Territorio Rodrygo
El brasileño, al alza con Ancelotti desde su gol al Inter, acumula en Champions unas cifras punteras en la historia reciente del torneo: siete goles en solo 11 disparos
En la Liga del postconfinamiento, Rodrygo vivió un momento de protagonismo y a Zinedine Zidane le preguntaron en sala de prensa por el brasileño y el desarrollo físico que estaba experimentando. “Es un chico encantador y bueno. Nos aprovechamos de sus cualidades. A seguir”, despejó el técnico francés, siempre lacónico y reacio a detenerse en los jóvenes más allá de la cortesía y educación.
Ahora, los mimos que recibe de su sucesor, ...
En la Liga del postconfinamiento, Rodrygo vivió un momento de protagonismo y a Zinedine Zidane le preguntaron en sala de prensa por el brasileño y el desarrollo físico que estaba experimentando. “Es un chico encantador y bueno. Nos aprovechamos de sus cualidades. A seguir”, despejó el técnico francés, siempre lacónico y reacio a detenerse en los jóvenes más allá de la cortesía y educación.
Ahora, los mimos que recibe de su sucesor, Carlo Ancelotti, resultan más calurosos. Dentro y fuera del campo. Su peso en el equipo ha crecido, pese a las lesiones, y las palabras públicas que le dedica el jefe le confirman un afecto mayor. “Estoy muy satisfecho con él porque hace todo lo que le pedimos. Muestra buen compromiso defensivo y mucha calidad arriba”, lo elogió hace unas semanas el entrenador blanco.
A punto de cumplir 21 años, refugiado todavía en ese rostro adolescente y siempre a la sombra de Vinicius aunque costara lo mismo (45 millones) —llegó una temporada después, en el verano de 2019—, el estatus de Rodrygo ha mejorado sensiblemente en los últimos meses. La apuesta por jugadores rápidos de banda le ha situado en una posición favorable y solo los accidentes físicos de noviembre, con un problema en un muslo y una gastroenteritis, han frenado su escalada. A falta de lo que dicte el futuro inmediato, con él por la derecha, por primera vez en tres años en el Madrid se ha intuido una apuesta de delantera cerrada (junto a Benzema y Vini) después del cambio continuo de fichas del pasado reciente debido a las lesiones y el bajo rendimiento del plan A (Hazard y Asensio) y la falta de convencimiento en el plan B brasileño.
Aunque ese flanco diestro lo han venido ocupando Asensio, Lucas Vázquez y él, la sensación es que Rodrygo parte con ventaja respecto a sus compañeros para sumar minutos en este tramo del curso. Asensio ya no goza del favoritismo que sí le concedió Zizou, el gallego también debe desdoblarse para auxiliar a Carvajal en el lateral, por detrás queda el desconcierto físico de Bale, y Hazard estaría fuera de sitio. Su fútbol, menos ruidoso que el de su compatriota aunque más académico, ha convencido al técnico de Reggiolo.
Como Vinicius, empezó agosto por detrás de los apellidos ilustres de la plantilla. Entonces las bandas eran de Hazard y Bale, propietarios de un currículum más prolijo. El impulso se lo dio la Champions a mitad de septiembre, en el duelo de la primera vuelta contra el Inter en San Siro. La Liga de Campeones y Rodrygo, cómo no. Cifra a cifra, no existe jugador más clínico en Europa en el vestuario del Bernabéu que él. Desde que llegó al Madrid, ha tirado 11 veces a puerta en el máximo torneo y ha metido siete tantos. Sin contar los lanzamientos de penalti (él no ha efectuado ninguno), solo seis futbolistas (Felipe Pardo, Marquinhos, Haller, Plea, Sukur y Piqué) de todo el batallón que ha participado en el torneo desde la 2003-04, según la estadística de Opta, supera su media de goles por disparos a meta (1,57); y de ellos, tres (Pardo, Plea y Sukur) lo han conseguido con menos lanzamientos, es decir, con menos posibilidad de error. Un pico de producción extraordinario que contrasta con el liguero, más mundano: tres dianas en 18 intentos.
Su presa favorita
Esta noche, si se cumple lo previsto y aparece antes o después contra el Inter, se cruzará con su presa favorita. A los nerazzurri les ha clavado tres en los tres enfrentamientos previos, aunque la contabilidad oficial le birló el de hace un año en Milán por un leve rebote en Achraf. Unas semanas después, en Valdebebas, un golpeo ajustado arruinó la remontada interista (había igualado el 0-2) y esta temporada, en la primera jornada, salió en el tramo final para amargar a un buen equipo de Inzaghi, frenado primero por Courtois y luego fulminado por él.
Aquella noche en Italia actuó de bisagra en su campaña. Desde entonces, su crecida solo se ha interrumpido por los ingresos en la enfermería. La Champions, en realidad, siempre fue su palanca. La primera titularidad le llegó en Europa, en un choque muy peliagudo en Estambul en octubre de 2019, por la necesidad de ganar (el Madrid solo llevaba un punto en dos jornadas) y con el nombre de Mourinho retumbando en los oídos de Zidane. Y ahí el francés se la jugó con él ante la sorpresa general. Ganó (0-1) y en el siguiente duelo contra los turcos en casa se apuntó un triplete perfecto (tantos con las dos piernas y de cabeza) en la goleada por 6-1.
El chico nacido en el municipio paulista de Osaco busca esta temporada trascender más allá de las jornadas europeas, aunque este martes por la noche, de momento, se encuentra ante su menú perfecto: Champions e Inter.
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