Nadal se retira de Wimbledon: “Así no puedo ganar”
Nadal renuncia a la semifinal contra Kyrgios y abandona el grande británico por la lesión abdominal que se produjo en los cuartos y que supone “un riesgo inmediato”
Después de rendir a Taylor Fritz en los cuartos y ganarse el billete para las semifinales, Rafael Nadal no pegó ojo y al día siguiente continuó dándole vueltas a la cabeza mientras apuraba las últimas opciones de jugar. Quería hacerlo, quería saltar este viernes a la pista y medirse con Nick Kyrgios. Sin embargo, la experiencia y la veteranía le dicen que esta vez es mejor pisar el freno y ser prudente. Es decir, el español, la leyenda ya de 36 años, decidió abandonar Wimbledon debido a ...
Después de rendir a Taylor Fritz en los cuartos y ganarse el billete para las semifinales, Rafael Nadal no pegó ojo y al día siguiente continuó dándole vueltas a la cabeza mientras apuraba las últimas opciones de jugar. Quería hacerlo, quería saltar este viernes a la pista y medirse con Nick Kyrgios. Sin embargo, la experiencia y la veteranía le dicen que esta vez es mejor pisar el freno y ser prudente. Es decir, el español, la leyenda ya de 36 años, decidió abandonar Wimbledon debido a la lesión que arrastra desde hace una semana en la zona abdominal. Su voluntad era continuar en el torneo e intentar atrapar otro Grand Slam, el que hubiera sido el 23º, pero la dolencia no le permite competir al cien por cien y prefiere evitar riesgos mayores para recuperarse con garantías de cara a la gira norteamericana sobre cemento.
A solo dos peldaños de la gloria otra vez, tan cerca y tan lejos, Nadal se despidió de Londres y de la posibilidad de un tercer título en el All England Club. Siguió así la línea que había trazado en su discurso de la noche anterior: “Si hay algo más importante que ganar Wimbledon es la salud”.
Nadal hizo una prueba por la mañana en las instalaciones de Aorangi Park, el área reservada para los entrenamientos. Allí testeó su cuerpo y después de pelotear suavemente durante 40 minutos, se retiró al domicilio que ha alquilado para la estancia en Londres. Por la tarde, el tenista sopesó junto a los miembros de su equipo y después convocó a los medios de comunicación. En la sala de conferencias, anunció su decisión de no jugar.
“Todo el mundo vio ayer [por el miércoles] que he estado sufriendo un dolor abdominal. He confirmado que tengo una rotura y tengo un riesgo importante de empeorarla si sigo jugando. Lo he pensado durante todo el día y toda la noche, y es obvio que si continúo la lesión va a ir a peor”, afirmó el español, número cuatro y que esta temporada ha conquistado el Open de Australia y Roland Garros; “no sigo porque creo que no puedo ganar dos partidos en estas circunstancias. Por respeto a mí mismo no quiero salir ahí fuera y no ser todo lo competitivo que necesito para alcanzar mi objetivo”.
Decisión de madurez
Nadal comentó que las molestias comenzaron siete días atrás, pero que había conseguido controlarlas en dirección a la franja caliente del torneo. Contra Fritz, sin embargo, la musculatura le dijo basta. Sacó el partido a las bravas, con otro baño de épica, aunque la prueba definitiva le invitó a parar. En otros tiempos, el mallorquín quizá hubiera maniobrado en otro sentido, pero desde la madurez analiza en perspectiva y prefiere salvaguardar el futuro a medio plazo después de un año muy amargo desde lo físico: primero fue el pie, después la costilla y ahora el abdomen.
