Toni Bou, 30 veces campeón del mundo: “Solo quiero ganar siempre”
El piloto de trial dice que no está preparado para la retirada y habla sobre cómo vive la necesidad de victoria
Toni Bou (Piera, Barcelona; 35 años) está haciéndose unas fotos en la calle, enfrente del restaurante Pur, de su amigo Nandu Jubany, chef y dakariano, donde ha hecho una parada este pasado lunes para comer en medio de una frenética rueda de entrevistas que lo tiene recorriendo Barcelona desde las 10 de la mañana. Una señora de pelo cano, buen porte, andares lentos, lenguaraz y atrevida, le pide una foto. “Yo hacía trial de joven. Y he ido al Dakar”, le dice. “¡Sonríe, hombre, que estás muy serio!...
Toni Bou (Piera, Barcelona; 35 años) está haciéndose unas fotos en la calle, enfrente del restaurante Pur, de su amigo Nandu Jubany, chef y dakariano, donde ha hecho una parada este pasado lunes para comer en medio de una frenética rueda de entrevistas que lo tiene recorriendo Barcelona desde las 10 de la mañana. Una señora de pelo cano, buen porte, andares lentos, lenguaraz y atrevida, le pide una foto. “Yo hacía trial de joven. Y he ido al Dakar”, le dice. “¡Sonríe, hombre, que estás muy serio!”. Y Bou, que un día antes ganaba en un Palau Sant Jordi a rebosar el 30º título de su exitosa carrera, ríe a carcajadas. Acabará tomándose una foto con ella. Y descubriendo que su fan es Rosa Esteva, 79 años, dueña del mítico Mordisco, situado justo enfrente del Pur, y fundadora del Grupo Tragaluz. Una anécdota más para el piloto del Repsol Honda Team, que lleva media vida ganando: 194 victorias, 15 Mundiales de Trial y otros 15 de X-Trial, en interior.
Pregunta. ¿Dónde guarda todos sus trofeos?
Respuesta. Los reparto. Los tengo repartidos entre mi casa, los que más me gustan, la casa de mis padres, y la fábrica [la Montesa-Honda, en Santa Perpètua de Mogoda].
P. ¿Con cuáles se ha quedado?
R. Con los más especiales. Tengo los de las carreras más importantes. Algunos, incluso, no son de victorias, como el que tengo de la segunda posición en Menorca; con ese segundo logré mi primer Mundial. Tengo otros de carreras que han sido especiales para mí porque con ellas conseguí un Mundial, o porque fue un fin de semana complicado. Son trofeos que cuando los veo me dicen algo.
P. Treinta son muchos títulos mundiales. ¿Qué se necesita para estar 15 años ganando sin parar?
R. Es muy difícil, han ido cambiando muchas cosas a lo largo de estos 15 años. He pasado por muchos estados físicos y por estados de ánimo muy diferentes. Siempre he intentado trabajar para mejorar y he conservado siempre las ganas y la motivación de ir a buscar al 100% lo que quería.
P. ¿Se pone alguna vez en la piel de Adam Raga, el campeón de hace 15 años, hoy subcampeón, o de esos pilotos jóvenes que llegan con la aspiración de ganarle?
R. Claro que me pongo en su piel, porque en las carreras pasan muchas cosas. Pero cuando compites eso no lo piensas. Solo quiero ganar siempre. Yo ya pasé por ahí cuando empecé, cuando ganaba Adam, cuando corría también contra Dougie Lampkin, contra Fujinami… Ahora llevo tantos años consecutivos ganando que cuando pierda será toda una noticia. Y lo que veo es que para el que me gane, sobre todo si me gana uno de los jóvenes, ese título valdrá mucho. Si fuese al revés, lo viviría con una gran motivación.
P. ¿Cuánto pesa la obligatoriedad de salir a ganar siempre?
R. Pesa. Y es complicado. Pero durante todos estos años las he visto de todos los colores, especialmente desde el punto de vista de la preparación física. Y me ha ayudado a entender que lo que estamos viviendo no es normal, que se tiene que disfrutar y alargarlo todo lo posible.
