Silva se exhibe en la victoria de la Real Sociedad en Elche

El cuadro donostiarra se mantiene en la carrera por la Champions tras imponerse (1-2) en un partido vibrante que entrampa a los ilicitanos en la batalla por la permanencia

David Silva (d) protege el balón ante Gerard Gumbau, del Elche, durante el partido (1-2) disputado este domingo en el estadio Martínez Valero.Manuel Lorenzo (EFE)

La Real Sociedad ganó en Elche, se mantiene en la carrera por la Champions y constriñe el fondo de la tabla, que puede definirse algo más en un duelo que el sábado próximo enfrentará a los ilicitanos, cuatro puntos sobre el descenso y de nuevo como locales, ante el Mallorca.

El Elche marcó de inicio porque supo explotar los costados ante el rombo que le planteaba la Real para hacerse fuerte por dentro, pero que abrió un camino hasta la coci...

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La Real Sociedad ganó en Elche, se mantiene en la carrera por la Champions y constriñe el fondo de la tabla, que puede definirse algo más en un duelo que el sábado próximo enfrentará a los ilicitanos, cuatro puntos sobre el descenso y de nuevo como locales, ante el Mallorca.

El Elche marcó de inicio porque supo explotar los costados ante el rombo que le planteaba la Real para hacerse fuerte por dentro, pero que abrió un camino hasta la cocina que aprovechó Fidel para conectar con Mojica. El lateral colombiano le dio a Carrillo una ventaja en el área que el delantero no dejó pasar. La Real tardó en ajustarse, pero su reacción fue vibrante porque además le dieron valor dos detalles, la capacidad para hacerse con el partido a través de la pelota y la casta de un rival muy esforzado.

Todo lo que sucedió a partir de entonces fue excepcional, la batalla entre un Elche agresivo para robar la pelota y una Real que la gestionó con templanza y clase. Ahí emergieron Merino y Rafinha, siempre presentes en los vértices del rombo, pero sobre todo quien se mostró fue David Silva, potenciado por ese dibujo. Acaba de cumplir 36 años y su contrato finaliza en junio, así que cada sorbo que ofrece hay que degustarlo con el bouquet de los mejores vinos.

En Elche ofreció una explosión de sabores futbolísticos. En los resúmenes saldrán dos monumentales centros que habilitaron los testarazos de Sorloth y Le Normand que remontaron el partido antes del descanso. Pero hubo más: movimiento, asociación, controles orientados, sombreros que parecieron chisteras propias del ilusionista que es, juego a uno o dos toques para mover y abrir a la defensa. Silva es historia del fútbol español, pero a día de hoy, cuando se pone a jugar al fútbol, no hay muchos jugadores mejores que él en LaLiga. A un cuarto de hora del final se fue ovacionado por tirios y troyanos.

La Real apabulló al Elche, aunque nunca dejó de estar expuesta en la zaga. La cascada de oportunidades le compensó sobre la asunción de riesgos. Por el camino hacia la remontada despreció incluso un penalti que Isak colocó en la red, pero que el árbitro anuló por grosera paradinha del sueco, que se brasileñizó más de lo aconsejable. El intento desde los once metros acabó en libre indirecto en contra y tarjeta amarilla en una aplicación del reglamento que se aprobó en 2016. Años atrás, a Xabi Prieto le habían amonestado por una acción así en un derbi vasco de hace doce años, pero entonces le permitieron repetir el lanzamiento. Isak, por el contrario, se quedó con un palmo de narices.

El descanso alivió al Elche porque la Real volvió a entrar perezosa en el partido. Hasta que Silva, Merino y Rafinha empezaron a hilar. El mago de Arguineguín no dudó en retrasar su radio de acción para controlar el partido. Estaba en la hora del recreo. No solo dominó el partido, sino que dio la sensación de pasárselo en grande.

Pero el Elche siempre estuvo en el partido. Aguantó el tirón del rival y el de algún percance como la que sacó del partido a su goleador Carrillo. Y acabó arriba, ambicioso en busca de un empate que acarició Ponce con un remate que casi besó el palo. Fue entonces cuando Imanol tomó decisiones, desmontó el rombo, vigorizó la zaga y la medular, se quedó sin la pelota, pero guardó el tesoro de los tres puntos.

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