Un baño de fútbol del Atlético al Betis
El equipo de Simeone firma su partido más completo del curso liderado por De Paul y Carrasco y pasa por encima de un rival que solo presentó batalla en los primeros minutos
Fino con la pelota y sin las concesiones atrás que tanto le han penalizado últimamente, el Atlético le dio un baño de fútbol al Betis. Bajo una lluvia intensa y liderado por un gran De Paul y un Carrasco en su mejor versión, el equipo de Simeone también logró un triunfo reconfortante por dejar la portería a cero. Lo que en otras temporadas era lo normal, en esta lo había logrado en contadas ocasiones. Desde el palco por sanción, Simeone contempló un ejercicio bello y eficaz de los suyos.
El Cholo rompió el tridente, dejando a João Félix en el banco pensando en la cita del miércoles en L...
Fino con la pelota y sin las concesiones atrás que tanto le han penalizado últimamente, el Atlético le dio un baño de fútbol al Betis. Bajo una lluvia intensa y liderado por un gran De Paul y un Carrasco en su mejor versión, el equipo de Simeone también logró un triunfo reconfortante por dejar la portería a cero. Lo que en otras temporadas era lo normal, en esta lo había logrado en contadas ocasiones. Desde el palco por sanción, Simeone contempló un ejercicio bello y eficaz de los suyos.
El Cholo rompió el tridente, dejando a João Félix en el banco pensando en la cita del miércoles en Liverpool. Encontró el equilibrio que buscaba con el trabajo de Correa y Griezmann cuando se replegaba. A partir de esa solidez, el Atlético edificó un partido notable, aunque fue el Betis el primero en mandar. Su inicio se correspondió con las miras altas con las que transita por el campeonato, aunque Pellegrini reservara a Fekir, su futbolista más imaginativo por el riesgo de perderse el derbi por tarjetas.
No se había cumplido un minuto cuando Willian Carvalho soltó un zurriagazo desde la frontal del área que le sacudió el agua de los guantes a Oblak. Por la banda que defendía Carrasco, pareció querer cebarse el equipo de Pellegrini, que buscaba a Montoya y a Rodri. No pintaron bien los primeros minutos para el Atlético, que no encontraba la pelota porque su rival se la escondía. Fue De Paul el que dio el golpe en la mesa para los rojiblancos. El volante argentino asumió la salida de la pelota, la traslación y enarboló la bandera para la guerra de los duelos por ganar las segundas jugadas. A partir de De Paul emergieron Griezmann y Correa por dentro y Carrasco por fuera. El francés perdió un mano a mano escorado con Bravo y también obligó al chileno a una buena estirada.
El desperece del Atlético sometió al Betis, que pasó de dominador a dominado. Siempre bajo la batuta de De Paul, emergió un equipo de versión poco vista. Un conjunto templado con la posesión, que jugaba a la pelota con una calma inusual para encontrar a Griezmann o a Correa a la espalda de los centrocampistas verdiblancos. Y en una circulación desde atrás, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, brotó el golazo de Carrasco. La pendular jugada acabó con el belga mano a mano en el pico del área con Montoya, al que puso la cintura a bailar amagándole con salir por dentro para fugarse por fuera. El zurdazo con el empeine salió flechado a la escuadra del palo que tapaba Bravo. Esa contundencia y la capacidad de desequilibrio es la mejor versión del belga, que a veces se enreda en regates o se frena. Cuando encara decidido y convencido es un futbolista de una escala superior. El Betis quedó tocado con el tanto, entregado a la superioridad del Atlético, cómodo manejando el juego desde el oficio. Se fue el equipo de Simeone al descanso con una superioridad manifiesta y la sensación de que podía haber marcado más diferencias.
A Pellegrini no le quedó más remedio que intentar darle una marcha más a su equipo. Pretendió que volara por las alas dando entrada a Tello y a Ruibal por Rodri y Juanmi, enterrados en el desplome de su equipo tras su expectante arranque de partido. Nada o casi nada mejoró el Betis. El gobierno del juego siguió en las botas de De Paul y en la verticalidad de Carrasco, Correa, Griezmann y también de Trippier, que se sumó a la fiesta.
Suárez buscó la escuadra en un cabezazo y también citó a Carrasco con Bravo con una pared sublime en la frontal del área. El belga pecó de generoso optando por ceder la pelota a Correa en vez de intentar superar a Bravo con un toque por arriba. El Atlético ya era un vendaval, que tiroteó la portería bética con testarazos consecutivos de Giménez, Savic y uno de Hermoso que entró, pero fue invalidado por el VAR. Entre medias, Carvalho y William José, desaparecido toda la tarde, inquietaron a Oblak.
Fue Pezzella, con un cabezazo en propia puerta en un saque de esquina el que concretó la superioridad del Atlético. No se detuvo el equipo de Simeone con el marcador tan a favor. El preparador argentino metió la electricidad de João Félix porque el partido estaba más para el contragolpe que para que Suárez cazara algún centro viviendo en las inmediaciones del área. Carrasco le dio la razón cuando atisbó una carrera rompedora del luso. La ejecución fue de manual, con la cabeza erguida para cruzarle el disparo a Bravo. Fue el primer gol del curso de João Félix para cerrar el baño del Atlético al Betis.
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