La conexión Pogba-Benzema desencadena otra remontada
Como contra Bélgica, el volante y el punta producen contra España el primer gol de la revuelta de Francia
Penúltimo giro de tuerca del fútbol contemporáneo, donde resulta cada vez más difícil distinguir la promoción de la realidad, son la presencia de cámaras dentro de los vestuarios. Había una —o varias— en el camerino de Francia durante el descanso de la semifinal de la Liga de Naciones que se disputó el miércoles pasado en Turín. Ganaba Bélgica 2-0 y la ocasión alimentó el drama de un buen documental a cargo de los patrocinadores de la Federación Francesa de Fútbol.
Se abrieron los obturadores y no faltar...
Penúltimo giro de tuerca del fútbol contemporáneo, donde resulta cada vez más difícil distinguir la promoción de la realidad, son la presencia de cámaras dentro de los vestuarios. Había una —o varias— en el camerino de Francia durante el descanso de la semifinal de la Liga de Naciones que se disputó el miércoles pasado en Turín. Ganaba Bélgica 2-0 y la ocasión alimentó el drama de un buen documental a cargo de los patrocinadores de la Federación Francesa de Fútbol.
Se abrieron los obturadores y no faltaron los actores. Hubo discursos, proclamas, alocuciones, girondinos y jacobinos. Hablaron casi todos y todos lo hicieron con vehemencia. Pero lo más determinante sucedió cuando los jugadores volvieron a saltar al terreno de juego y Benzema se acercó a Pogba para recordarle en cuatro segundos la clave que resolvería el enigma. El mensaje fue tan nítido que el argumento del partido en la segunda mitad fue una sucesión de variaciones sobre la misma jugada: Pogba recibía la pelota en el mediocampo, alzaba los ojos, y Benzema se le aproximaba bajando desde el área belga para facilitarle la entrega. Así nació el 2-1. Por esa vía se gestó la remontada. Un 2-3 final que fue impensable sin la complicidad instantánea de dos hombres que fuera de la cancha no se dirigen la palabra más que para guardar la etiqueta más imprescindible.
Pocos nueves en la historia del fútbol han sido más desequilibrantes que Benzema cada vez que han salido de la zona de definición. Contra los mandamientos del manual, el punta de Francia abandona su zona de manera sistemática y cada vez que lo hace suele construir carreteras por las que su equipo avanza hacia el gol. En Francia, el primer encargado de suministrarle balones es Pogba. Sin que intervengan el mediocentro o el delantero, es difícil que Mbappé, el tercer hombre de la fórmula, logre activarse cuando escasean los espacios. Lo sabía Luis Enrique, que actuó contra su costumbre. El seleccionador español condicionó el juego de su equipo para desarrollar un plan que interrumpiera la conexión que propicia casi todas las jugadas profundas de su rival.
Gavi o Rodri, los sabuesos
Primero fue Gavi quien se emparejó con Pogba. Hasta que en el minuto 18 Deschamps mandó a sus pivotes que se intercambiaran posiciones y entonces el estratega de Francia se emparejó con Rodri. En las pocas ocasiones que Pogba recibió la pelota, Benzema procuró el desmarque y Rodri, o Gavi, o a veces ambos a la vez, acudieron a romper la alianza. Lo lograron casi siempre en el curso general de un partido eminentemente táctico. Cuando Gavi y Rodri no estrecharon el cerco sobre Pogba, Francia hizo estragos.
La segunda asociación de Pogba con Benzema produjo la primera ocasión del partido. Rodri perdió la pelota, Griezmann se la dio a Benzema, y Benzema jugó con Pogba que le devolvió el pase en profundidad. El tiro del nueve se fue a córner. Pasó una hora hasta que volvieron a conectar. A medida que la presión española se aflojaba, por efecto del desgaste físico, Lloris se atrevió a salir jugando por debajo, y Pogba comenzó a recibir más balones y con más tiempo. En el minuto 63, un pase de Pogba a Mbappé, que se emparejó con Benzema en su movimiento hacia el mediocampo, desembocó en el 1-1 de Benzema.
En el instante previo al 2-1 definitivo de Mbappé, que se gestó con Théo desde la izquierda del ataque francés, los tres centrocampistas españoles estaban volcados en el cuadrante opuesto, donde jugaban Pogba y Benzema, que ejercieron de señuelo sin proponérselo.
Más que el juego coral, el punto de apoyo de la remontada de Francia fue, otra vez, el golpe de mano rápido. Lo representó mejor que nada el gol de Benzema. Sobre su rosca desde la esquina del área, directa a la escuadra contraria sin que Azpilicueta pudiera hacer nada por evitar el tiro, se edificó el arreón efímero que le dio un nuevo título a la vigente campeona mundial.
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