El Rayo sigue con la fiesta
El conjunto vallecano se clasifica para semifinales por segunda vez en su historia a costa de un Mallorca aturdido
El Rayo se clasificó para semifinales de la Copa por segunda vez en su historia, 40 años después de la cita de 1982. Fue superior al Mallorca de cabo a rabo de un partido que supo controlar a su gusto y que resolvió en una acción fugaz que derivó en penalti. No hubo más historia en Vallecas, según la revuelta y la fiesta se mezclaban en las gradas.
Dice un viejo entrenador de...
El Rayo se clasificó para semifinales de la Copa por segunda vez en su historia, 40 años después de la cita de 1982. Fue superior al Mallorca de cabo a rabo de un partido que supo controlar a su gusto y que resolvió en una acción fugaz que derivó en penalti. No hubo más historia en Vallecas, según la revuelta y la fiesta se mezclaban en las gradas.
Dice un viejo entrenador de Primera que él trabaja para que no se vea lo deficientes que son sus jugadores. La prudencia táctica previene excesos y exhibiciones penosas, y muchos jugadores la agradecen, pero por el camino elimina posibilidades de entretenimiento. La prudencia señaló la primera mitad de un partido calculado hasta la extenuación por ambos equipos. El Mallorca salió a presionar y contragolpear, y el Rayo le replicó saltando líneas en busca de Isi o Guardiola. Como ninguno es una fiera en los balones aéreos, la pelota se dividió en campo visitante. Con consecuencias previsibles. La ganó el Mallorca las más de las veces, y la perdió con igual puntualidad en el empeño de jugar largo para Muriqi y alborotar con Ángel y Lee. Apenas una vez se tuvo que estirar Dimitrievski para parar un tiro desde fuera del área.
Nadie arriesgaba, nadie fallaba, y el partido discurría sin novedades en un persistente examen mutuo. A falta de emociones en la pradera, el público se autoestimuló con una batería de cánticos contra el dueño, Martín Presa, objetivo de una hinchada que le canta el Bella Ciao, harta desde hace años y ahora más, tras los escándalos que le brindan nuevas razones para la revuelta. El audio del entrenador del Rayo femenino, Carlos Santiso, animando a su equipo técnico a emular a los jugadores del Arandina condenados por abusos sexuales contra una menor, han sembrado la alarma entre los socios.
Agotada su energía en una presión baldía, el Mallorca se replegó sobre su área y permitió al Rayo asumir ciertos riesgos. Comesaña hilvanó las salidas y los hombres que se movían entre líneas comenzaron a recibir la pelota con más tiempo, con el consiguiente estrago. Pronto quedaron al descubierto los centrales y los pivotes del Mallorca en las acciones directas, como cuando saltaron a marcar a Isi y el murciano jugó de primera para Trejo.
El argentino, que hasta entonces había tenido dificultades para decidir la jugada, controló con la zurda y pasó con la derecha sin pensárselo. Envió la pelota al espacio del carril izquierdo, por donde corrió Álvaro —hábil para romper el fuera de juego— en una de esas maniobras mil veces ejercitadas en los entrenamientos. Desbordada la defensa, Russo culminó la crisis derribando al extremo en el área. El árbitro pitó penalti y Trejo lo metió.
El 1-0 aturdió al Mallorca antes del descanso. El equipo de Luis García no salió de la perplejidad, hostigado por un Rayo que se agrandó con los minutos, según el ataque se volvía contra la portería que linda con la peña Bukaneros. Las ocasiones se sucedieron en favor de Isi, que tiró fuera, y Guardiola, cuyo cabezazo a bocajarro resultó en paradón de Sergio Rico.
Al Mallorca le faltó tanta convicción para todo que el público comenzó a celebrar cuando faltaba media hora para el final. “La situación no es la adecuada entre la directiva y la afición”, dijo Trejo en Dazn, al acabar la velada. “Nosotros estamos con la afición, porque se merecen esta alegría”.
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