El Girona enmudece Tenerife y jugará en Primera la próxima temporada
El equipo que dirige Míchel se impone 1-3 en la final de la liguilla de ascenso a Primera y disputará el próximo año su tercera temporada en la máxima categoría
El Girona enmudece Tenerife y disputará el próximo año su tercera temporada en Primera. El cuadro de Miguel Ángel Sánchez Muñoz, Míchel, logró sobreponerse al ambiente hostil impuesto por los más de 22.083 aficionados que llenaron el Heliodoro Rodríguez López santacrucero. También a la intensidad que desplegó sobre el campo el cuadro dirigido por Luis Miguel Ramis, que pierde su segunda liguilla seguida (la anterior fue en 2017) justo el año de su...
El Girona enmudece Tenerife y disputará el próximo año su tercera temporada en Primera. El cuadro de Miguel Ángel Sánchez Muñoz, Míchel, logró sobreponerse al ambiente hostil impuesto por los más de 22.083 aficionados que llenaron el Heliodoro Rodríguez López santacrucero. También a la intensidad que desplegó sobre el campo el cuadro dirigido por Luis Miguel Ramis, que pierde su segunda liguilla seguida (la anterior fue en 2017) justo el año de su centenario.
Hasta este domingo, pesaba sobre el Girona una suerte de maldición en las liguillas de ascenso a Primera, informa Juan Irigoyen. Cada vez que había jugado una eliminatoria para subir a la élite del fútbol español –su único ascenso lo consiguió de manera directa en 2017- se había quedado con las ganas. Le pasó en 2013, 2016, 2020 y 2021. Esta es la tercera final de playoff consecutiva que jugaba. Y, según contaban en el club catalán, era a la que con menos expectación llegaban. El Girona ha ido mermando su presupuesto desde que descendió en 2018 y, mientras espera por una inyección de capital de sus propietarios, esta temporada ha tirado de la cantera (la campaña pasada fue el turno de Ramón Terrats, Arnau Martínez, e Ibrahima Kebe, y este año el de Óscar Ureña y Gabriel Martínez), del poder goleador de Stuani y de la pizarra de Michel.
Aunque siempre fiel a su director deportivo, Quique Cárcel, el Girona encontró en Michel lo que hace tiempo buscaba. Tras la exitosa etapa de Pablo Machín (consiguió el ascenso en 2017 y lo mantuvo en la campaña 2017-2018), el cuadro rojiblanco probó con Eusebio en la temporada 2018-2019. El técnico vallisoletano tiene un perfil más cercano al que busca la propiedad, el City Group. Pero la etapa de Eusebio finalizó con el descenso. Pasaron Juan Carlos Unzue, Juan Carlos Moreno, José Luis Martí y Francisco, hasta que Michel cogió el banquillo de Montilivi en julio de 2021.
Llegaba el Tenerife confiado en sus posibilidades y firme en la solidez defensiva que le afianzó como la segunda mejor defensa de la liga regular (37 goles encajados) y solo ha recibido un tanto en tres partidos de la liguilla. Es un equipo forjado por la mano del tarraconense Luis Miguel Ramis, que ha impreso un espíritu de lucha colectivo a sus jugadores.
Y así, el Girona logró sobreponerse en los instantes iniciales a la ruidosa euforia y ambiente carnavalero de la grada en el caluroso domingo santacrucero. No tardó en hacerse con las manijas del encuentro el equipo de Míchel, sobre todo a partir de las frecuentes llegadas por el flanco derecho en las botas de Arnau. Los tinerfeños no se desperezaron justo hasta la primera pausa de hidratación bordeada la media hora, con dos llegadas consecutivas de Mario González y un remate con la mano de Enric Gallego.
Fue justo cuando más presionaba el conjunto local cuando dos latigazos consecutivos del equipo vístante alteraron el transcurso del partido. El primero, un tiro de Samu Sáiz, lo repelió el arquero local Juan Soriano; el segundo, un disparo de Juanpe desde el borde del área, fue rechazado con el brazo por Sergio González. Silencio en el Heliodoro y penalti confirmado por el VAR. Stuani, el capitán e ídolo gerundense, fue el encargado de colocar el balón por el costado derecho de la portería y mandar a los equipos al descanso con la mínima ventaja catalana.
Regresó enchufado al campo el Tenerife, impulsado por una cada vez más ruidosa grada que no quería dejar de creer en el ascenso. Esta vez era al Girona a quien no le duraba el balón en los pies. Los blanquiazules recobraron la intensidad mostrada durante buena parte de la temporada con continuas llegadas de cierto peligro de Carlos Ruiz, Gallego y el capitán Aitor Sanz. Hasta que llegó el delirio isleño con el remate de cabeza Carlos Ruiz a centro de Alexandre en el minuto 58.
El carnaval se instaló entonces en las gradas con un Tete que se hizo dueño y señor del encuentro. Y cuando más asentado estaba el equipo local, una internada aparentemente inofensiva por el costado derecho de Alex B. tocó en el pecho de José León, cogió a contrapié a Juan Soriano y enmudeció por segunda vez a una grada que reaccionó con el lanzamiento de botellas de agua y recibió el apercibimiento de las autoridades. Minuto 68 y los locales tenían que remar de nuevo. No hubo tiempo para otro vendaval como el de comienzos de la segunda mitad. En el minuto 79, otra internada por la banda derecha de Arnau silenció definitivamente a la grada con el tercer tanto visitante.
Comenzó entonces la carrera contra el reloj del equipo de Ramis, esta vez sin la claridad y fe de los primeros instantes de la reanudación y con un Girona que recuperó la posesión y aplacó los ánimos con continuas pérdidas de tiempo. Hasta que el árbitro decretó el final seis minutos sobre el tiempo reglamentario.
El Club Deportivo Tenerife volvía a quedarse a las puertas del ascenso, como le sucediera en 2017 frente al Getafe. “Nos costó mucho entender el partido”; ha asegurado el técnico chicharrero. “Estuvimos muy nerviosos la primera parte, y en la segunda hicimos lo más difícil y los errores se pagan. El segundo gol nos hizo mucho daño”. Otra cara presentó Míchel ante la prensa. “Hemos conseguido un ascenso que el Girona se merecía”, manifestó al término del encuentro. “El Girona es inmortal, siempre se levanta”.
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