balón y puso en entredicho su liderazgo discutiendo con Neymar el lanzamiento de un penalti. No es así como se conquista poder. Es así como se rompe un equipo.
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