El Celta desnuda al Athletic

El equipo vigués gana en San Mamés sin demasiado esfuerzo ante un rival deplorable

Aspas protege la pelota ante Vivian.Miguel Toña (EFE)

Nunca lo tuvo tan fácil el Celta para ganar esta temporada, o casi nunca. Apenas encontró oposición en un Athletic negado que empieza a despedirse de sus aspiraciones europeas, que pasaban por hacerse fuerte en San Mamés y pescar a domicilio. Sin embargo, el propósito se desbarató muy pronto. Fue una derrota bilbaína sin paliativos, una victoria céltica sin peros.

La merienda se le atragantó al Athletic en San Mamés; a sus aficionados más bien, que se marcharon al descanso con el sabor amargo de los dos g...

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Nunca lo tuvo tan fácil el Celta para ganar esta temporada, o casi nunca. Apenas encontró oposición en un Athletic negado que empieza a despedirse de sus aspiraciones europeas, que pasaban por hacerse fuerte en San Mamés y pescar a domicilio. Sin embargo, el propósito se desbarató muy pronto. Fue una derrota bilbaína sin paliativos, una victoria céltica sin peros.

La merienda se le atragantó al Athletic en San Mamés; a sus aficionados más bien, que se marcharon al descanso con el sabor amargo de los dos goles del Celta y una primera parte deplorable de su equipo, que no dio una a derechas, a izquierdas o por el centro. Protestaron con silbidos al juego de su equipo, incapaz en las dos áreas, sin respuestas al gol de Iago Aspas después de una desatención llamativa de los rojiblancos y una gran asistencia de Brais. Apenas replicó Berenguer a la salida de un córner con un duro disparo que desvió Dituro.

Con Iñigo Martínez en la grada por lesión, la defensa del Athletic ha dado un bajón importante. El hombre que arreglaba rotos y descosidos no está por ahora y sus compañeros se arreglan como pueden, que no es gran cosa. Cada llegada del Celta era motivo de quebranto y rechinar de dientes en una zaga que se complicaba sola la vida, como a la media hora, cuando tras un saque de banda a favor, Brais estuvo a punto de ampliar la diferencia después del regalo local. Pero poco después los gallegos se llevaron el premio. Vencedor sacó horrible desde la defensa, Williams estuvo poco atento para recuperar, la pelota le llegó a Fran Beltrán, que avanzó desde medio campo para pegar un zapatazo al que Unai Simón reaccionó tarde. Comenzaban los silbidos.

Marcelino optó por la tremenda. Hizo tres cambios en el descanso. Eliminó de la ecuación a Iñaki Williams, Sancet y Vesga, intrascendentes hasta entonces, y sumó a la causa a Villalibre, Nico Williams y Zarraga, juventud al césped. Pero ni con los cambios mejoró un Athletic inane, así que el Celta estaba en su salsa, haciendo lo que quería, sin esforzarse demasiado. Luego, además, perdió a Villalibre por lesión, para más desgracia. Si en la primera mitad se jugó tal como propuso Coudet, en la segunda no se jugó a nada sin que nadie lo propusiese, porque no hizo falta, mejor para los gallegos, que veían a los jugadores de casa correr detrás de sus sombras. Sobraron 45 minutos. Al descanso ya se intuyó lo que iba a suceder.

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