Ancelotti: “Nos cuestan estos partidos”
El italiano reconoce que el Madrid sufre ante la falta espacios, mientras Hazard completó un partido de blanco dos años después. Los gaditanos subrayan el punto “100% Cervera”
Media hora antes del partido, Eden Hazard saltó al Bernabéu con evidentes señales de estar pasando frío, igual que su fútbol en los últimos tiempos. Se frotaba las manos y trataba de caldeárselas con bocanadas de aliento. Era el único del equipo protegido con pantalón de chándal y sudadera. La última vez que había hecho el calentamiento previo a un encuentro era en el agradable tardoverano de Madrid, nada menos que a finales de septiembre. Hacía tres meses que ...
Media hora antes del partido, Eden Hazard saltó al Bernabéu con evidentes señales de estar pasando frío, igual que su fútbol en los últimos tiempos. Se frotaba las manos y trataba de caldeárselas con bocanadas de aliento. Era el único del equipo protegido con pantalón de chándal y sudadera. La última vez que había hecho el calentamiento previo a un encuentro era en el agradable tardoverano de Madrid, nada menos que a finales de septiembre. Hacía tres meses que el fichaje más caro de la historia del club (115 millones de euros) no era titular. Y, tanto tiempo después, al sonar su nombre por la megafonía, desde la grada algunos no se mostraron muy calurosos con él. Con la música a tope de decibelios, se escucharon algunos silbidos. Ya de corto, cuando le llegó el balón, silencio en el anfiteatro.
Al belga le esperaba una noche incómoda, como a todos los suyos, y finalmente congelada con la racha de 10 victorias seguidas frenada en seco. Colocado de inicio de forma ortopédica por la derecha debido al brote de covid —la izquierda ahora solo tiene el nombre de Vinicius—; esposado en ese flanco por el uruguayo Espino, un lateral zurdo con pinta de jugador de rugby preparado para cualquier melé; y ante un rival que no tenía ninguna intención de salir de la trinchera.
Igual que a todo el Madrid, costó mucho para que se encontraran pisadas suyas en Chamartín. Ni desde la derecha, su lugar de partida, ni desde el centro, adonde tenía querencia por irse, dio con huecos en toda la primera parte, obligado casi siempre por el batallón de Álvaro Cervera a jugar de espaldas. Tras el descanso, con un mayor ritmo de los locales acuciados por la necesidad, se calentó y ya sí se dejó ver, protagonista de muchos de los intentos blancos de abrir grietas en la pared amarilla. Pero sin el tino suficiente en el bosque rival.
Primero combinó con Benzema, aunque luego sus dos centros no hallaron a Vinicius. Después le faltó media cabeza para peinar mejor un centro. Más tarde conectó con el brasileño, que prolongó para el francés en una de las más claras de los madridistas. Y en la última gran opción blanca, se vio encerrado cuando ya pensaba en encarar a Jeremías Ledesma.
“Le costó entrar en el partido, como a todo el equipo”, admitió Carlo Ancelotti, que, aun así, valoró su despliegue tras el intermedio. “Le cuesta jugar por la derecha, pero por el centro combinó bien con Karim [Benzema]. Puede ser un arma más para la segunda parte de la temporada”, añadió el técnico italiano. Este domingo, el belga completó los 90 minutos, algo que no hacía como blanco desde finales de noviembre de 2019 contra la Real Sociedad, justo el choque anterior a la lesión ante el PSG que quebró su carrera.
Un 82% de posesión
El problema del ex del Chelsea durante gran parte de la noche fue, en realidad, el de todo el Madrid. Incluidos Benzema y Vinicius, que esta vez no pudieron apretar el botón rojo. El plan que tan bien le había ido a los muchachos de Ancelotti de meterse atrás y buscar la contra no le valió contra el conjunto gaditano. Les tocó atacar los espacios constreñidos. Un menú estomagante para los blancos, que la última vez que se vieron con un plato con estos ingredientes acabaron indigestos. Fue el empate contra Osasuna (0-0). Advirtió el técnico italiano aquella noche del primer otoño que esa no iba a ser una excepción, que ese escenario casaba mal con las características de la plantilla y que les faltaba presencia en el área. Contra el Cádiz, otro 0-0 y mismo análisis.
”Son partidos que nos cuesta jugar, son difíciles por nuestras características. No teníamos espacios. Nos faltó calidad en los últimos 30 metros, pero nada que reprochar. Me voy tranquilo”, aseguró el entrenador blanco. De nada le sirvió a los blancos acabar con un 82% de posesión —la cifra más alta en Liga desde, al menos, la 2005/06, cuando la empresa Opta empezó a registrar este apartado— ni realizar 36 remates (nueve a portería), el récord de cualquier equipo sin marcar en el torneo doméstico desde, al menos, la 2003/04. Ledesma atajó los nueve y tampoco necesitó un carrusel de milagros. “El Cádiz ha hecho lo que tenía que hacer y nosotros, también”, añadió. Akapo, encantado con el punto, opinó lo mismo: “Hemos sido un Cádiz 100% Cervera. Nosotros tenemos que ser el Cádiz de Cervera. El míster es el que lleva el timón”.
Lucas Vázquez, en la línea de su jefe, admitió la “falta de fluidez en el último tercio”. “Sabíamos lo que nos iban a plantear. Tuvimos alguna ocasión clara, pero no quiso entrar. En la segunda parte mejoramos por el empuje”, analizó el lateral derecho, que acabó quejándose por el tiempo añadido (tres minutos).
“A veces hay partidos que ganas y no mereces. Así que con este punto compensamos”, zanjó con un toque de humor Ancelotti, que este miércoles no contará en San Mamés con Casemiro por una entrada por detrás a Iván Alejo que pudo ser más que amarilla. Está por ver también si podrá disponer de Modric, que lleva una semana confinado y cuyo negativo dos días después de comunicarse el positivo por covid ha creado confusión sobre las normas.
Al final, el Madrid se quedó sin el undécimo triunfo consecutivo y sin el gol 400 en la carrera de Benzema. Otra vez trastabillado por el Cádiz, que el año pasado ya ganó en Valdebebas (0-1).
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.