Aleix Espargaró: “Ya no sabía de dónde sacar la motivación”
El piloto de Aprilia ganó su primera carrera en el Mundial el domingo pasado a los 32 años y es el nuevo líder de MotoGP después de años llenos de altibajos, dudas y un amago de retirada del que habla sin tapujos
Debutó en el Mundial un mes de noviembre, cuando ya agonizaba la temporada, y a los 15 años. No era más que un outsider. Y durante un tiempo así siguió, como una suerte de forastero, a quien se le daban oportunidades con cuentagotas y de forma casi arbitraria. Y así fue durante años. El domingo pasado ganó su primera carrera en el Mundial. Ahora que ya tiene 32, edad a la que muchos se retiran de la competici...
Debutó en el Mundial un mes de noviembre, cuando ya agonizaba la temporada, y a los 15 años. No era más que un outsider. Y durante un tiempo así siguió, como una suerte de forastero, a quien se le daban oportunidades con cuentagotas y de forma casi arbitraria. Y así fue durante años. El domingo pasado ganó su primera carrera en el Mundial. Ahora que ya tiene 32, edad a la que muchos se retiran de la competición, Aleix Espargaró (Granollers, Barcelona) se siente más capaz que nunca. Llega a Austin -la carrera, este domingo, a las 20.00, en DAZN, con Jorge Martín en la pole y Aleix, 13º- con la ambición disparada y como líder de MotoGP.
Pregunta. Se acaba de tatuar en la muñeca la palabra resiliencia. ¿Cuál fue ese momento clave de su vida en que tocó fondo?
Respuesta. A finales de 2018. No era feliz. Y yo tengo una cosa muy clara: en esta vida lo primero es ser feliz, luego viene todo lo demás. Aquel año, en MotoGP, no era feliz. Y pensé realmente en dejarlo, cambiar de aires. Estuve a punto. Recuerdo una cena con mi mujer un par de semanas antes de Navidad: ‘Laura, hagamos otra cosa. Ya tengo 30 años y no soy tan tonto, no es que solo sepa darle gas a la moto. Soy capaz de hacer muchas otras cosas. Y podría pasar más tiempo con vosotros’, le dije. Ella me apoyaba al máximo. Pero llegó Massimo Rivola [director deportivo de Aprilia], puso orden en el equipo, cambió el proyecto y me convenció para que lo intentara una vez más. Fue la clave.
P. ¿Fue por eso que decidió seguir corriendo?
R. Sí, por los cambios que vi en la fábrica, en Noale. Aquel diciembre, Rivola me dijo que llegarían nuevos ingenieros, que confiaba mucho en mí. El equipo creció. Y todo aquel cambió me dio la energía positiva que necesitaba. Yo tenía el depósito vacío, ya no sabía de dónde sacar la motivación. Y mira que soy una persona positiva. Pero no podía. Llevábamos cuatro años en que dábamos pasos hacia atrás.
Me afectó ver que no progresaba. Sentir que pilotaba bien, pero que con eso no valía
P. ¿En este tiempo, qué lesión le ha dejado más tocado?
R. No es que físicamente las lesiones me hayan afectado mucho en el plano mental. Estamos muy acostumbrados a lesionarnos durante toda nuestra carrera deportiva. Forma parte del juego. Pero sí me afectó chocar una y otra vez contra la misma pared, ver que no progresaba. Sentir que pilotaba bien, pero que no pasaba de la 12ª posición, que me caía, que no había manera. Y eso sí que te afecta. En este mundo no es solo el indio, sino también la flecha.
P. Al ganar la semana pasada en Argentina recordó aquellos malos momentos.
R. Desde muy pequeño mi sueño fue esto, mi vida siempre estuvo ligada a MotoGP. Pero tenía muy claro que la prioridad era ser feliz. Y desde que nacieron mis hijos, lo que más me ha costado de mi trabajo es estar de viaje. Si tienes que estar lejos de ellos, tiene que valer la pena. Si no eres feliz, nada de eso tiene sentido. Por eso me lo empecé a replantear todo. Mis hijos tenían entonces seis meses. Tuve la suerte, que no tienen todos, de estar rodeado de un entorno magnífico. Ellos y mi mujer han sido claves en mi carrera deportiva. Otros pilotos no han tenido la misma suerte y en determinados momentos se han perdido. En la vida de un deportista de élite hay días en que te puedes llegar a sentir muy solo, especialmente cuando las cosas no van bien. Ahora todo el mundo te abraza y te sonríe. Pero hay momentos difíciles en que, si no estás rodeado de la gente adecuada, todo se hace más difícil.
Si tengo que estar lejos de mis hijos, esto tiene que valer la pena
P. ¿En qué pensaba cuando rompió a llorar, su mujer al teléfono, el otro día al ganar en Termas de Río Hondo?
R. No podía ni articular palabra, poder hablar con ella y escuchar su voz fue brutal. Me hubiera hecho mucha ilusión que pudieran estar allí Laura y los peques, poder compartirlo con ellos hubiera sido brutal. Tuve mucha suerte de que en el primer podio con Aprilia en Silverstone ellos estuvieran allí. Sinceramente, no sé si fue más bonito el domingo de Silverstone o el de Argentina, porque la felicidad si no la compartes no tiene sentido.
P. En todo este entramado, ¿qué papel juega la bici?
R. Puede parecer que la bici es una herramienta de entrenamiento. Y lo es. Pero me ha aportado mucho más a nivel mental. Ha sido mi refugio durante mucho tiempo porque encima de la bici no hay excusas. Allí estás tú solo. Y de ti depende la mejora de la que seas capaz. Yo soy una persona muy profesional, me gusta muchísimo entrenar y cuidar todos los aspectos de mi vida. Y me agarré a la bici como a un clavo ardiendo. Me aficioné a la nutrición y a la preparación física para mejorar con la bici. Y fue esa mi manera de desviar la atención de las motos, de estar centrado, feliz, positivo.
P. Su técnico, Antonio Jiménez, decía en Argentina que tienen una moto “de la maddonna”.
R. Es difícil juzgar dónde está la Aprilia en relación con las otras fábricas. Lo que sí que sé es que para mí es una muy buena moto. Tengo la sensación de que esta Aprilia es una prolongación de mi cuerpo: pienso que la moto debe ir allá y va allá; quiero que frene en un punto y frena en ese punto. Y eso es algo que me hace sentirme muy orgulloso. Porque la he hecho yo esta moto. Y, ahora, por fin, es una moto muy competitiva. No sé si sería capaz de ir mucho más rápido con alguna otra moto. La gran diferencia este año ha sido el paso adelante que hemos podido hacer con el motor. El de este año gira a más revoluciones, corre más y me permite no solo ser más competitivo, sino también no sufrir detrás de otros y poder adelantar. Si la carrera de Argentina hubiera sido el año pasado, no sé cómo hubiera adelantado a Jorge Martín; este año pude adelantarle en la recta porque tenía tracción y porque el motor me acompañaba. Sin eso, ¿cómo ganas? Hubiera sido segundo.
P. ¿Es realista pensar en Aprilia peleando por el Mundial?
R. Es realista. Es un sueño, pero creo que como mínimo nos hemos ganado el derecho a soñar. Estoy líder de campeonato y si lo estoy es porque he sido el más regular y el más rápido en las tres primeras carreras. ¿Por qué no podemos Aprilia y yo pensar que podemos ganar? Será difícil, tenemos que ir carrera a carrera y tener los pies en el suelo, pero sí, somos candidatos al título.
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