El Celta se adapta a la nieve y gana
Un gol de Iago Aspas corta la racha del Alavés, que llevaba cinco partidos de Liga sin perder (1-2)
Nevaba en Vitoria a las tres de la tarde, cuando los equipos salían para jugar la segunda parte, y la nieve, que blanqueó el césped, cambió las cosas. Hasta ese momento el juego transcurría como se esperaba, con el marcador igualado y el fútbol también, cada cual a lo suyo. Apretaba el Alavés a su manera, dejando la pelota al Celta. Atacaban los de casa a rachas y los vigueses tratando de tirar del talento de Aspas y el olfato depredador...
Nevaba en Vitoria a las tres de la tarde, cuando los equipos salían para jugar la segunda parte, y la nieve, que blanqueó el césped, cambió las cosas. Hasta ese momento el juego transcurría como se esperaba, con el marcador igualado y el fútbol también, cada cual a lo suyo. Apretaba el Alavés a su manera, dejando la pelota al Celta. Atacaban los de casa a rachas y los vigueses tratando de tirar del talento de Aspas y el olfato depredador de Santi Mina, pero se puso a nevar y el panorama se transformó.
Se trataba de saber qué equipo se adaptaría mejor a la situación, y fue el Celta. Al margen de los tópicos que apodan Siberia a Vitoria y apuestan porque los vigueses se adaptan mejor, por su latitud y longitud, a las precipitaciones, el hecho de que las plantillas estén conformadas por futbolistas de todo el mundo desmiente los lugares comunes. Se trata, simplemente de la adaptación al medio, y sucedió que los jugadores célticos asumieron antes que los alaveses, la que estaba cayendo.
Fueron apenas unos minutos, en los que Aspas y compañía dieron una lección de mover la pelota sobre un césped que empezaba a ponerse pesado, y les sirvió para ganar el partido. Habían marcado los hombres de Coudet en la primera parte, antes del cuarto de hora, en una asistencia de Kevin. El disparo de Santi Mina golpeó ligeramente en un defensa y desequilibró a Pacheco que ya se había lanzado. El guardameta tocó con la mano y el balón atravesó la línea.
El Alavés no se descompuso. Siguió haciendo su juego, y en una apertura a la izquierda, Luis Rioja centró, tocó de cabeza Edgar y Joselu metió el pie, antes que Dituro la mano, para empatar. El partido estaba parejo, y hasta entretenido por la incertidumbre de apostar a qué propuesta le saldría cara y a cuál cruz, en el reparto final.
Pero se fueron los dos equipos al vestuario en el descanso, y cuando volvieron había comenzado a nevar. El campo se encharcó, el Celta se desenvolvió mejor, y aunque Loum pudo adelantar al Alavés en un remate de cabeza al palo, tras un saque de esquina, eran los vigueses quienes tenían el control.
En un centro desde la izquierda, en el minuto 67, el balón golpeó en la mano de Martín y el árbitro señaló penalti. La pelota la cogió Aspas, quién si no, y como los tenistas en el saque, eligió entre varias antes de decidirse. Lanzó muy mal, por el centro y flojo, pero Pacheco, que la interceptó, no pudo blocar, y lo escasamente inspirado que estuvo Iago al lanzar, lo suplió con la celeridad con la que rebañó el rechace para marcar el segundo de su equipo.
Reaccionó el Alavés, se adaptó al terreno por fin, pero ya era tarde. Guidetti pudo empatar en un balón suelto, pero estuvo lento. Para ese momento Calleja ya había desplegado toda su artillería pero no le llegó para seguir con la buena racha del mes de noviembre. La nieve le estropeó los planes. Al Celta se los reafirmó. Para cuando el árbitro señaló el final, ya no nevaba en Vitoria.
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