Márquez se crece en el drama mientras Bastianini repite triunfo en el GP de Las Américas

El joven italiano de Gresini gana en Austin, donde el de Honda firma una magnífica remontada: de la última a la sexta posición tras un fallo técnico en la salida

Enea Bastianini durante la carrera de MotoGP del Gran Premio de las Américas disputado en el circuito de Austin.Eric Gay (AP)
Barcelona -

La bandera llena de estrellas, coreado y aplaudido el himno a capela, el viento soplaba sin tregua y miles de ojos se posaron en la moto con el número 93. Todas las miradas apuntaban a la tercera fila de la parrilla, donde formaba Marc Márquez, el hombre que más veces ha ganado en el circuito de Las Américas, siete desde el 2013. El tipo que revolucionó el estilo de pilotaje y guió a toda una nueva generación de pilotos. Volvía a competir.

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La bandera llena de estrellas, coreado y aplaudido el himno a capela, el viento soplaba sin tregua y miles de ojos se posaron en la moto con el número 93. Todas las miradas apuntaban a la tercera fila de la parrilla, donde formaba Marc Márquez, el hombre que más veces ha ganado en el circuito de Las Américas, siete desde el 2013. El tipo que revolucionó el estilo de pilotaje y guió a toda una nueva generación de pilotos. Volvía a competir.

Tras volar por los aires en Mandalika, tres fines de semana antes. Tras recuperarse de una diplopía, la segunda (y el segundo traumatismo craneoencefálico) en apenas cinco meses. Superados los problemas de visión doble, recuperadas casi a la fuerza las ganas de volver a ponerse a 300 km/h, el público esperaba un regreso a lo grande de Márquez. Y su vuelta contó, incluso, con más drama del esperado. La Honda del español se quedó clavada en la parrilla: al activar el dispositivo de salida, la moto falló —“problema técnico”, alegaría después. Y el chico cayó a la última posición. Desde allí, desde la 24ª plaza, inició la remontada. Una más para su historial. Aunque no fuera una cualquiera.

Mientras Márquez escalaba posiciones, salvaje su frenada al inicio de la curva uno, en plena subida, donde firmó muchos de sus adelantamientos, hasta cruzar la meta en una nada despreciable (y poco celebrada) sexta posición, un chaval de Rimini, criado entre las playas del adriático y el circuito de Misano, volvía a dar la sorpresa con su Ducati satélite del año 2021. Con esa máquina, que ya hizo soñar a los miembros del equipo Gresini en la primera carrera del año, en Qatar, se apuntó Enea Bastianini, 24 años, un talento brutal, su segunda victoria en MotoGP, la segunda también esta temporada.

El italiano, líder del campeonato, es el primer piloto que repite en la primera posición en este 2022 que sigue teniendo en su referente a un Márquez lastrado por dos años de continuas lesiones, recaídas, operaciones y accidentes brutales. El último, en Indonesia, durante la segunda carrera del curso, le volvió a dejar la moral por los suelos. Visto su ritmo, admirada su velocidad en el circuito texano este domingo, pese a los problemas en la salida, pareció divertirse tanto entre adelantamiento y adelantamiento —puro espectáculo, la rueda trasera en el aire en plena frenada, como cuando rebasó a Aleix Espargaró; cabezón y confiado en su lucha con Quartararo en las últimas vueltas— como resignado se le vio al entrar al box al término de la carrera. Un sexto puesto sabía a premio de consolación para un deportista que siempre corre para ser el mejor. “Nunca me gusta decir que si no hubiese tenido tal problema, hubiese peleado por ganar, pero el ritmo era para ganar, para pelear o para estar en el podio seguro”, declaró.

El GP de las Américas tuvo, para suerte del espectador, más nombres propios. Y más adelantamientos aplaudidos. Como los que firmó Alex Rins, tan convencido encima de su Suzuki, agresiva en las frenadas, magnífica en aceleración, como dulce fue su inicio de carrera: desde la séptima hasta la segunda posición final. Buscó el ápice de la curva once una y otra vez el de Barcelona para imponerse en sendas batallas de ida y vuelta, deliciosas, al límite, con Zarco y con Miller.

El australiano, por cierto, tuvo que conformarse con la tercera plaza después de haber liderado al pelotón durante 15 vueltas. Las que le dieron de margen otras dos Ducati, la de Martín, que volvió a acusar el desgaste de los neumáticos en los giros finales (terminó octavo), y la de Bastianini, la moto más vieja de las tres. Curiosamente. Pero en este juego manda casi tanto el indio como la flecha. Y Bastianini luce las plumas como nadie.

Récord de la pista y una hamburguesa para el mejor

La cena de los campeones, en Austin, es una señora hamburguesa. Ese era el menú que esperaba a Enea Bastianini la noche del domingo en el centro de la ciudad. Supo el piloto, pura frescura para un campeonato que vive una nueva era, sin Rossi y con Márquez como el veterano de la parrilla, controlar los tempos de la carrera a la perfección. Siguió la rueda de otra Ducati, la de Miller, que impuso la premura en el pelotón, hasta que sintió el aliento de la Suzuki de Alex Rins en el cogote. “Es el momento de forzar, de intentar ponerse delante, pensé. El neumático delantero estaba alcanzando una temperatura altísima”, explicó el de Rímini.

Dicho y hecho. Firmó la vuelta rápida y le arrebató a Márquez el honor de actualizar su propio récord de la pista (vigente desde hace ocho años), rapidísimo como rodaba unos cuantos metros por detrás. Velocidad y tozudez: buscó el interior de la curva 12 para pasar a Miller y enfilar el camino del triunfo. “Tiré como un cabrón”, remató el italiano.

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