Diego López: “El portero pillo sabe intuir a los delanteros”
El portero gallego, que batió el récord de longevidad de Di Stéfano en el Espanyol, conversa con EL PAÍS antes del duelo ante el Real Madrid
Diego López (Lugo, 39 años) aterrizó en Barcelona en 2016 cuando el Espanyol del inversor chino Chen Yansheng aspiraba a convertirse en uno de los animadores de la Liga. Se clasificó para la Europa League en la campaña 2019-2020, pero al curso siguiente se desinfló. El portero gallego no se movió de Cornellà. Aguantó la temporada en Segunda y, de nuevo en Primera, solo piensa en disfrutar en el que puede ser uno de sus últimos años en la élit...
Diego López (Lugo, 39 años) aterrizó en Barcelona en 2016 cuando el Espanyol del inversor chino Chen Yansheng aspiraba a convertirse en uno de los animadores de la Liga. Se clasificó para la Europa League en la campaña 2019-2020, pero al curso siguiente se desinfló. El portero gallego no se movió de Cornellà. Aguantó la temporada en Segunda y, de nuevo en Primera, solo piensa en disfrutar en el que puede ser uno de sus últimos años en la élite. Y, de paso, bate récords. Ya contaba con el de imbatibilidad (586 minutos) y ahora se quedó con el de jugador más longevo en vestir la camiseta del Espanyol, tras superar la marca de Alfredo Di Stéfano (39 años y 273 días). Este domingo buscará estirar su leyenda como blanquiazul ante un viejo conocido, el Real Madrid (16.15, Movistar La Liga).
Pregunta. ¿Superar a Di Stéfano tiene un valor simbólico o sentimental?
Respuesta. Tiene un valor especial. Y no es porque la marca le pertenecía a Alfredo Di Stefano. Es por lo que significa ser el jugador más veterano en la historia de un club como el Espanyol. Y también porque en el fútbol actual, en el que hay mucha competitividad, es muy difícil mantenerte como titular. Lo siento como un premio. Un premio a una trayectoria, en la que me he esforzado mucho. Un premio a una carrera que todavía no ha terminado y que espero que dure unos años más.
P. ¿Eso es para usted el éxito?
R. Para mí el éxito pasa por otro lado. Tiene que ver con el trabajo y la constancia que he tenido durante mi carrera. He sido honesto y profesional y esos son los valores que me han guiado. Desde que empecé hasta hoy el cambio en el fútbol ha sido brutal.
P. ¿A qué se refiere?
R. La tecnología ha cambiado los hábitos.
P. Por ejemplo.
R. Las lesiones. Yo tuve compañeros en la cantera del Madrid que tuvieron que dejar el fútbol. Hoy, el 90% vuelve a jugar. Incluso después de haber pasado por varias operaciones. Es un cambio en general: en la nutrición, en los tratamientos… Y también en la formación. Los chavales después de entrenar ya tienen el vídeo para mirar en lo que tienen que mejorar. Existen muchas herramientas para mejorar.
P. ¿El fútbol se puede robotizar?
R. Yo me crié en una aldea. El fútbol era el de la calle. No sé si eso generaba que los jugadores, sobre todo los de ataque, tuviesen más empaque y fueran más vivos, más listos. Hoy se analiza todo mucho. Hay muchos datos, muchas imágenes… Sigue habiendo ese grado talento innato, pero antes había jugadores que llegaban por pillos.
Los jóvenes me ven como un ejemplo por cómo estoy con casi 40 años
P. ¿Se puede ser pillo en la portería?
R. Por supuesto. Es un puesto en el que tienes que estar concentrado los 90 minutos porque todos sabemos lo que significa un error. Es muy técnico; además, hay que hacer todo muy bien a nivel táctico. Es la demarcación en la que hay más incertidumbre. Eso significa que hay que tomar muchas decisiones por instinto.
P. ¿Instinto?
R. No hay librillo en el que vengan todas las soluciones para todas las acciones que hay en un partido. Muchas veces, en una milésima de segundo, tienes que decidir algo que no estaba en los manuales. Influye la experiencia, por supuesto. Pero un portero por naturaleza pillo sabe intuir estas acciones y leer cómo se comporta cada delantero.
