Dembélé evita el batacazo del Barça
La entrada en la segunda parte del delantero francés, que sigue sin renovar, permite a a los azulgrana remontar ante el Linares con muchas dificultades
Jutglà alivió al Barcelona. En realidad, terminó la remontada que había comenzado Dembélé en la Copa ante el Linares. Díscolo e intermitente, tan rápido como imprevisible para los defensas, el delantero francés es un jugador con un potencial inmenso. Lo sabía Xavi Hernández, que lo mimó nada más aterrizar en el Camp Nou. Pero en el estreno de la defensa del título en la Copa, después de que los agentes de...
Jutglà alivió al Barcelona. En realidad, terminó la remontada que había comenzado Dembélé en la Copa ante el Linares. Díscolo e intermitente, tan rápido como imprevisible para los defensas, el delantero francés es un jugador con un potencial inmenso. Lo sabía Xavi Hernández, que lo mimó nada más aterrizar en el Camp Nou. Pero en el estreno de la defensa del título en la Copa, después de que los agentes del extremo no aceptaran las condiciones del nuevo contrato de la dirección deportiva azulgrana, Xavi dejó de entrada al Dembélé en el banquillo. Hasta que lo necesitó. El galo no le falló. En el duelo de los dieciseisavos, que se le atragantaba al Barça frente al Linares (Primera RFEF), Dembélé apareció en el segundo tiempo para rescatar al cuadro azulgrana de un batacazo histórico.
Xavi dibujó una alineación reconocible. Asimétrica, sí; con Alba como carrilero cuando el Barça no tenía el balón y como extremo cuando los azulgrana atacaban, pero con jugadores de jerarquía en el once para respetar la tradición del Barça en la Copa (31 títulos). De hecho, el técnico azulgrana solo dejó en el banquillo a un titular por línea: Ter Stegen, Piqué, De Jong y Dembélé. El caso del portero alemán era previsible, Neto suele quedarse bajo el larguero en la Copa. La ausencia de Dembélé, sin embargo, fue más llamativa. Aunque el francés contaba con el alta médica (superó la covid), todavía sigue en el aire su futuro. “Ya no depende de mí. Es un momento para que haga un esfuerzo y piense en su futuro”, advirtió Xavi antes de viajar a Jaén. Y el extremo comenzó el duelo como suplente en el Estadio de Linarejos.
Dani Alves, en cambio, con menos rodaje que Ousmane, se estrenó en el once. En realidad, fue su segundo debut como azulgrana. Con 38 años y 244 días, el brasileño superó a José Manuel Pinto (38 años y 190 días) y frente al Linares se convirtió en el jugador más veterano en disputar un partido oficial con la camiseta azulgrana. No desentonó. De su bota derecha surgió el primer aviso de los muchachos de Xavi. El brío inicial del Linares dejó al Barça cerca de Neto. Cinco minutos duró el agobio del cuadro andaluz, hasta que apareció una de las mejores armas del Barcelona de esta temporada en ataque: Araujo. Como si no hubiesen pasado más de cinco años desde que dejó el Barça (su último partido fue en 2016, justamente en la final de la Copa ante el Sevilla), el centro para el testarazo del uruguayo fue de Alves.
La energía del brasileño contrastaba con la pasividad de Alba, como cuando entre el lateral y Riqui Puig se quedaron en Babia frente a Carnicer, que colocó un centro preciso y potente para que Hugo Díaz se anticipara a Mingueza y sorprendiera a Neto.
Cambios tras el descanso
El gol del Linares no cambió los planes de Xavi. El Barça controlaba el cuero, buscaba abrir el campo con Alba y Alves y presionaba con intensidad. Ocurría, sin embargo, que sufría ante la intensidad del Linares. Incómodo en las transiciones, sin contundencia en el área.
El Linares vencía al Barça con las ideas claras, replegaba con velocidad, contraatacaba con vértigo, sobre todo envalentonado con la vitamina de enfrentarse a un todopoderoso. El último campeón de una de las cuatro categorías de Segunda B (no consiguió el ascenso), hoy decimocuarto clasificado del Grupo II de la Primera RFEF, se sentía cómodo frente al Barcelona de Xavi. El técnico azulgrana no dudó. De vuelta de los vestuarios metió mano en el once. Entraron Piqué, De Jong y Dembélé.
El Barcelona cambió de nombres, pero no de sistema. Xavi mantuvo la misma estructura de juego a la que le sumó la velocidad de Dembélé por la poca presencia en ataque de Ilias, el juego de De Jong por la inconsistencia de Riqui Puig y la experiencia de Piqué por Araujo en la zaga. Sin embargo, parecía que no había manera de despertar al Barcelona. Amagó Alba con romper la angustia tras un buen centro a Nico, pero el canterano no llegó a conectar con el cuero. El Barça no encontraba los puentes hasta que Dembélé probó un remate sin demasiada fiereza desde fuera del área para subir el 1-1.
El cuero no tenía dueño. De área a área, incómodo para el estilo del Barça, pero un caramelo para los jugadores con hambre como el canterano Jutglà. El delantero azulgrana, listo para no quedar en fuera de juego, encaró con determinación y definió con tranquilidad para aliviar a Xavi. Pero no había manera de darle paz al técnico catalán. El poste salvó primero al Barça después del remate de Carracedo y luego le negó el gol a Dembélé. El francés, más activo en el campo que en los despachos, deja en el aire su futuro pero salvó al Barça en Linares.
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