La Real hace su partido de siempre
Un gol de Isak en la segunda parte ante el Sturm Graz le da a los donostiarras la primera victoria en la fase de grupos
Este partido ya lo había jugado la Real Sociedad. De hecho, de un tiempo a esta parte, el equipo donostiarra juega siempre el mismo partido. Se trata de ganarse la confianza del rival, en este caso el Sturm austríaco, dorarle la píldora, hacerle creer que es un equipo grande, con posibles; que cuando los txuri urdin se echan atrás es porque tienen verdadero temor a ser goleados. No está confirmado, pero tal vez los jugadores realistas susurran al oído de los adversarios, uno a uno: “Después de Messi, eres el mejor ...
Este partido ya lo había jugado la Real Sociedad. De hecho, de un tiempo a esta parte, el equipo donostiarra juega siempre el mismo partido. Se trata de ganarse la confianza del rival, en este caso el Sturm austríaco, dorarle la píldora, hacerle creer que es un equipo grande, con posibles; que cuando los txuri urdin se echan atrás es porque tienen verdadero temor a ser goleados. No está confirmado, pero tal vez los jugadores realistas susurran al oído de los adversarios, uno a uno: “Después de Messi, eres el mejor jugador que he visto”. Puede que lo hagan y puede que no, pero lo cierto es que, por momentos, se crecen –en este caso–, los centroeuropeos. En otros, quien corresponda, sea Elche, Mallorca, o cualquiera.
Y el Sturm se cree con el derecho a soñar que es una potencia del fútbol y se siente capaz de intentar golear como si tuviera enfrente a la Roma de Mourinho. Y está en esa ensoñación, adormecido, cuando la Real Sociedad, de puntillas para no despertar al incauto equipo austríaco, se cuela en el área con un balón a Isak después de un robo de Aihen a Gazibegovic, que andaba a la luna de Valencia, o de Graz para ser más exactos, y el sueco, que está a lo suyo, que es incordiar, y no en lo que podría comprar si le toca el Euromillón, dispara no demasiado fuerte, y la pelota, después de golpear levemente en un defensa, se le escurre a Siebenhandl entre los guantes, que parecen untados en aceite. Y ya está la Real en el partido de siempre, el de los últimos tiempos, que podría empezar a considerarse un clásico, aunque sea cada vez frente a un rival distinto.
Y ya con el partido encarrilado, Imanol empieza a sacar chavales del banquillo como si la cantera de Zubieta fueran las minas del rey Salomón, que a veces parece que los son. Para ese momento, el Sturm, que ha caído en el engaño, ya no tiene las fuerzas del inicio, cuando todos creían que eran Messi, o Neymar; cuando Yeboah pensaba que podría emular a su tío Tony, estrella de la selección de Ghana, y soñaban en grupo con el bote de la Primitiva. Pero no, ni la pedrea cayó en Graz, porque la Real Sociedad jugó el partido de siempre, que ganó como siempre, porque a diferencia de su rival, está plagado de futbolistas que pueden resolver en un suspiro. Esta vez fue Isak, otras veces son otros los que dan el paso adelante.
Con cinco puntos en tres partidos, a los hombres de Imanol todavía les queda un recorrido largo y sinuoso hasta llegar a la meta, pero han encontrado el camino. Ahora se trata de desbancar al Mónaco, que después de ganar a domicilio al PSV (1-2), está en cabeza del grupo B de la Liga Europa.
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