La extinción del gol de falta directa: solo cuatro tantos en 201 partidos en la Liga
El campeonato español vive un gran descenso en este tipo de dianas, con 17 equipos secos en la estadística en esta temporada
La evolución del fútbol convierte en tendencia procedimientos que hace 20 años eran impensables. La progresión con el balón desde los pies del guardameta atrayendo al rival, la presión alta o la activación tras pérdida se trabajan en los entrenamientos y se exponen en los partidos. Por el camino, se destierran suertes que no hace tanto decidían partidos. “¡Y campeonatos!”, tercia Milinko Pantic, estandarte con el Atlético de un tiempo en el que un libre directo en la frontal se cantaba como medio gol.
El balón se iba al piso y todos los equipos tenían un buen pie que generase problemas ...
La evolución del fútbol convierte en tendencia procedimientos que hace 20 años eran impensables. La progresión con el balón desde los pies del guardameta atrayendo al rival, la presión alta o la activación tras pérdida se trabajan en los entrenamientos y se exponen en los partidos. Por el camino, se destierran suertes que no hace tanto decidían partidos. “¡Y campeonatos!”, tercia Milinko Pantic, estandarte con el Atlético de un tiempo en el que un libre directo en la frontal se cantaba como medio gol.
El balón se iba al piso y todos los equipos tenían un buen pie que generase problemas a cualquier portero. Todo ha cambiado. En la máxima categoría del fútbol español, superado el ecuador de la Liga, se han disputado esta temporada 201 partidos y solo se han marcado cuatro goles de libre directo. Dos los hizo la Real Sociedad (Oyarzabal al Barcelona e Isak al Atlético), otro lo anotó Osasuna (Íñigo Pérez al Mallorca) y el Athletic lo festejó contra la Real tras un lanzamiento esquinado de Muniain ante el que marró el meta Remiro. Es decir, ninguno de los cuatro primeros clasificados de la Liga (Madrid, Sevilla, Betis y Atlético) ha cantado diana de este modo, como tampoco el Barcelona, sexto. En total, 17 equipos de Primera están secos en esta estadística.
Las faltas son menos decisivas en la Liga. En la temporada 2016-17 acabaron en gol 34 de ellas. La temporada pasada apenas 15, cifra que ya parece imposible de igualar. Es una deriva común en los grandes campeonatos. En la Premier aquella campaña 2016-17 se cerró con 26 goles de libre directo, la pasada se quedó en la mitad: 13. En el ejercicio actual van por nueve, repartidos entre otros tantos equipos. Ninguno de ellos es el Manchester United de Cristiano Ronaldo. En la Ligue 1 gala se pasó en cuatro años de 29 tantos a 12. Esta campaña van por los 13 y Messi, que marcó 20 en sus últimas cuatro temporadas en el campeonato español con el Barça, no se ha estrenado. La ausencia del delantero argentino es un factor importante para explicar este descenso en la Liga: desde que debutó como azulgrana anotó 39 faltas directas, por 20 de Cristiano Ronaldo y 15 antes Ronaldinho.
En la Bundesliga se cayó en el último lustro de 25 goles por anualidad a tan sólo 11 y en la Serie A italiana de 36 a 19. “El fútbol es distinto y ya no se valoran ese tipo de especialistas”, sugiere Pantic, que mira hacia los entrenadores –”ahora se juega más por fuera, no se buscan acciones en la frontal que generen faltas a favor y se busca el jugador de área a área, no el que trabaja en las inmediaciones del área y puede generar faltas”- y también a los futbolistas: “No se ensayan los lanzamientos tanto como antes. Apenas cinco o seis tiros al final de las sesiones. Yo me quedaba una hora”, recuerda.
El concepto de balón parado se ha ampliado a la estrategia, a encontrar soluciones tras saque de esquina o lanzamientos indirectos que generan bloqueos o movimientos para rematar. “Los entrenadores se están centrando mucho ahí, más que en los lanzamientos directos”, explica Pantic. “Se piensa mucho más en cómo anular al rival o en cómo construir la salida del balón y buscar superioridades para llegar a la portería en transiciones y ha caído en el olvido el entrenamiento del disparo directo. Se deja más en manos de la suerte que del trabajo. Y ser efectivo en un libre directo es cuestión de toque y de capacidad, pero sobre todo de entrenamiento y hacer muchas repeticiones”, explica el exsevillista Vasili Tsartas, otro orfebre del balón parado, que también aprecia un cambio en el juego.
“Ahora puedes tener el mando del partido y no generar ni una opción de lanzamiento. Me da mucha rabia que no se aproveche que ahora, con el spray, es mucho más sencillo marcar goles. Antes las barreras estaban a siete metros [deben estar a 9,15m]”, añade.
Y había que buscar soluciones. Marcos Assunçao empezó a trabajar en los entrenamientos con barreras elevadas hasta los dos metros y medio de altura. En el Betis el speaker del Benito Villamarín lo anunciaba antes de los partidos: “El portero está asustao, tira las faltas Assunçao”. El centrocampista brasileño está entre los ocho máximos goleadores de la Liga desde el año 2003 a través de libres directos. “Ya apenas quedan tiradores de faltas”, lamenta.
Ese instante supremo en el que el futbolista se concentra para sortear barrera y portero para hallar ángulos impensables remite a algo similar a un truco de magia, pero hay mucho trabajo detrás y una colección de detalles a considerar. “No se trata sólo de poner la barrera y lanzar”, previene Tsartas, que alude al clima, al viento, a la hierba, al cansancio, la presión que tiene que ver con el minuto y el resultado con el que se lance y, por supuesto, a los balones. “Con todo eso tienes una llave para poder abrir una puerta, en este caso una buena defensa. Es un arma más para ganar partidos y si no la usas eres más vulnerable”, resume el pelotero griego, que agrega algún valor más para resultar decisivo desde la frontal: “Personalidad, talento y práctica”. A eso se añade que los equipos hacen más densas hoy las barreras, incluso con algún jugador tumbado sobre el césped (incluso Messi ha sido utilizado para esos menesteres en el PSG).
“Juninho Pernambucano, Mihajlovic, Beckham, Mijatovic, Koeman, Roberto Carlos, Maradona antes. Messi y Cristiano, por supuesto... Son grandísimos futbolistas que no destacaban solo en la ejecución de los libres directos, pero que ahí también eran especialistas y los disfrutábamos. ¡Ojalá vuelva ese fútbol cuanto antes!”, concluye Pantic.
Mientras tanto brota alguna pincelada que advierte sobre la pírrica estadística que firman los talentos actuales. Por ejemplo Oyarzabal, un excelso lanzador de penaltis con un guante en la zurda, internacional con la selección y un bagaje de más de 200 partidos en Primera División con apenas 24 años. El pasado mes de agosto marcó su primer gol de falta desde que es profesional.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.