El Villarreal, un fenómeno cultural

El choque ante el Liverpool conectará al Submarino Amarillo con una entidad especial, un fenómeno cultural que trasciende el fútbol, un gran espejo en el que mirarse

Pau Torres y Vicente Iborra celebran el pase a semifinales de la Champions tras eliminar al Bayern.CHRISTOF STACHE (AFP)

Romper los límites es una de las sensaciones más bellas del deporte. Cuando ves que tu esfuerzo ha dado un fruto enorme, superior a lo que habías logrado hasta ese momento, te das cuenta de lo hermosa que es la competición. Uno es capaz de lograr mucho más de lo que imagina, y esto sucede en cualquier disciplina.

El fútbol nos ha dejado un ejemplo brillante con el Villarreal, uno de los clubes más queridos del fútbol español por su humildad y profesionalidad en la ...

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Romper los límites es una de las sensaciones más bellas del deporte. Cuando ves que tu esfuerzo ha dado un fruto enorme, superior a lo que habías logrado hasta ese momento, te das cuenta de lo hermosa que es la competición. Uno es capaz de lograr mucho más de lo que imagina, y esto sucede en cualquier disciplina.

El fútbol nos ha dejado un ejemplo brillante con el Villarreal, uno de los clubes más queridos del fútbol español por su humildad y profesionalidad en la gestión. El conjunto amarillo ganó la Liga Europa la pasada temporada tras derrotar en la final al Manchester United, culminando su gran logro histórico. Y hace apenas unos días volvió a meterse en las semifinales de la Champions League, situándose entre los cuatro mejores equipos de Europa.

En la víspera de su centenario, una de las citas del fútbol español en 2023, el equipo ha vuelto a dar una lección de ilusión y buen hacer a ojos de todos. Y lo ha hecho sin perder sus raíces: uniendo a un pueblo de apenas 50.000 habitantes en torno a una filosofía de club. Una localidad que va a competir ante los grandes equipos de Madrid, Manchester o Liverpool, ciudades inmensas con las que mantener un pulso sobre el césped.

Si el deporte fuera una ciencia exacta, el desenlace estaría escrito. Es el club con menos experiencia en la gran competición, el más modesto en cuanto a recursos económicos y el menos respaldado por la historia. Pero la fortaleza del grupo les ha permitido tumbar en eliminatorias de ida y vuelta a colosos como Juventus y Bayern de Múnich, auténticos titanes del continente y, en el caso del conjunto alemán, uno de los principales favoritos al gran trono europeo.

Con una plantilla asentada en pilares firmes, como el español Raúl Albiol (campeón de Europa y Mundial) o el argentino Giovani Lo Celso (campeón de América), la eliminatoria puede suponer el gran momento en las carreras de la mayoría de sus integrantes. En momentos así, donde la historia queda ante las manos, la unión del grupo es tan importante como la trayectoria de sus miembros.

Ganarse el respeto

La semifinal ante el Liverpool, uno de los grandes clubes de Europa por historia y por presente, marcará una página inolvidable en la leyenda del club. Y el mayor botín puede estar más allá del resultado: haberse ganado el respeto de todo el continente. Villarreal puede ser una localidad pequeña cercana al Mediterráneo, pero en el planeta fútbol su nombre se ha levantado con fuerza durante años.

La evolución del club ha sido enorme, demostrando poder competir como alternativa a nivel doméstico. Un subcampeonato de Liga y triunfos ante Real Madrid o Barcelona le han convertido en un equipo bien respetado en una de las grandes Ligas del mundo. Y esa sombra ahora se ha alargado en el Viejo Continente. Algo que no se consigue de un día para otro, sino con profesionalidad y confianza en asentar un proyecto.

Es un club que nunca ha dejado de insistir, mejorar, luchar y, sobre todo, creer junto a sus aficionados. Quedan apenas unas semanas para seguir soñando. Ese es el mejor legado que puede dejar un club: levantar el ánimo de quienes apoyan incondicionalmente el rumbo de un equipo.

El choque ante el Liverpool les conectará a una entidad especial, con una de esas aficiones que hacen comunión con el club. Un fenómeno cultural que trasciende el fútbol y crea una identidad colectiva bien potente. Un gran espejo en el que mirarse con vistas al futuro.

El Submarino Amarillo ha dejado de serlo: es una embarcación a flote, viento en popa, a la vista de todos.

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