Vallecas es una fortaleza
El Rayo derrota con solvencia al Alavés, mantiene su condición de invicto en su feudo y se asienta en puestos europeos
El Rayo es un regalo para la vista, un oasis de entretenimiento se exhibe en partidos con osadas presiones altas y amenas transiciones. Además, el equipo que comanda Andoni Iraola interpreta ese libreto con un despliegue pasional. Todo transcurre revestido de excitación en los partidos del cuadro vallecano, que además ha hecho de su feudo un fortín: de nueve partidos ha ganado ocho y empatado uno, contra el Celta. Al Alavés lo liquidó el Rayo para llegar a la cuota de ...
El Rayo es un regalo para la vista, un oasis de entretenimiento se exhibe en partidos con osadas presiones altas y amenas transiciones. Además, el equipo que comanda Andoni Iraola interpreta ese libreto con un despliegue pasional. Todo transcurre revestido de excitación en los partidos del cuadro vallecano, que además ha hecho de su feudo un fortín: de nueve partidos ha ganado ocho y empatado uno, contra el Celta. Al Alavés lo liquidó el Rayo para llegar a la cuota de 30 puntos y asentarse en puestos europeos. “El año que viene Rayo-Liverpool”, canta la grada, que se ha instalado en la fiesta. Visto lo visto nada se puede descartar con el equipo que mejores números presenta como local en LaLiga.
El partido se definió en la primera parte porque con el Rayo no hay tanteos ni evaluaciones. Sopla el silbato el árbitro y el equipo sale al galope a encimar al rival. El Alavés estaba avisado, pero no encontró la manera de zafarse de esa presión. En su favor hay que valorar que, aunque sufriese varios revolcones, tuvo arrestos para pelear el partido durante al menos una hora antes de caerse definitivamente. Le apretaron, pero quiso ser respondón y emergió de un inicio complicado. Dimitrievski detuvo un intento lejano y envenenado de Rioja, pero el Rayo no cambió el paso, trabajador sin balón para golpear en cuanto lo recuperaba. Ejercieron como estiletes Isi y sobre todo un excelente Álvaro García, que se fue lesionado justo antes del descanso. Trejo era el lanzador. Guardiola finalizaba. Así llegó el primer gol, validado al milímetro en el VAR.
Pero tras ese frenesí atacante hay un entramado. El Rayo funciona en lo fino y en lo grueso. Siete minutos después del primer tanto llegó el segundo, un testarazo excelente del central Catena a la salida de un córner tras adelantarse a Laguardia, uno de los mejores especialistas del campeonato en el juego aéreo.
Así, apenas transcurrido el ecuador del primer acto, todo estaba encarrilado para los vallecanos porque el Alavés, esforzado como es, no atesora un arsenal de recursos ofensivos. Solo el Getafe ha marcado menos goles en lo que va de campeonato y ocho de los trece goles anotados por el cuadro vitoriano llevan la firma de Joselu. El Rayo tenía claro por donde debía cerrarse, trabajó ese sector en torno al delantero gallego y se aprestó a buscar fortuna en alguna réplica. Por el camino el partido bajó el ritmo, tampoco mucho.
Todo en el Rayo se hace deprisa. Nunca se deja de mirar hacia delante. No hubo repliegue. Iraola maneja un equipo que se defiende atacando, que percute en todos los sectores, por ejemplo en un carril zurdo en el que Fran García se ha situado en el escaparate de los grandes o de la selección. Suya fue la opción de marcar el tercero cuando el Alavés ya no tenía esperanza porque ni tuvo la pelota ni generó ocasiones cuando la debió gestionar. Eliminado de la Copa por el Linares tras ceder un empate en Mendizorrotza ante el Getafe, la mala semana para los vitorianos puede dejarles este domingo en puestos de descenso tras los partidos que disputen Cádiz y Getafe.
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