Y jugar y jugar y volver a jugar
‘La noche que Luis nos hizo hombres’, novela escrita Ángel Silvelo Gabriel, trata alrededor de la figura de Luis Aragonés
Hay derrotas que unen más que las victorias. Son aquellas que generan una mayor carga emocional de la habitual. Y lo hacen por la forma en la que suceden. Puede ser que el contraste entre las expectativas y el resultado final sea tan amplio que provoque un impacto brutal. O que la forma en la que llegan sea el culmen de un partido convertido en una montaña rusa de emociones en las que de la ilusión se pasa a la alegría, de la alegría a la incertidumbre, de la incertidumbre a los nervios, y de los nervios a la confirmación de los temores. Y, con ella, la tristeza. Que irá ligada para siempre al...
Hay derrotas que unen más que las victorias. Son aquellas que generan una mayor carga emocional de la habitual. Y lo hacen por la forma en la que suceden. Puede ser que el contraste entre las expectativas y el resultado final sea tan amplio que provoque un impacto brutal. O que la forma en la que llegan sea el culmen de un partido convertido en una montaña rusa de emociones en las que de la ilusión se pasa a la alegría, de la alegría a la incertidumbre, de la incertidumbre a los nervios, y de los nervios a la confirmación de los temores. Y, con ella, la tristeza. Que irá ligada para siempre al recuerdo de ese instante. Que se pegará a la memoria teletransportando al presente sensaciones del pasado cada vez que alguien cite la ciudad en la que se disputó el partido o el autor del gol fatídico. Fundiendo a negro para siempre otros recuerdos. A cambio, establecerá un nexo difícil de cortar. Más sólido que el de las victorias. Que llegarán. Y sabrán y sonarán distinto.
La noche que Luis nos hizo hombres (Seshat), novela escrita por Ángel Silvelo Gabriel, arranca con el recuerdo de la noche del 15 de mayo de 1974. Con Luis Aragonés batiendo a Sepp Maier con un lanzamiento de falta en el tramo final de la prórroga. El Atlético de Madrid a punto de convertirse en campeón de Europa ante el Bayern de Múnich. Pero los alemanes marcan. Hans-Georg Schwarzenbeck anota con un disparo desde fuera del área. En el partido de desempate, golean (4-0) a los colchoneros. Aquel partido se convierte en un recuerdo triste, en blanco y negro, para un joven que está empezando la aventura de la vida. Lo hace con una derrota. Pero conocerá también la victoria. Porque la novela avanza hasta la Eurocopa de 2008, con las calles de España coreando el nombre del seleccionador -Luis Aragonés- después de conseguir la Eurocopa. Porque la vida -y con ella el fútbol- más que ganar, ganar y volver a ganar, es jugar, jugar y volver a jugar.
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