“No puedo arriesgar porque estar fuera tres meses sería duro. Si ocurre, ocurre, pero no porque yo no haya hecho las cosas del modo adecuado”, matizó. “Aquí solo me vale ganar, y es prácticamente imposible pensar en ganar dos partidos de este nivel con el abdominal roto. La lógica, y después de hablar mucho con el equipo, me ha llevado a tomar una decisión. Ahora mismo es lo que siento. Creo que es lo correcto”, continuó; “la experiencia me dice que debo hacerlo así. En 2009 [cuando cedió en las semifinales del US Open contra el argentino Juan Martín del Potro] tuve otro episodio y la rotura al comenzar el torneo era de un tamaño y terminé multiplicándolo por ocho”.
Confiaba Nadal en un último esfuerzo, pero al mismo tiempo cree que después de todas las penurias que ha tenido que superar en los últimos meses, a raíz del pie, merece la pena el paso a un lado. El curso pasado, la dolencia le obligó a parar durante medio año y en abril le golpeó con dureza durante la gira de tierra batida, poniendo seriamente en entredicho su presencia en Roland Garros. Al final viajó a París, redobló la apuesta y atrapó otro trofeo que, remarca, tuvo un elevado peaje físico y mental. Antes de abandonar la capital francesa, el tenista dijo que ya no podía seguir sometiendo el pie al método de las infiltraciones, y apostó por una nueva técnica de radiofrecuencia que ha funcionado.
“Debo tener en cuenta el momento personal en el que estoy. Una vez que el pie está un poquito mejor, jugar supondría el riesgo de estar otro un tiempo importante sin jugar”, prosiguió el balear, que esta temporada ha conquistado dos grandes, además de los trofeos de Melbourne (categoría 250) y Acapulco (500). Es decir, ha ganado prácticamente allá donde ha competido; son 35 victorias y solo tres derrotas, ante el propio Fritz (final de Indian Wells), Carlos Alcaraz (cuartos de Madrid) y Denis Shapovalov (octavos de Roma). La carrera anual establece que es el mejor jugador de este 2022, por delante de Tsitsipas y Alcaraz.
Objetivo: Montreal y el US Open
En todo caso, Nadal remite una y otra vez al bienestar personal y tiene desde hace tiempo la mente en la transición hacia el día de mañana. Próximamente será padre por primera vez –lo confirmó el 17 de junio, justo antes de su desembarco en Londres– y la erosión de las lesiones le ha conducido a plantearse seriamente la posibilidad de colgar la raqueta.
“Intento priorizar mi felicidad personal, más allá de cualquier título o éxito profesional. Hay quienes piensan que voy al límite por ambición, pero es porque lo siento así. Estoy intentando hacer las cosas de la mejor manera posible. Creo que estaba poniendo en riesgo mi futuro inmediato y estar otra vez varios meses parado sería un golpe duro para mí”, incidió. “No me han tenido que convencer. Como siempre, he intentado escuchar todas las opiniones, y a veces son diferentes. Pero soy yo, es una decisión personal”, respondió cuando le plantearon si su entorno había sido decisivo en la elección.
De golpe y porrazo, Wimbledon perdió a uno de los claros favoritos al triunfo final, dada la progresión del español en el torneo. De menos a más, al inicio del duelo con Fritz ofreció un nivel espectacular y en las tres últimas estaciones había reforzado su candidatura. La hipótesis de un cara a cara con Novak Djokovic en la final del domingo había ganado cuerpo, siempre y cuando sortease el escollo de Kyrgios, finalista automático, a la espera del serbio o Cameron Norrie (citados en la Centre Court a las 14.30, Movistar Deportes).
Se trata de la octava vez que debe abandonar un torneo sin saltar a la pista. Ahora, Nadal iniciará el proceso de recuperación –“tres o cuatro semanas”– y cuando cicatrice el abdomen regresará a la pista de entrenamiento. Si todo va bien, reaparecerá en el Masters de Montreal (del 7 al 14 de agosto). “Estaba en una situación privilegiada, con opciones reales. Duele y mucho, pero la vida continúa”, lamentaba; “pero no tengo ningún motivo para compadecerme. Miro hacia adelante con ilusión”.
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