Queralt Castellet: “Estamos todo el rato jugando con el límite de lo posible, con el riesgo, con la adrenalina”
Entrevista a la ‘rider’ de Sabadell, abanderada española en Pekín 2022 y favorita a medalla en sus quintos Juegos Olímpicos de invierno
Brecha horaria: diez de la mañana en Madrid, España, 10 grados centígrados; cinco de la tarde en la villa olímpica de Zhangjiakou, China, 180 kilómetros, una hora en tren, al norte de Pekín, 15 bajo cero. Queralt Castellet al teléfono. Brecha cultural: 1080 es para toda una generación el número de recetas de cocina que contenía el libro Simone Ortega con el que aprendía a cocinar; para otra, para la que ahora habla, 1080 es no más que 360 por tres, tres veces los grados de una circunferencia,...
Brecha horaria: diez de la mañana en Madrid, España, 10 grados centígrados; cinco de la tarde en la villa olímpica de Zhangjiakou, China, 180 kilómetros, una hora en tren, al norte de Pekín, 15 bajo cero. Queralt Castellet al teléfono. Brecha cultural: 1080 es para toda una generación el número de recetas de cocina que contenía el libro Simone Ortega con el que aprendía a cocinar; para otra, para la que ahora habla, 1080 es no más que 360 por tres, tres veces los grados de una circunferencia, tres vueltas en el aire sobre una tabla en un parque urbano (skateboard), sobre una tabla de surf, calzando unos esquís sobre la nieve (freeski) o, como Castellet, la, en cierta forma, cabeza más visible del equipo olímpico español en los Juegos de Pekín, y, junto a Ander Mirambell, su abanderada en la inauguración del viernes (13.00, Eurosport), sobre una tabla en la nieve (snowboard) en un halfpipe, un canal en U con paredes de hormigón de siete metros cubiertas de nieve sobre las que se desliza vertical y vuela ingrávida, y es la reina de la acrobacia. La rider (así se llaman los practicantes de snowboard, ni esquiadores ni skaters) de Sabadell lleva la mitad de su vida, 16 de sus 32 años, en la elite mundial de su especialidad. Inició su camino olímpico en 2006, en Turín. Los de Pekín serán sus quintos Juegos.” Estamos todo el rato jugando con nuestros límites, con el riesgo, con la adrenalina”, dice. Y es una de la favoritas para conseguir medalla.
Pregunta. ¿Qué es el 1080, una de las cifras que más se repiten en su mundo?
Respuesta. Son grados. Es nuestro lenguaje. 360 es una vuelta, 720 dos, 1080, tres...
P. ¿1080 es el santo grial de su mundo? ¿La medida del nivel de los riders?
R. Hacemos elementos en el aire, rotaciones, invertidos, todo tipo de trucos [traducción directa del trick inglés, la palabra universal de los riders para designar a sus elementos], y depende de su dificultad y de la altura que cogemos en el aire, puntúan más o menos. Las rondas de halfpipe son entre cinco y seis saltos en los dos lados del pipe [canal], y cuanta más dificultad, mejor. Puntúan dificultad, variedad, amplitud, ejecución... 1080 es un elemento, un elemento bastante difícil, pero hay muchas variedades, el invertido, doble cork, doble invertido, si lo aterrizas en switch, en plancha…
P. Sus quintos Juegos. ¿Qué le empuja? Media vida justa, de los 16 a los 32...
R. Me llevan muchas fuerzas. El deporte del snowboard, freestyle, freeski y, en mi caso, half pipe, desde 2006, cuando yo empecé a competir internacionalmente, ha tenido una evolución sobrenatural, increíble. Yo he tenido que evolucionar también, he tenido que llevar una progresión ascendente y aprender cada año... Ello me lleva a una experiencia que creo que es superespecial, ¿no? No necesito marcarme objetivos muy raros o muy grandes o muy de otro mundo. Simplemente para seguir la progresión de mi deporte ya debo estar progresando cada día, y aprendiendo cada, día... Y eso ya es muy especial.
P. Y haciendo eso parece que lleva la contraria a la naturaleza humana, que nos hace más prudentes cuanto más viejos nos hacemos… Usted, al contrario, va buscando más dificultad cada año, hasta el límite de lo imposible, ensanchándolo.
R. Estamos todo el rato jugando con ese límite, con el riesgo, con la adrenalina. Es algo de lo que nos nutrimos. Es lo que nos gusta. Es lo que comporta vivir esto, vivir este deporte. Es lo que me da la motivación que tengo.
P. ¿Siente como si bailara con el miedo a caerse, a romperse? ¿Lo necesita para dominarlo?
P. Sí.
P. La mayoría de los deportistas hablan de pasión por lo que hace, pero cuando entra la adrenalina por medio empieza a hablarse de adicción al riesgo…
R. No creo que sea una adicción, es simplemente algo muy bonito, algo que me gusta mucho hacer, y que tengo la oportunidad de hacer, y por eso lo hago. Pero no lo veo como una adicción, aunque, obviamente, es algo que me gusta mucho... No sé... Creo que adicción tiene valor negativo...
P. ¿La adrenalina no engancha? Hay deportistas extremos que afirman que si no arriesgan su vida no pueden vivir…
R. No, yo no lo vivo de ese modo... Solo supongo que me gusta sentir esto.
P. Usted hizo gimnasia de niña…
R. Hacía gimnasia de pequeña porque es un deporte que me gustaba, pero creo que no tiene nada que ver con mi carrera de snowboard.
