Final previsible con guion sorprendente: el Barça derrota al UCAM Murcia entre escalofríos

Los azulgrana superan la orgullosa resistencia del conjunto de Sito Alonso, que llegó a remontar 16 puntos de desventaja (103-90), y se citan con el Madrid en la pelea por el título de Copa por novena vez en las últimas 13 ediciones

Mirotic lanza ante WebbJorge Zapata (EFE)

El baloncesto, en España, es un deporte que juegan cinco contra cinco en el que (casi) siempre gana o Madrid o Barça. Los dos grandes se han repartido las 12 últimas Copas del Rey (seis para cada uno) y en Granada disputarán el noveno clásico por el título en las últimas 13 ediciones. Cuando acabe la final de este domingo (18.30, #Vamos) blancos y azulgrana se habrán repartido 33 de los últimos 37 títulos nacionales disputados. Un final previsible junto a la Alhambra, pero con un guion sorprendente.

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El baloncesto, en España, es un deporte que juegan cinco contra cinco en el que (casi) siempre gana o Madrid o Barça. Los dos grandes se han repartido las 12 últimas Copas del Rey (seis para cada uno) y en Granada disputarán el noveno clásico por el título en las últimas 13 ediciones. Cuando acabe la final de este domingo (18.30, #Vamos) blancos y azulgrana se habrán repartido 33 de los últimos 37 títulos nacionales disputados. Un final previsible junto a la Alhambra, pero con un guion sorprendente.

El Barça derrotó entre escalofríos a un conmovedor UCAM Murcia, que estiró su umbral de resiliencia hasta extremos inauditos para remontar 16 puntos de desventaja y pelearle a Goliat el partido hasta los últimos minutos. McFadden echó abajo la obra de Laprovittola y entre Mirotic y Kuric (14 puntos, 11 de ellos en el último cuarto) enderezaron el rumbo del vigente campeón.

La noche valió por varias vidas. Laprovittola marcó la senda y el Barça cogió carrerilla en un santiamén, de nuevo sin freno como ante el Manresa. Liberado de la responsabilidad de subir el balón, el base argentino ejerce esta temporada de artificiero azulgrana y no tardó en dinamitar el partido, con 8 puntos y un 2 de 3 en triples antes incluso de romper a sudar. Indetectable para los radares de las defensas rivales y certero como en sus días de mvp con el Joventut, Lapro vio claro el filón rumbo a la final ante un Murcia tan tieso como nervioso. Después de exprimir sus fuerzas para culminar la hazaña ante el Valencia en cuartos, el conjunto de Sito Alonso pecó de candidez y desacierto (1 de 11 en tiros de campo de inicio) en la puesta en escena.

Abrumados ante el panorama y con los argumentos traspapelados, el UCAM languideció en la pista y en el marcador ante un Barça incontenible. Del 16-6 a los seis minutos, al contundente 32-16 con el que se culminó el primer cuarto. En su particular contrarreloj copera los de Jasikevicius doblaron a su rival prácticamente en la recta de salida. Con un 5 de 6 en tiros de dos, un 6 de 8 desde el perímetro, y una potente pedalada a modo de rodillo. Una tormenta azulgrana que apenas pudieron achicar Webb y Cate.

Pero la estampida del Barça fue tan impetuosa que levantó una polvareda en la que se perdió hasta el propio conjunto azulgrana. Perdieron la perspectiva y se les saltó la cadena. Ya sin miedo ni presión, el Murcia se empeñó en darse otro homenaje en Granada. El Barça pecó de suficiencia, bajó el pistón, cayó en el ritmo murciano, y concedió una rendija por la que se coló un trepidante McFadden. El escolta estadounidense, entrenado en Burgos para las gestas, entró en combustión y encabezó un parcial de 9-27 que permitió al Murcia volver del más allá para reengancharse al partido (43-43, m. 17). La numerosa afición pimentonera desató el sí se puede mientras se frotaba los ojos. Volvió Laprovittola para secar los sudores a los suyos con cinco puntos consecutivos pero, para entonces, la mejoría defensiva del UCAM le había convertido en un equipo correoso y desacomplejado. El Barça se marchó al entreacto con la sensación de que no había terminado de ajustar la cadena para volver a rodar.

El duelo entre Laprovittola y McFadden se cerró con un 16-12 a favor del argentino. Pero el Murcia replicó al 9 de 16 en triples del Barça con un 6 de 11. El conjunto de Sito Alonso pasó de los 32 puntos encajados en el primer cuarto a los 33 anotados en el segundo. Un apasionante espectáculo con 104 puntos en 20 minutos (55-49) y la sensación de haber rescatado del limbo de lo previsible un partido que pareció sentenciado en el prólogo.

Pero había mucha novela por delante. Cuando el Barça se despertó, McFadden seguía metiendo triples. Y a su agitación febril se sumaron Taylor, Webb y toda la hinchada murciana (59-59, m. 23). El UCAM apuró la Copa con la pasión como combustible. Y Tomás Bellas abrazó la gesta con otro triple más que completó el volantazo al marcador (65-66, m. 27). Czerapowicz fue más que Jokubaitis en ese tramo, los gritos de Jasikevicius se perdieron entre la algarabía de las gradas y Augusto Lima machacó para poner el 65-70. Faltaba el paso al frente de Mirotic y, con seis puntos consecutivos de su estrella, el Barça logró entrar por delante en la recta de meta (73-72, m. 30).

No le importó a McFadden que, apurando su umbral de sufrimiento, volvió a poner la igualada (78-78, m. 33). Pero a cada minuto, conforme escalaba Sierra Nevada, al Murcia se le multiplicaba la ilusión y la asfixia. Hasta el límite de sus fuerzas. Jokubaitis y Kuric fueron el oxígeno del Barça y el cuerpo le dijo basta a McFadden, que cayó rendido y lesionado mientras los de Jasikevicius entraban en calor (89-80, m. 35). El tercer triple de Kuric trasladó la orgullosa carroza murciana del Mirador de San Nicolás, con vistas a la Alhambra, al Paseo de los Tristes para llorar con honor lo que pudo ser y no fue. El todopoderoso Barça estaba en la final para intentar revalidar el título en el clásico interminable. Una final previsible tras un guion sorprendente.


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