Alcaraz agita la noche de Barcelona
El murciano de 18 años, ya en el ‘top-10’, alcanza las semifinales del Godó tras firmar un victoria volcánica contra el griego Tsitsipas, silbado y desquiciado (6-4, 5-7 y 6-2)
Cuando la noche de Barcelona ya ha entrado en erupción y las graderías de la central del Godó vibran por el pataleo de los aficionados sobre la estructura metálica, un grito: “¡Caaarlos, Caaarlos, Caaarlos!”. Y al mismo tiempo, un detalle revelador. En ese territorio pantanoso en el que la mayoría se encoge, sufre y tiende a perderse en el laberinto de la duda, él se agranda, disfruta e incluso se divierte. Hace Carlos Alcaraz (6-4, 5-7 y 6-2, en 2h 12m) toquecitos con la pelota, sonríe y arenga a...
Cuando la noche de Barcelona ya ha entrado en erupción y las graderías de la central del Godó vibran por el pataleo de los aficionados sobre la estructura metálica, un grito: “¡Caaarlos, Caaarlos, Caaarlos!”. Y al mismo tiempo, un detalle revelador. En ese territorio pantanoso en el que la mayoría se encoge, sufre y tiende a perderse en el laberinto de la duda, él se agranda, disfruta e incluso se divierte. Hace Carlos Alcaraz (6-4, 5-7 y 6-2, en 2h 12m) toquecitos con la pelota, sonríe y arenga al público desde la silla, mientras Stefanos Tsitsipas recrimina al juez de silla, maldice, se contrae y mira al infinito: ¡Otra vez no!
De nuevo, el español le ha sometido a una tortura. Tras los episodios de Nueva York y Miami, el chico de El Palmar vuelve a rendirle. Lo hace Alcaraz en un duelo que ha transcurrido todo el rato sobre una fina cornisa, en medio de un tenso equilibrio emocional que se resume en un magnífico puñado de dejadas, varios passings que levantan a los aficionados y tres fotogramas: la mirada retadora del murciano al cierre del primer set, cuando Tsitsipas le ha lanzado un feo pelotazo al cuerpo sin ofrecer disculpa alguna; la risa pícara cuando la bola golpea en la red en la recta final y cae dentro; y esos brazos arriba que simbolizan su primera gran noche en Barcelona.
Es la tercera victoria sobre el griego, un volcán, desesperado porque no resuelve el acertijo que le propone un día tras otro el joven. Al número cinco le hierve la sangre, le caen dos amonestaciones por demorarse en su visita al vestuario y definitivamente se rinde. De nada le ha servido esa intentona. En paralelo, Alcaraz cruza otra frontera después de una jornada maratoniana que se resuelve con luz artificial. Los triunfos contra Jaume Munar (doble 6-3, en 1h 10m) y Tsitsipas le permiten ingresar en el top-10 del circuito y le citan hoy en las semifinales (16.00, Teledeporte y Esport 3) con el australiano Alex de Miñaur (6-0 y retirada de Lloyd Harris).
“Diría que tengo una dejada buena y resuelvo bien”, dice primero con picardía. “Se me ha puesto la piel de gallina. Ha sido increíble, impresionante”, continúa después, sabiendo que su ingreso entre los 10 mejores coincide geográficamente con el de Nadal, que lo consiguió el 25 de abril de 2005, cuando el balear elevó su primer Godó con 18 años, 10 meses y 22 días, por los 18, 11 y 20 de él; es el noveno de un listado comandado por Aaron Krickstein (17 y 11 días en 1984). “Nunca vi a nadie irse al baño en mitad del descanso en un set. Creo que él ha querido parar mi buen ritmo, pero no lo consiguió; creo que fue una estrategia para intentar eso”, concluye.
Maratón y pirotecnia
Ha sido una velada pirotécnica, de esas que dejan huella. Tras deshacerse de Munar con una exhibición de servicio y control –en el pulso suspendido la jornada previa por la lluvia–, Alcaraz y su adversario han ingresado en la pista a las nueve menos cuarto de la noche. El español decanta el primer set con una dejada milimétrica y el griego, encendido, lo sella con un tiro al cuerpo que enfada a la grada; el segundo lo inicia Alcaraz sobre ruedas, 4-1 arriba, pero se acelera y se tuerce, y Tsitsipas se reengancha a base de bolas altas para evitar el golpe violento del rival; el último también está cargado de dinamita.
Cuando Alcaraz abre brecha con un 3-0 a su favor, el ateniense (23 años) se enerva, se marcha a la caseta y al volver, recibe dos puntos de sanción. A partir de ahí desconecta, se va del partido y el español sigue deshilachándole para remachar una jornada que ha comenzado a las doce del mediodía, que termina a las once entre júbilo y en la que también ha triunfado Pablo Carreño, citado en la otra semifinal (13.30) con Diego Schwartzman tras deshacerse de Lorenzo Sonego (6-2, 5-7 y 6-2) y de Casper Ruud (4-6, 7-6(8) y 6-3).
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