Micic remata al Olympiacos y silencia a 12.000 seguidores griegos con un triple sobre la bocina
El Efes se clasifica para su tercera final consecutiva de la Euroliga, en la que intentará enlazar su segunda corona continental
Durante 40 minutos, el Stark Arena de Belgrado se transformó en el pabellón de la Paz y la Amistad del Pireo. Unos 12.000 seguidores del Olympiacos, sobre un aforo de 15.000 espectadores, colorearon las gradas de rojo y gobernaron sin oposición el ambiente y la banda sonora del pabellón. Pero un triple de Vasilije Micić a falta de dos décimas sentenció el triunfo del Anadolu Efes y acalló de golpe a la turba griega (74-77). El conjunto turco, campe...
Durante 40 minutos, el Stark Arena de Belgrado se transformó en el pabellón de la Paz y la Amistad del Pireo. Unos 12.000 seguidores del Olympiacos, sobre un aforo de 15.000 espectadores, colorearon las gradas de rojo y gobernaron sin oposición el ambiente y la banda sonora del pabellón. Pero un triple de Vasilije Micić a falta de dos décimas sentenció el triunfo del Anadolu Efes y acalló de golpe a la turba griega (74-77). El conjunto turco, campeón la temporada pasada, disputará su tercera final de la Euroliga en busca de su segunda corona continental. Micic, MVP de la última Final Four opositó de nuevo a héroe de un equipo hormigonado en su determinación, capaz de derretir a su rival en territorio comanche con un tiro de gracia que no pudieron defender ni Walkup ni Vezenkov. Un the last shot, a lo Jordan. El 14º triple del Efes en el partido.
El trepidante colofón a un duelo bravo y claustrofóbico. Se medían en Belgrado el rearmado Olympiacos, en su regreso a la Final Four cinco años después de su última aparición, y el campeón: el Efes, que en su tercera presencia consecutiva (serían cuatro de no haber mediado la pandemia) apuesta fuerte por enlazar dos títulos, algo que en este siglo solo han logrado el Maccabi (2004 y 2005) y el propio Olympiacos (2012 y 2013) — “El Barcelona debería tenernos miedo. Espero jugar contra ellos en la final”, soltó el histriónico Ataman nada más lograr el pase, anticipándose a la jugada con suficiencia. Su equipo, un clásico reciente, llegaba decidido a reescribir su historia a la estela de la pareja formada por Micic y Larkin. Y el Olympiacos de Bartzokas (elegido el mejor técnico de la fase regular de la Euroliga este curso), dispuesto a retomar la senda que dejó marcada Spanoulis hace una década.
Rumbo a la pelea por el título, el Efes reaccionó sobre la marcha rescatando su memoria competitiva tras una temporada irregular lastrada por el sesteo al inicio de la competición, cuando el cuadro turco acumuló seis derrotas en las ocho primeras jornadas. Mientras, el Olympiacos se reconstruyó con criterio en verano para regresar al camino que perdió en 2017, cuando descabalgó de la Final Four después de encadenar seis presencias y dos títulos (el de 2012, igual que en 1997, bajo la batuta de Dusan Ivkovic, y el de 2013 con el propio Bartzokas al mando) en las nueve ediciones anteriores. El conjunto griego apostó por Walkup, Dorsey y Moustapha Fall, para respaldar a sus clásicos (Printezis, Papanikolaou, Vezenkov y Sloukas). Y abrazando la resurrección competitiva de Olympiacos, la hinchada del Pireo tomó el Stark Arena a modo de invasión.
Entre el público, figuras carismáticas como Sofoklis Schortsanitis, sacudiendo la tribuna de prensa con su contundente presencia, e ilustres como Gregg Popovich, ganador de cinco anillos de la NBA, quizá alentado por Kevin Durant (que presenció el quinto partido de la eliminatoria de los griegos ante el Mónaco y tituló el ambiente del Pireo como el “Apocalipsis”). Una réplica, sin bengalas eso sí, de lo que se vivió en Belgrado. El impulso perfecto para que los de Bartzokas se presentaran con un 12-5 de parcial, con cinco puntos de Walkup y 4 de Fall y una defensa voraz, ante un Efes firme en su idea pero destemplado en la ejecución del plan. Argumentos suficientes de Olympiacos para mantener la iniciativa en el primer cuarto pese a la reacción turca con el martillo de Dunston y los triples de Larkin y Bryant (21-18, m. 10).
En la batalla entre el apasionamiento y la solvencia, Olympiacos fue haciendo camino pero siempre con el Efes pegado al retrovisor, gracias a Larkin (14 puntos en 14 minutos, con 4 de 7 en triples; 16 al descanso; 21 al final). Acto seguido, también espabiló Micic para ajustar aún más las cuentas antes del viaje a vestuarios (43-42, m. 20). Para entonces, al Olympiacos le barnizaba de optimismo su porcentaje en tiros de dos (11 de 15; 73%) y al Efes le sostenían los triples y los rebotes. Sin embargo, un parcial de 5-17 en la reanudación hizo que el destemple cambiara rápidamente de bando en el tercer cuarto (48-59, m. 26). Una embestida que fue capaz de contener Olympiacos, con el recuerdo del espíritu irreductible de su pasado reciente y con los puntos de Dorsey (10 en 10 minutos).
El escolta estadounidense afinó a contracorriente para agarrar a los suyos al partido cuando estaban a punto de descolgarse (63-66, m. 30). Aguantaron los griegos hasta el final, punto a punto, en un desenlace agónico. Solo hubo dos canastas en los últimos siete minutos del encuentro en mitad de una sucesión de fallos y una ristra de tiros libres. Un goteo que quedó igualado a 74 a falta de 20 segundos. Un suspiro de angustia contenida. Hasta que Micic dictó sentencia.
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