El Real Madrid embiste al Unics Kazán
Los blancos, con Tavares al frente, abruman a su rival con un arrebato de voracidad en ataque y en defensa (85-68)
El Real Madrid se dio un festín ante el Unics con un arrebato de juego voraz en ataque y en defensa. El conjunto de Laso embistió a su rival con el poderío de Tavares (14 puntos y 11 rebotes) por bandera, con una exhibición de intensidad colectiva a pista completa, con 40 rebotes y 14 triples, con 27 puntos más de los que logró anotar en Kazán hace tres meses. La superioridad de los blancos rebasó los 30 puntos de ventaja en el tercer cuarto (...
El Real Madrid se dio un festín ante el Unics con un arrebato de juego voraz en ataque y en defensa. El conjunto de Laso embistió a su rival con el poderío de Tavares (14 puntos y 11 rebotes) por bandera, con una exhibición de intensidad colectiva a pista completa, con 40 rebotes y 14 triples, con 27 puntos más de los que logró anotar en Kazán hace tres meses. La superioridad de los blancos rebasó los 30 puntos de ventaja en el tercer cuarto (74-43) y solo en los instantes finales, con espacio de rodaje para Alocén, Thompkins y Randolph, los de Perasovic lograron maquillar el zarandeo hasta el 85-68 definitivo. Los blancos siguen invictos en su feudo en competición continental, consolidan su liderato en la Euroliga, y vuelven al carril en el que rodaban hasta el clásico del domingo.
Dos días después de destemplarse de nuevo ante el Barça (tras 21 triunfos en 22 partidos), el Madrid se medía al equipo revelación de la Euroliga en lo que va de curso. Llegaba al WiZink el Unics de Perasovic y, sobre todo, de los Brown, con Lorenzo a la batuta y el rastas John estirando la cuerda y marcando la intensidad del equipo a pista completa. Un bloque capaz de competirle al Barça en el Palau por encima de la frontera de los 100 puntos y de dejarle después en 64 en Kazán. En 58 dejó a los de Laso el 29 de octubre. Un grupo optimista que puja por la cuarta plaza. Y con esas prestaciones se presentó la tropa del uniforme militar, pero su puesta en escena fue tan prometedora como efervescente. Del 7-12 del minuto 6, al 21-14 al cierre del primer cuarto tras la reacción exprés de Llull con un 3 de 3 en triples que dejó tiritando al rival y marcó tendencia. Acababa de comenzar el baile en el Palacio.
El Unics pagó el desquite madridista. Una reacción sobresaliente para despejar la espesura del clásico. Con la fórmula histórica de defensa-rebote y contraataque, el Madrid se desató y, a campo abierto, sometió al Kazán a una contundente sacudida. Al descanso, los blancos dominaban la estadística reboteadora (22-10; 40-21 en total), todos los porcentajes de tiro (con un notable 9 de 18 triples; 14 de 31 al final) y el marcador con una holgura equivalente (47-31, m. 20). Los 11 puntos y cinco asistencias de Lorenzo Brown quedaron arrasados por la solidez y la energía de los Tavares, Rudy (9 puntos y cuatro asistencias al descanso), Llull, Williams-Goss… El Unics no supo por dónde le vino el chaparrón. En el entreacto, el propio Brown reclamaba más defensa y Perasovic mejor ataque. “El ritmo ofensivo nos permitió defender mejor”, apuntó Laso en su análisis.
En la reanudación, el Unics intentó evitar el desplome y John Brown se remangó para sumar un puñado de robos reivindicativos (cuatro a esa altura; siete sumó ante el Barça la semana pasada). Pero el Madrid siguió a lo suyo, corriendo para despejar dudas. Ahora con Yabusele a la percusión. El francés se sumó a lo grande a la cita, con tres triples y un total de 11 puntos en apenas tres minutos. Un parcial de 22-7 que convirtió el descosido del equipo ruso en un roto inopinado (69-38, m. 27). Y el Madrid siguió hasta el final, sin bajar un ápice las revoluciones, con la afrenta de Kazán y el recuerdo del clásico como combustible para agarrar su 17º triunfo en 20 partidos disputados. Una victoria más y dos derrotas menos que el Barça.
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