Sevilla recibirá en la final de la Europa League la pasión de dos clásicos, Rangers y Eintracht
Roma y Feyenoord se disputarán el título de la primera Conference League
El Sánchez Pizjuán y casi que hasta Sevilla se quedarán pequeños ante el aluvión que se aguarda en la final de la Liga Europa que congregará el 18 de mayo a dos clásicos anhelantes de triunfos en competiciones intercontinentales. Rangers y Eintracht disfrutaron en ellas de efímeras glorias, campeones de la Recopa los escoceses en 1972; ganadores en la Copa UEFA los alemanes en 1980. Ahora prometen un duelo marcado por la sensibil...
El Sánchez Pizjuán y casi que hasta Sevilla se quedarán pequeños ante el aluvión que se aguarda en la final de la Liga Europa que congregará el 18 de mayo a dos clásicos anhelantes de triunfos en competiciones intercontinentales. Rangers y Eintracht disfrutaron en ellas de efímeras glorias, campeones de la Recopa los escoceses en 1972; ganadores en la Copa UEFA los alemanes en 1980. Ahora prometen un duelo marcado por la sensibilidad a flor de piel de sendas irredentas aficiones y con triple premio, el del título, el del acceso directo a la próxima Liga de Campeones en el bombo de los cabezas de serie y la oportunidad de disputar la Supercopa.
En el añejo Ibrox Park las emociones se desataron como hacía tiempo que no se recordaba. Tampoco el camino recorrido por el Rangers merece menos. En 2012, cuatro años después de ser finalista de la Copa UEFA, simplemente no existían. Una gestión económica nefasta y, a la postre, una deuda de algo más de 25 millones de euros con el fisco propició la desaparición del histórico Glasgow Rangers, fundado en 1872 y una de los dos emblemas del fútbol escocés. El club se refundó y debió de empezar, como The Rangers, en la cuarta división. En 2016 estaba de vuelta en la máxima categoría y hace un año ganó la Liga con Steven Gerrard a los mandos. Todo parecía volver a fluir, pero en Navidad, con trece jornadas disputadas y el equipo líder, el Aston Villa le puso un contrato sobre la mesa a Gerrard.
El sustituto tenía pasado en el club. Gio Van Bronckhorst había hecho carrera allí entre 1998 y 2001 antes de dar sus mejores años de fútbol en Arsenal y Barcelona. Como técnico estaba en el paro tras renunciar a un contrato en el Guangzhou chino. No dudó ante la llamada y con el exdeportivista Roy Makaay de segundo está firmando una epopeya que nadie podía imaginar en Ibrox, donde ya no importa que el Celtic esté a un paso de recuperar la primacía doméstica.
El Rangers remontó al Leipzig la ventaja mínima que el cuadro alemán había logrado en su feudo. Lo hizo en unos veinte primeros minutos vibrantes en los que mezcló escuela holandesa, para atraer al rival y encontrar espacios desde la combinación, y la voracidad del fútbol de las Islas de toda la vida. El equipo se sobrepuso a las ausencias de sus mejores hombres de ataque, el colombiano Morelos o el rumano Hagi, hijo del gran Gica. Tavernier y Kamara marcaron dos goles en apenas seis minutos en medio de un ambiente electrizante. El Leipzig quiso reponerse, pero solo se desató en un pequeño tramo durante la segunda parte, justo después de sacrificar a Dani Olmo, que se fue disgustado al banquillo. Nkunku empató la eliminatoria tras monumental centro del coruñés Angeliño, pero en el cara o cruz el central Lundstram aprovechó el rechace a un centro envenenado ante el meta que el meta Gulácsi no ofreció la mejor respuesta posible. El Rangers se amuralló para resistir diez minutos y abrir una grieta en el proyecto del Leipzig, al que ya le urge un título. Tienen la enmienda a título, con la final de la Copa alemana contra el Friburgo el día 21.
El Eintracht solventó su semifinal ante el West Ham United para dar continuidad a una campaña continental que nada tiene que ver con su tibieza en la Bundesliga, por la que transita en media tabla y suma a esta altura seis jornadas consecutivas sin vencer. Europa transforma al Eintracht, que hace tres años se quedó con una cuenta pendiente cuando una tanda de penaltis le separó de la final, que jugó y ganó el Chelsea. El club, que entre 1995 y 2014 apenas se había clasificado una vez para disputar competiciones europeas, vio una espita abierta para pelear por engrosar un palmarés chato (1 Liga, 5 Copas y 1 Copa de la Uefa) que no se corresponde con su grandeza.
En Sevilla serán favoritos, siquiera por su bagaje esta campaña, en la que apeó a Betis y Barcelona antes de dejar atrás al West Ham. Le ganaron los dos partidos. En el de vuelta gestionaron el 1-2 que traían de Londres ante un rival que se quedó con diez hombres, por expulsión de Cresswell mediada la primera parte en una acción de último hombre en la que el árbitro Gil Manzano enmendó su decisión inicial tras consultar las imágenes. Poco después marcó Santos Borré y el duelo quedó decantado, sin mayor respuesta inglesa que un intento de Zouma que sacó Ndicka bajo palos poco antes del descanso. El paso de los minutos difuminó al equipo de David Moyes, expulsado por un altercado con un recogepelotas.
Tercera final europea para la Roma
También dos clásicos darán lustre al epílogo de la Conference League, la nueva competición de la Uefa que tendrá campeón el 25 de mayo en Tirana. Roma y Feyenoord estarán en la final. El cuadro que dirige Jose Mourinho venció al Leicester (1-0) e hizo bueno su empate en campo inglés gracias a un gol de Abraham. Será la tercera final europea para la Roma, que perdió en su campo la de la Copa de Europa en 1984 y cayó en la Copa de la Uefa ante el Inter en 1991.
El Feyenoord alzó la Copa de Europa, y la Intercontinental, en 1970 y la de la Uefa en 1974 y 2002, pero en lo que va de siglo apenas ha ganado una Liga en su país, en 2017, con Van Bronckhorst como entrenador. La Conference League le ha vuelto a poner en el escaparate continental tras eliminar al Olympique de Marsella, con el que empató sin goles en el Vélodrome para defender su victoria mínima en la ida.
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