El Barça de Xavi pierde el control
El equipo azulgrana no cierra los partidos y suma una media de pases inferior a la de la etapa con Koeman
La temporada pasada, Pedri e Ilaix Moriba, dos jóvenes a los que nadie esperaba tan pronto en el Camp Nou, ganaron protagonismo en el once inicial por delante de Riqui Puig. Esta campaña, la historia se repite Nico y Gavi. Frente al Mallorca, sin embargo, con 17 jugadores de baja, Riqui tuvo su oportunidad. Repitió ante el Linares en la Copa. Hasta que en el entretiempo en Andalucía Xavi dejó al canterano en el vestuario. “No hay que dejar centrar”, señaló el preparador azulgrana a Riqui ...
La temporada pasada, Pedri e Ilaix Moriba, dos jóvenes a los que nadie esperaba tan pronto en el Camp Nou, ganaron protagonismo en el once inicial por delante de Riqui Puig. Esta campaña, la historia se repite Nico y Gavi. Frente al Mallorca, sin embargo, con 17 jugadores de baja, Riqui tuvo su oportunidad. Repitió ante el Linares en la Copa. Hasta que en el entretiempo en Andalucía Xavi dejó al canterano en el vestuario. “No hay que dejar centrar”, señaló el preparador azulgrana a Riqui Puig, después de que no presionara a Carnicer en la jugada que terminó en el 1-0. El sábado en Granada (1-1), el preparador azulgrana apostó por Álvaro Sanz tras la expulsión de Gavi y dejó en el banquillo a Puig. Había un peligro: el Barça solo tenía a siete jugadores con ficha del primer equipo en el campo. Si alguno hubiese sido expulsado, el Barça hubiera perdido el duelo por alineación indebida.
“Fue un riesgo que tomamos. Teníamos que controlar el partido. Álvaro es un jugador que nos da mucha posesión de balón, no pierde balones fáciles, da fluidez al juego y lo necesitábamos”, justificó Xavi. En el campo estaban, Nico, Gavi y Busquets. Todos futbolistas formados en el fútbol base del Barcelona. Y, por si no fuera suficiente, Xavi reemplazó a Dembélé por Sanz para intentar dominar el duelo. No lo consiguió. “Quedaban pocos minutos y queríamos tener el balón. Lo que requería el partido era tenerlo, jugar en campo contrario, con paciencia. No ha podido ser por errores nuestros”, insistió Xavi.
A Xavi le obsesiona recuperar viejas esencias. “El equipo tiene que aprender cómo atacar, dónde hacer daño, diferenciar cuándo atacar por dentro o fuera o cómo atacar los espacios... Son muchas cosas que hay que trabajar”, expuso en una de sus primeras comparecencias como técnico del Barça. E insistió: “Es un problema de interpretación del juego”.
El técnico catalán repite trabajos de posesión y ejercicios de llegada de segunda línea, según explica una fuente del cuerpo técnico. “No sé si es una cuestión de los jugadores. Al final, la mayoría de los centrocampistas son de la Masia. De Jong es del Ajax y nadie duda del estilo de Pedri. Si no se trabajara bien, no habría tantos canteranos”, analiza un técnico del fútbol base.
Al equipo de Xavi todavía le falta horas de cocción. “El equipo mejora”, asegura un empleado del área deportiva. Los números de Xavi, sin embargo, no son superiores a los de Koeman. Con el neerlandés en el banquillo, los azulgrana sumaban una media de 608 pases por partido en la Liga por los 562 que tienen con el catalán. El porcentaje de efectividad, en cambio, es similar: 88% por 87%. Tampoco hay mejora en las pérdidas de balón, un asunto que irrita particularmente al excentrocampista. Con Koeman, al equipo se quedaba sin la posesión en 127 oportunidades por partido, mientras que con Xavi en 128.
El Barça de Xavi, en cualquier caso, logró escalar posiciones en la tabla, después de cuatro victorias, tres empates y una derrota. Sin embargo, todavía le cuesta cerrar los partidos, que se le hacen eternos, sin fuelle físico. Solo ante el Villarreal se impuso por más de un gol de diferencia (1-3). “No controlamos los partidos”, se quejó tras el empate del Granada. En el Nuevo Los Cármenes, el Barça terminó el duelo con Ter Stegen (29 años), Alves (38), Piqué (34), Lenglet (26), Jordi Alba (32) y Busquets (33). Pese a la experiencia, el Barça perdió otra vez el control de un duelo, y contra los andaluces solo celebró un tanto de cabeza, escaso bagaje para un equipo dirigido por Xavi, fundamentalista de la posesión.
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