El Bayern pone a prueba el blindaje del Villarreal

La nueva versión defensiva de Emery desafía al equipo más regular de Europa

Albiol y Lewandowski, en una pugna en La Cerámica en la ida de los cuartos de Champions.CHRISTOF STACHE (AFP)

Giuseppe Bergomi, baluarte del Inter de Trapattoni que conquistó dos Copas de la UEFA en la era dorada del fútbol italiano, fue uno más en la multitud de paisanos que se maravillaron ante el “tacticismo” con el que Unai Emery desbarató a su homólogo Massimiliano Allegri en los octavos de final de la Champions contra la Juventus. De visita en La Cerámica para asistir al 1-0 de la ida de cuartos ante el Bayern, la semana pasada, el veterano defensa central catenacciaro corroboró su...

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Giuseppe Bergomi, baluarte del Inter de Trapattoni que conquistó dos Copas de la UEFA en la era dorada del fútbol italiano, fue uno más en la multitud de paisanos que se maravillaron ante el “tacticismo” con el que Unai Emery desbarató a su homólogo Massimiliano Allegri en los octavos de final de la Champions contra la Juventus. De visita en La Cerámica para asistir al 1-0 de la ida de cuartos ante el Bayern, la semana pasada, el veterano defensa central catenacciaro corroboró su impresión: “¡Emery sería un excelente entrenador para la Serie A!”.

Como quien no quiere la cosa, el submarino amarillo se ha transformado en vehículo anfibio, si no en autobús. El color del uniforme del Villarreal no ha cambiado. Pero el carácter, el comportamiento y el estilo del equipo que dirigirá Emery este martes ante el Bayern en el Allianz Arena (21.00, Movistar Liga de Campeones) se parecen poco al que alcanzó las semifinales de la Champions en 2006.

“Me sorprendió un poco lo bajo que defendieron”, observó este lunes Julian Nagelsmann, el entrenador bávaro, evocando el 1-0 de la ida. “En la Liga no defienden tan atrás. En la Champions sí. Contra la Juve bajaron mucho la defensa también. Lo que no me esperaba de un equipo español es que fueran tan físicos, tan intensos, tan firmes en el juego aéreo y en los duelos”.

Si por momentos el Villarreal sobrevivió metido debajo de la mesa en el bombardeo de La Cerámica —22 tiros del Bayern por 12 del equipo local—, en Múnich la lluvia amenaza con descargar el triple. A la zaga que lideran Pau Torres y Raúl Albiol le espera el peor oponente en el más inhóspito de los escenarios. Con dos títulos de Champions, cuatro finales y cuatro semifinales, desde 2010 los ratios de control del balón y ocasiones generadas indican que el Bayern ha sido el equipo que ha competido con más regularidad en la excelencia. Ganara o perdiera, siempre mostró un rigor y una eficacia insoslayables. Hasta que se topó con el autobús de Emery.

El 1-0 de la ida supuso algo extraordinario. No solo fue la primera derrota del Bayern esta temporada en Champions. Fue la primera derrota que sufre el conjunto alemán fuera de casa en 22 partidos, y fue consecuencia de la descomposición insólita de sus líneas de presión y sus circuitos creativos. Suficiente para provocar escozor en las oficinas y los vestuarios de Säbener Strasse, en donde las disonancias existentes desde hace meses entre plantilla y entrenador comienzan a aflorar a propósito de las dificultades.

“¡No estamos en crisis!”, proclamó Neuer, antes de que nadie le insinuara nada de crisis alguna, este lunes en la conferencia previa al partido. “¡Nos entendemos todos a la perfección!”.

Juntos en ataque y defensa

Resulta irónico que el Bayern, históricamente vinculado a defensas rocosas desde que Beckenbauer se hizo líbero, se desestabilice al contacto con el Villarreal porque no le pudo meter ni un solo gol. Equipo de tradición alegre, representante cabal del fútbol elaborado y atrevido que ha caracterizado a la escuela española en el presente siglo, el Villarreal experimenta una mutación que traslada su baricentro al eje de la zaga, formando incluso un 4-4-2 netamente conservador, como en la ida. “Este equipo creció en la medida en que se adaptó a lo que los rivales le exigían desde que progresó hasta la final de la Europa League la temporada pasada”, explica Emery. “En ese proceso fuimos encontrando rivales a mayor nivel colectivo e individual que nos exigieron mucho y de manera diferente”.

“Lo vemos en los entrenadores con más éxito”, apuntó Emery, “los equipos competitivos hoy en día son los que juegan juntos en ataque y en defensa. La mejor manera de ser competitivos con los recursos que tienes es estar compactos, y este Villarreal ha crecido en eso”.

El entrenador del Villarreal pareció evocar a Thomas Tuchel, último colega campeón de la Champions, famoso por renunciar al ingenio ofensivo para fortificarse con cinco defensas y un doble pivote de libro. Nada que resultase extraño al Villarreal de la ida contra el Bayern, reforzado en las alas con Coquelin y Lo Celso, dos volantes acostumbrados a defender, y con Parejo y Capoue en el doble pivote, en detrimento de jugadores más ágiles en ataque como Pino, Chukwueze, Trigueros o Pedraza.

“Tenemos que afrontarlo con naturalidad”, advirtió Emery, sobre el partido que espera a sus hombres en Alemania, “en el sentido de saber que por momentos defenderemos muy juntos, muy bajos, muy cerca de nuestra área contra muchos rivales que nos atacarán. Hay que tratar de que todo eso sea algo previsible para nosotros y de ser capaces también de conseguir posiciones en el campo para poder desplazarnos y ganar espacios teniendo el balón”.

La fórmula contragolpeadora ha rendido pocos beneficios en la Liga, en donde marcha séptimo. En el último mes, el Villarreal no ha conseguido superar a rivales más débiles, como Cádiz, Levante, Osasuna o Athletic. Pero en la Champions, contra equipos grandes y obligados por historia y por jerarquía de jugadores, ha generado confusión.

“Van a defenderse como hicieron contra la Juventus y contra nosotros en la ida”, anticipó Nagelsmann. “Tenemos que ser más ambiciosos y presionarlos más. Hace falta que seamos más intensos, con balón y sin balón, para evitar que ellos salgan jugado con gente como Pau Torres, que tiene muy buen pie”.

El Villarreal está a un paso de acceder a la segunda semifinal de su historia. Tiene un gol de ventaja y acude a Múnich a protegerse de la carga bávara con su blindaje nuevo. Si el Bayern no supera las dudas que lo embargan, el destino estará en manos de los visitantes resistentes.

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