Verstappen gana en el Gran Premio de España de Montmeló gracias a Checo Pérez
El mexicano es un chollo para Red Bull, Leclerc abandona cuando iba líder, Sainz termina cuarto y Alonso, noveno
Checo Pérez es un auténtico chollo para Red Bull, que llevaba años triturando a los pilotos que colocaba al lado de Max Verstappen, y que ha encontrado en el mexicano al complemento perfecto del holandés, la inequívoca piedra angular de su proyecto. Ningún compañero de equipo pudo acercarse mínimamente al rendimiento ofrecido por Verstappen, un killer insaciable al volante acostumbrado a dejar en evidencia a sus vecinos. Sin embargo, Pérez no solo es capaz de acompañarle y girar casi a su ritmo, tanto los sábados (cronometrada) como los domingos. El de Jalisco es un escudero de lujo, un...
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Checo Pérez es un auténtico chollo para Red Bull, que llevaba años triturando a los pilotos que colocaba al lado de Max Verstappen, y que ha encontrado en el mexicano al complemento perfecto del holandés, la inequívoca piedra angular de su proyecto. Ningún compañero de equipo pudo acercarse mínimamente al rendimiento ofrecido por Verstappen, un killer insaciable al volante acostumbrado a dejar en evidencia a sus vecinos. Sin embargo, Pérez no solo es capaz de acompañarle y girar casi a su ritmo, tanto los sábados (cronometrada) como los domingos. El de Jalisco es un escudero de lujo, un corredor capaz de asumir el mando cuando su jefe de filas está en apuros, o de echarle un cable cuando el actual campeón lo necesita. Eso quedó claro el año pasado, en aquel apocalíptico último Gran Premio de Abu Dabi, en el que Pérez levantó un muro ante Lewis Hamilton para que Verstappen se acercara al británico, en el que fue el preludio de uno de los finales del Mundial más polémicos de siempre. Este domingo, en un circuito de Montmeló a reventar (123.000 espectadores), al de Guadalajara no le tembló el pulso cuando tuvo que abanderar la ofensiva para pasar a liderar la carrera, y apenas puso peros cuando, por la radio, le pidieron que dejara pasar a su colega. El doblete de Red Bull en el Circuit sin duda jugará a favor de Checo cuando llegue el momento de sentarse a hablar de su renovación, un trámite que se puede dar casi por descontado si tenemos en cuenta qué alternativas hay en el mercado.
Red Bull no hace prisioneros y mucho menos cuando ejerce de perseguidor. En un arranque de temporada marcado por el gran momento de Ferrari, la Scuderia se fue de Barcelona con la tiritona, como consecuencia del abandono de Charles Leclerc (vuelta 27), cuando el monegasco se estaba paseando al frente del pelotón. La primera avería de Ferrari en lo que va de año fue el remate definitivo a una jornada aciaga para la tropa de Maranello, que vio cómo Carlos Sainz se quedaba clavado en el momento de la arrancada, antes de salirse de la pista poco después. El madrileño terminó el cuarto, mientras que Fernando Alonso lo hizo el noveno.
Nadie discute el papel de Verstappen en Red Bull. Esa dinámica se instauró en la compañía del búfalo rojo desde que lo reclutaron y lo hicieron debutar, en 2015, en Toro Rosso y con Sainz de compañero. Desde entonces, el chaval de Hasselt ha ido ganando empaque y lo ha hecho a toda pastilla, hasta convertirse en la referencia de la parrilla. El curso pasado le aguantó el pulso a Hamilton y terminó doblegándolo; y esta temporada ya ejerce de cabecilla. Y todo ello con domingos como el último, en el que tuvo que nadar a contracorriente desde el sábado por los problemas con el alerón trasero móvil (DRS). La cintura de los estrategas de Red Bull, que le llamaron al taller para superar allí a Russell (vuelta 29), y la obediencia de Pérez cuando le pidieron que lo dejara pasar ―”me parece injusto, pero lo haré”, dijo―, hicieron posible que Verstappen lograra su cuarto triunfo en seis carreras, y que, además, se colocara al frente de la tabla de puntos. La tercera posición de Russell, muy solvente durante todo el fin de semana, y la remontada de Hamilton ―pasó de la última plaza a la quinta― llevan a intuir que Mercedes empieza a ofrecer una versión mínimamente parecida a la que se espera de las Flechas de Plata.
“Estoy contento por el equipo, pero tenemos que hablar después”, soltó Pérez, por la radio nada más cruzar la meta. “Gracias a Checo, es un compañero de equipo fantástico”, lo piropeó el ganador de una prueba que históricamente nunca fue de las más divertidas del calendario, pero que en esta ocasión llevó al delirio a todo aquel lo suficientemente valiente para acercarse a Montmeló, bajo una solana que cayó de punta durante todo el día.
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