El Madrid saca pecho
Antes de la visita del PSG en la Champions, los de Ancelotti no se distraen y derriban con contundencia a la Real para ampliar a ocho puntos su ventaja en cabeza de la Liga
Las cavilaciones sobre la remontada que necesita contra el PSG en la Champions no distrajeron al Real Madrid del rumbo que se ha fijado directo a la Liga. El empate del Sevilla el viernes les dejaba la oportunidad de ampliar a ocho puntos la ventaja en cabeza de la tabla, y, jugando al ritmo del inacabable Luka Modric, la aprovecharon, después de remontar, como precisan el miércoles. Después también de un emotivo recuerdo previo a la invasión de Ucrania, con pancarta en la grada, camisetas de los jugadores y foto conjunta de los equipos, que arroparon al ucranio Lunin, afectado luego en el ban...
Las cavilaciones sobre la remontada que necesita contra el PSG en la Champions no distrajeron al Real Madrid del rumbo que se ha fijado directo a la Liga. El empate del Sevilla el viernes les dejaba la oportunidad de ampliar a ocho puntos la ventaja en cabeza de la tabla, y, jugando al ritmo del inacabable Luka Modric, la aprovecharon, después de remontar, como precisan el miércoles. Después también de un emotivo recuerdo previo a la invasión de Ucrania, con pancarta en la grada, camisetas de los jugadores y foto conjunta de los equipos, que arroparon al ucranio Lunin, afectado luego en el banquillo.
La noche, que empezó emocionada, terminó bien para el Madrid, pero no discurrió en línea recta. Ancelotti llevaba tanto avisando de que iban a abandonar la comodidad retrasada desde la que esperaban a los rivales, que Alguacil llegó con un sólido plan de fuga. Las primeras veces que el Madrid se lanzó a apretar arriba, la Real veía el espacio que quedaba libre detrás de los contrarios y ahí volaba la pelota. Isak la domaba con la cabeza, se la dejaba a Silva, y ahí estaba ya la amenaza, inmediata. La Real escapaba sin temblores y en una de esas primeras fugas Silva se plantó con el balón en el área y Carvajal se lo llevó por delante. Oyarzabal, con esa frialdad suya de dos tiempos, con el saltito de pausa, envió el penalti a la base del poste izquierdo de Courtois, que se alargó y se alargó, y a punto estuvo de alcanzarla. Pero no.
Apenas se había meneado el encuentro y la Real ya iba por delante. Además, vivía con cierta tranquilidad, con la línea de defensas y la de centrocampistas muy juntas, cerca de su frontal. El Madrid fue poco a poco avanzando hacia ese doble muro, meciendo el juego de un lado a otro, pero sin provocar alteraciones de pulso. Solo Rodrygo, titular en lugar de Asensio, inquietaba a Gorosabel, con el regate y la búsqueda de espacios. Un tormento toda la noche por aquella zona.
A diferencia de lo que ha marcado la temporada, esta vez era la banda derecha la que cargaba y cargaba. Tanto que Modric, dueño del mando del juego, abandonó definitivamente el costado izquierdo por el que se había movido unos minutos para explotar este otro de manera más insistente.
La Real contemplaba con comodidad el avance de los rivales, afanados en llevar la pelota de un lado a otro, pero sin dar con las grietas. Los txuriurdin veían pasar el tiempo, pero en esa fase contemplativa tampoco inquietaban a los atacantes. Aunque se guardaba la baza de volver a buscar el espacio vacío en la trastienda de la presión alta del Madrid. Aunque después de algo menos de media hora aquello comenzó a fallar.
El Madrid conseguía robar cada vez más cerca de Remiro. La Real ya no encontraba las escapatorias que tanto la habían aliviado al comienzo. Los de Ancelotti empujaban y empujaban, en especial por la derecha. El partido se fue volcando hacia ese lado, de manera que la amenaza de Rodrygo fue despejando el panorama de Vinicius en el otro lado.
Aunque el cambio definitivo de tono lo provocó Camavinga, alistado por las bajas de Kroos, lesionado, y Valverde, con gripe. El francés se encuentra más cómodo jugando a un lado de Casemiro que en el lugar del brasileño, que es donde le había colocado Ancelotti en su anterior titularidad, contra el Granada. Su desparpajo luce más con las espaldas cubiertas. Y terminó de explotar con un disparo seco desde fuera del área que rozó levemente a Illarramendi y se coló fuera del alcance de Remiro.
Camavinga embocó el empate y terminó de disparar al Madrid con un robo al poco de que la Real sacara de centro. La jugada terminó en gol de Benzema, pero el VAR descubrió un fuera de juego. No importó. El encuentro se había dado la vuelta del todo y antes de que llegara el descanso Modric ya había puesto a su equipo en ventaja. Lo había ido haciendo de manera progresiva a través del juego, y también lo hizo con un zurdazo desde fuera del área después de un recorte de ilusionista a David Silva, otro mago.
El descanso no provocó ninguna variación en el equilibrio del partido, pese a que Alguacil introdujo a Rafinha y a Djouahra. El Madrid encontró cada vez más puntos débiles, con Vinicius menos vigilado y agitando rivales como antaño. Con Rodrygo y Benzema construyó otro gol que borró el VAR y poco más tarde provocó un penalti de Elustondo, que le derribó sobre la línea lateral del área. Lo anotó Benzema y luego Asensio, recién salido del banquillo, le puso el lazo a la goleada con la que esperarán el miércoles al PSG.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.