P. Alguna vez, en medio de una pirueta en el aire no se preguntó como se preguntó Simone Biles en Tokio ‘qué hago aquí, dónde estoy, qué es la vida’ y decide bajar y plantarlo todo…
R. Yo no me he sentido así nunca, no. Cada deportista es diferente. Hay muchos altibajos, y depende de tu situación de cada una... Una tiene que ser deportista de elite para notar esos altibajos, situaciones que pueden bloquearte, hacerte parar un momento y reiniciar en algún sentido tu camino, tu progresión. Es como el respirar, tienen que coger aire y luego soltarlo. Cuando se acumulan muchas cosas y queremos llevarlo todo encima, a veces puede llevar a situaciones así. El deporte y la competición en general, y no solo el snowboard o la gimnasia, tienen algo que nos permiten conocer nuestros límites. Son una manera de, aparte de expresarte, de hacer lo que te gusta, de todo eso, también es una manera de tocar tu límite, de tocar el riesgo, de llegar a conocerte, y en ese sentido es más fácil llegar a situaciones como esta de Biles.
P. Ha vivido y vive en Nueva Zelanda, Suiza, Colorado… ¿La vida nómada es un aliciente o una carga?
R. Tiene... tiene lo bueno y tiene lo malo, como todo. ¿Lo bueno? Tengo la oportunidad de estar y entrenar... Bueno, no es la oportunidad, es lo que quiero hacer. Tengo que estar en las mejores condiciones posibles todo el año. Desde fuera es verdad que la gente puede pensar que viajo mucho, que estoy en todos los lados, pero al final estoy solo en mi zona de entrenamientos y competición y no puedo decir que haya visitado como turista muchos sitios, o conocido su cultura... Al final solo puedes llegar a conocer hasta un punto cuando estás en la montaña o en una estación de esquí. Pero, bueno, la disciplina que hago requiere estar todo el rato viajando fuera de casa. Es algo a lo que me he comprometido y al final es un sacrificio que conlleva hacer lo que hago.
P. ¿Cómo es la vida de una rider de la elite mundial? ¿Cómo es la relación con las rivales?
R. Muchas de las que competimos en el mismo circuito nos encontramos también en los sitios de entrenamiento porque al final siempre buscamos las mejores instalaciones y pipes tampoco hay tantas, una aquí, una allí... Y vamos siguiendo un poco los sitios donde se hacen las concentraciones de entrenamiento, que son concentraciones privadas que duran dos, tres semanas. Tú alquilas tu bloque de dos semanas, o lo que sea, y nos encontramos siempre las mismas.
P. ¿Y este estilo colectivo le gusta?
R. Sí, a mi me gusta mucho compartir la experiencia de entrenar y de evolucionar y de probar cosas nuevas con otra riders que luego me encuentro también en competición. Me gusta porque el deporte que hago es mejor hacerlo compartido, y evoluciona mejor y más rápido cuando tienes más gente con quien motivarte y probar nuevos elementos. Y al final estamos empujando al deporte en sí, a que progrese. Es algo muy guay.
P. ¿Pero no hay necesidad de guardar en secreto nuevos trucos, los elementos que se piensa usar en competición?
R. Sí que existe, hay gente que tiene este miedo de que lo vea otra y se lo copie, pero yo no me lo puedo permitir. Para esconderme tendría que hacerlo todo en privado y sola, y prefiero estar con gente que hace lo que hago... El miedo a que te copien es algo que no es bueno...
P. ¿Estrenará elementos nuevos en Pekín?
R. Los elementos que tengo son todos muy competitivos. Tengo muchos que, depende de las condiciones, haré o no haré, pero ya lo veremos.
P. ¿No es arriesgado estrenar en los Juegos?
R. No lo sé, ya lo veremos. Tenemos que jugar en los días que estemos y ver las condiciones. La idea de tener un elemento preparado para sacar aquí para nosotros no es real, porque para hacer un nuevo truco en competición tienes que haberlo ensayado en otra competición. Hay que juzgar el riesgo que hay, pero dentro del control que tengas de tu snowboard y el día en sí. No es tan diferente a estar en otro pipe. El formato es el mismo y tenemos que seguir nuestra rutina y nuestra línea de competición. Los trucos que estoy haciendo, los elementos que estoy haciendo, el snowboard que estoy haciendo está siempre pensado con el objetivo de conseguir podios y medallas. Por eso estoy haciendo buenos resultados. Estoy contenta con mi snowboard y los Juegos no son una competición más. Es la competición más importante del año.
P. ¿Hará un 1080?
R. El 1080 lo hago desde 2011, o antes igual. Fui la segunda mujer en hacerlo... Es un truco que... Kelly Clark fue la primera chica en planchar el 1080 y yo fui al cabo de un par de años la segunda...
P. ¿Ya toca el 1260 (tres vueltas y media) entonces?
R. Sí, jaja, eso es. Toca evolucionar.
P. ¿Ha pensado en algún truco con la bandera en el desfile en el Nido, el estadio olímpico de los Juegos de 2008?
R. No lo sé... Ya lo veremos. Aún no he hablado con Ander cómo lo haremos. Mañana lo hablamos. En el Nido...
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