El Real Madrid deja sonado al Cádiz
El equipo de Ancelotti, con una gran acción de Rodrygo, iguala en el Nuevo Mirandilla y los locales, frustrados por Lunin, llegan en puestos de descenso a la última jornada
No afloja el campeón, dispuesto a concursar ante todo rival, sea el Levante, al que empujó a Segunda, o el Cádiz, al que dejó sonado. A los amarillos no les alcanzó con su audaz partido, se acostaron en puestos de descenso y se la jugarán en Vitoria ante el caído Alavés en la última jornada, a la que llegarán por detrás d...
No afloja el campeón, dispuesto a concursar ante todo rival, sea el Levante, al que empujó a Segunda, o el Cádiz, al que dejó sonado. A los amarillos no les alcanzó con su audaz partido, se acostaron en puestos de descenso y se la jugarán en Vitoria ante el caído Alavés en la última jornada, a la que llegarán por detrás de Granada y Mallorca. Lunin fue Courtois, Rodrygo hizo de Vinicius y el Cádiz se angustió.
La tarde en el Nuevo Mirandilla comenzó de forma fraternal: el abrazo de los hermanos Fernández Iglesias. Nacho y Alex, capitanes respectivos, tal que los Gasol en el salto del partido de las estrellas. Para rebatir a los mal pensados por tal hermandad, el Madrid, ya entronizado, dejó tocado al Cádiz, a una suela del abismo, a los cinco minutos. Lo que tardó Rodrygo en calzarse las botas de Mágico González, el mentor de Harry Potter en el rancio Carranza, aquel inmortal salvadoreño que en el descanso dormía siestas con balón, chistera y bombín.
Rodrygo, dispuesto a emparentar con la leyenda cadista, estaba enchironado en la banda izquierda del ataque visitante. El chico encoló la pelota al pie derecho, cogió pista y a varias lunas de la portería rival se propuso una peripecia que parecía inviable. Pero es Rodrygo y está en gracia. Que le pregunten a Alcaraz, Alex, Akapo y Luis Hernández, los cuatro sin cadena tras la aventura de Rodrygo, que asistió a Mariano para que soplara el gol. Un gol de safari, el primero de Mariano, que lleva tantos como Jovic, irrelevantes teloneros de Benzema.
En la penúltima jornada, Ancelotti, con el Liverpool calado hasta el tuétano, prescindió del espinazo: Courtois, Modric, Vinicius y Benzema. Y experimentó con Vallejo como lateral derecho y Lucas Vázquez en la otra orilla. Enfrente, Sergio González, técnico local, apurado como estaba, dispuso una brigada de delanteros. Un bizarro órdago por un partido sin ataduras. Al toque de corneta y con Idrissi poniendo en jaque al ortopédico Vallejo, el Cádiz apuntó a la remontada. Nunca dio un paso atrás el Real. Unos y otros con la vista al frente, sin gaitas.
En plena crecida amarilla, llegó el eco del gol del Mallorca al Rayo. En ese instante, el conjunto andaluz en las mazmorras. Asensio, con el partido en la montaña rusa, pudo sellar el 0-2 tanto como Negredo pudo certificar el empate, que hiló tan mal con Lucas Pérez como antes del descanso lo hiciera el segundo con el primero. Valverde, que es un convoy por sí mismo cuando mete la mecha, amenazaba tanto al Cádiz como Militão a su Madrid. No fue la tarde del acreditado centinela brasileño. Como tampoco la del eterno Negredo, frustrado por Lunin, mártir del gran Courtois. Un mal despeje de Militão, que cabeceó hacia el balcón del área, derivó en otro estupendo gol. Sobrino amagó, encontró una rendija y clavó la pelota en las redes de Lunin tras rebotar en la espalda del propio Militão y en el larguero. Pronto llegó otra pifia del zaguero madridista que se trompicó, se fue a la lona y despejó el horizonte a Lucas Pérez y Negredo, que otra vez no se reconocieron.
Los ataques del Cádiz aún se multiplicaron tras la tregua. Cada asalto local era propiciado por un regimiento. Máxime cuando los azotes del Rayo y el Levante, al Mallorca y el Alavés, respectivamente, dejaron al club de la Bahía a un dedo de renovar en Primera. Nadie lo tuvo más cerca que Negredo, pero Lunin le detuvo el penalti con el que fue condenado el portero ucranio en un tropiezo con el que de inmediato sería su víctima. Lunin de nuevo se le apareció a Negredo con un cabezazo a bocajarro del ariete.
Con el duelo Lunin-Negredo en el primer escaparate, Ancelotti dio carrete a Hazard. Más que los puntos en juego, ese era el otro partido del Madrid. El belga, tan infortunado con las lesiones, necesita arrumacos y cuenta con un técnico dispuesto. Hazard, enchufado, casi acaba expulsado tras una entrada a Akapo. En el otro encuentro, el del Cádiz, el agónico triunfo del Mallorca congeló al Nuevo Mirandilla. El Madrid de Nacho no cedió ante el Cádiz de Alex y los amarillos se jugarán la permanencia ante el ya hundido Alavés con mil ojos en Pamplona (Osasuna-Mallorca) y otros miles en la falda de La Alhambra (Granada-Espanyol).
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