Athletic y Real Madrid, dos históricos en una extraña final
Blancos y rojiblancos se juegan este domingo la corona en el exótico escenario de Riad en su primer enfrentamiento directo por un título desde 1958
Tras descabalgar al Atlético, los jugadores del Athletic se dieron a la verbena sobre el césped y a la fanfarria en el vestuario al compás de la trompeta de Villalibre. Emoción por lo logrado, por más que defiendan laurel. Pero cuando el Real Madrid apeó al Barça, el festejo no pasó de los abrazos, quizá un ejercicio de responsabilidad porque entiende que está llamado a cotas mayores. Es la final de la Supercopa en el e...
Tras descabalgar al Atlético, los jugadores del Athletic se dieron a la verbena sobre el césped y a la fanfarria en el vestuario al compás de la trompeta de Villalibre. Emoción por lo logrado, por más que defiendan laurel. Pero cuando el Real Madrid apeó al Barça, el festejo no pasó de los abrazos, quizá un ejercicio de responsabilidad porque entiende que está llamado a cotas mayores. Es la final de la Supercopa en el exótico escenario de Riad de este domingo (19.30, Movistar), la ilusión del joven Athletic contra el deber de un Madrid maduro. Al conjunto de Marcelino le va media temporada en el envite, aunque vaya ya por cuatro finales en un año (dos de Copa y dos de Supercopa); y al Madrid, si bien se quedó en blanco el curso pasado, le mueve más la Liga, en la que es líder, y la Champions, empresas imposibles para el Athletic. “Tenemos una filosofía diferente en este fútbol global y, por lo tanto, un mérito increíble por poder competir ante rivales que ganan Copas de Europa. Debemos disfrutarlo”, convino ayer Marcelino. “¿El plan? No sé... El plan es ganar”, convino Ancelotti. Muniain recalcó que el Madrid “es claro favorito” y Courtois apeló a la “experiencia y calidad” de los blancos.
Es un Madrid hecho y macerado, equipo con callo, bien agitado por Vinicius y definido por Benzema. Idóneo para un técnico que hace de gestor porque ha encontrado su once (10+1 si se acepta la disputa de Rodrygo y Asensio por un puesto en la banda derecha) desde hace tiempo. “Me deja tranquilo la personalidad de mis jugadores en estos partidos. Mi trabajo es fácil porque no tengo que meter motivación o concentración. Cuanto menos toque, mejor”, resolvió Ancelotti, que solo tiene la duda de los tocados Alaba y Asensio (el defensa austriaco se entrenó ayer, pero no el español). Calientan Nacho y Rodrygo.
Con el que no cuenta el italiano es con Carvajal, que dio positivo y está aislado en el hotel, único caso en la expedición como certificaron las últimas pruebas de PCR. Su lugar lo ocupará Lucas Vázquez, hecho al lugar porque de los 21 duelos que ha disputado este curso, 15 los ha jugado ahí.
No tiene baja alguna el Athletic —incluso viajó ayer Unai Núñez a Riad tras recuperarse de una lesión muscular— y sí muchos bríos, con los brotes verdes que despuntan desde la factoría de Lezama, todo un alivio para un club que vive con angustia la erosión de los veteranos. El ascenso de Nico Williams (19 años), héroe en la semifinal, y Sancet (21), que ha marcado cuatro de los últimos ochos goles del Athletic, se adereza con Vencedor (21), Vivian (22), Zárraga (23) y Nico Serrano (18). “En emoción, corazón y ambición tenemos un plus”, reivindicó Muniain; “además, hace mucho que no nos medimos al Madrid en una final”. Desde 1958, entonces en la Copa del Generalísimo, pese a ser dos históricos del fútbol español.
Ancelotti, señalado por defender el contragolpe tras batir al Barça, expuso: “A la contra no voy a ganar todos los partidos, y si lo hago con posesión, tampoco. Que digan que jugamos a la contra, encantado porque no es fácil ni simple”. Marcelino añadió: “Este año juegan más a la contra, pero son muy poderosos”. Queda por ver, sin embargo, el desenlace de esta final de contrastes.
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