P. ¿Cuánto ha contado el físico este año?
R. Ha sido muy importante hacer una buena pretemporada como hicimos esta vez. A pesar de la lesión [una fractura de peroné], tuve suerte. Físicamente, estaba mejor que nunca y eso hizo que me recuperara muy rápido. Cierto que en el tobillo de aquella misma pierna tenía una lesión anterior y después de tres semanas sin moverlo, por la fractura de peroné, cuando me subí a la moto me sorprendió. En Italia, durante la primera prueba, intentaba competir lo más estático posible, pero me molestaba mucho. Me tuvieron que infiltrar incluso. Cuando tenía que hacer algún salto sentía un poco de respeto. Y en las bajadas se me hacía todo muy complicado. Suerte que diseñaron una prueba poco agresiva, con muy pocas bajadas, y eso me favoreció. Si me hubiera pasado lo mismo en una prueba indoor habría sufrido muchísimo: cuando me daba un pinchazo fuerte, podía seguir, pero debía tomarme mi tiempo para recuperarme.
Llevo tanto ganando que cuando pierda será toda una noticia
P. ¿Cómo desgasta un año como este, y después de un ya extraño 2020, en que especialmente la temporada bajo techo se redujo a solo dos pruebas?
R. La covid nos ha dado aire, un poco. Al menos, a mí. Porque llevaba muchos años compitiendo y sin poder dejar de competir nunca. Estos dos momentos de desconexión, el del confinamiento y el de esta temporada, en que no hubo competición casi durante seis meses, me sirvieron para desconectar como nunca. Me vino tan bien que, aunque luego se aceleró todo mucho, yo me sentía preparado. Me faltaba el ritmo, físicamente no estaba perfecto, pero psicológicamente estaba listo para asumir un montón de carreras.
P. La temporada de trial outdoor tuvo un calendario más normal, pero se llenó de pruebas PCR… ¿Ha competido con el miedo metido en el cuerpo?
R. Con mucho miedo. Sobre todo en la última carrera. Solo necesitaba un punto para ser campeón y se me presentaba bastante bien. Y el momento aquel de hacerme el test era vital. El miércoles, el día de la llegada al paddock, era en cada gran premio el peor de la semana. Porque escuchaba casos de gente asintomática que había pasado la covid, pensaba en lo mal que lo pasé cuando me pusieron la vacuna, y no me quitaba ese miedo a caer. Nos hacíamos tests de antígenos todo el equipo para comprobar que estábamos bien antes incluso de pasar la preceptiva PCR. Los nervios cada miércoles antes de saber el resultado eran inevitables.
No es normal vivir con esta tensión; los deportistas envejecemos rápido
P. ¿Cómo percibe el estrés?
R. No lo noto físicamente, pero ciertamente los deportistas pasamos mucho estrés. Y seguro que envejecemos más rápidamente. No es normal vivir con esta tensión. Ni estar obligado siempre a ganar y a conseguir resultados. Esta rueda gira muy deprisa. Seguro que me afecta de alguna manera.
P. Empiezan a existir áreas específicas en la montaña para entrenarse con moto en España.
R. Las hay. Pero son muy pocas. Sin embargo, cada vez se está trabajando más, junto con la federación y las marcas. Es el único camino a seguir.
En Andorra estoy súper tranquilo, también ayuda el tema fiscal
P. ¿Se fue a vivir a Andorra para no seguir entrenándose “escondido como un delincuente”, como dijo hace unos años?
R. Me fui a Andorra por eso y por otros motivos. También por el tema fiscal, que ayuda. Tomé la decisión tras valorar una serie de cosas y ahora allí estoy súper tranquilo. Puedo entrenar muy bien, siempre me pusieron muchas facilidades y me hicieron sentir muy cómodo.
P. Siete de los nueve pilotos del Mundial son españoles, ¿por qué tantos?
R. Creo que tiene mucho que ver con Jordi Tarrés, él marcó una época. Y propició que saliera una hornada de pilotos muy buenos.
P. ¿Ha empezado a pensar en la retirada?
R. No, no estoy preparado de momento. Me siento competitivo todavía y aunque se me pasan ideas por la cabeza, creo que si empiezo a imaginarme la retirada, a pensar en ella, seré menos competitivo. Tengo contrato por tres años más, me siento cómodo, tengo ganas de seguir.
P. ¿Y su pareja, Esther, no aprieta?
R. Sí, pero sabe que soy un pesado, que me encanta lo que hago.
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