P. ¿Ya purgó la culpa del descenso del Espanyol?
R. ¿Culpa? No. Si yo hubiese sido el único jugador, el único entrenador y la única persona en el club, entonces hubiera sido el único culpable del descenso. Pero no fue así. Más que culpa he sentido responsabilidad por haber sido un componente de la plantilla. Asumo mi importancia dentro del grupo y quizá, por mi edad, me siento más responsable que otros. Hay que entender que cuando sucede un proceso tan dramático como un descenso no hay que culpabilizar a los jugadores mayores o a los capitanes. Hay que analizarlo desde otra perspectiva, más global. Hay muchos factores que incidieron en lo que sucedió.
Me estoy preparando como entrenador para cambiar de tercio
P. ¿Qué es ser buen capitán?
R. Un compañero que ayuda al resto. Alguien que está pendiente de que en el vestuario se sigan una serie de conductas y de valores que ayuden al rendimiento colectivo. Un capitán no solo está pendiente de su labor en el juego. Un capitán intenta que cada jugador alcance su máximo rendimiento. Pero esa ayuda no tiene por qué ser siempre deportiva. Si se quiere ser un grupo unido, hay que estar pendiente de temas personales. Intentar trasmitir valores en cada entrenamiento, sobre todo a la gente que anda un poco perdida.
P. ¿Los jóvenes lo perciben o tiene que recordárselo?
R. En mi caso, lo ven porque me hacen muchas preguntas.
P. ¿Qué le preguntan?
R. Cómo soy capaz de entrenar tanto o cómo estoy así con 40 años. Sé que me ven como un ejemplo y eso me mantiene viva la llama.
P. ¿Es imposible no pensar en el día después?
R. Estoy preparado para cambiar de tercio cuando llegue el momento y para empezar otra vida haciendo otras cosas.
P. ¿En el fútbol?
R. Estoy en proceso de formación como entrenador. Pero es algo que tendría que probar para ver en qué rol encajo mejor.
P. ¿Cómo se visualiza de técnico?
R. Creo que puedo llegar a ser bastante pesado en la metodología y también en la intensidad. Pero, por otro lado, me gustaría que el futbolista se sienta futbolista. Que pueda improvisar. He tenido grandes entrenadores. Me gustaría encontrar un punto intermedio.
P. Un nombre.
R. Mourinho me marcó mucho. No por las circunstancias sino por lo que creo que es como entrenador. Ancelotti, de otra manera, también. Y la influencia de Pellegrini fue muy grande.
P. ¿Puede analizarlos?
R. Ancelotti es un gran gestor. Sabe como llegarle al futbolista y maneja muy bien el vestuario. Mourinho, en la toma de decisiones, en los cambios que hace durante un partido, es el número 1. Es capaz de modificar un encuentro con un cambio táctico. Lee muy bien el fútbol y eso es lo más difícil. Al final, hoy para preparar un partido los entrenadores cuentan con un séquito detrás. Pero cuando todo se cuece es el domingo. Puede haber una lesión, un cambio táctico del rival… Es en ese momento cuando se ve a un gran entrenador.
P. ¿Prefiere jugar contra el Barça o ante el Madrid?
R. Contra los dos, mucho más cuando vienes de Segunda como es nuestro caso. Eso le decía a mis compañeros. Este año tenemos que ser el equipo que más disfrute de la Primera.
P. Este año no se cruza con Messi.
R. Que se fastidien los franceses.
P. Pero de Benzema no se libra.
R. En cualquier momento se puede despertar la bestia. Está Benzema, pero también Vinicius. El Madrid tiene un gran equipo y un ataque demoledor.
P. ¿El Espanyol solo tiene que salvarse?
R. Hay que darle continuidad a lo que hicimos el año pasado. No hemos empezado bien en cuanto a puntos, pero sí en sensaciones. Estuvimos bien en casi todos los partidos, menos contra el Mallorca. Podríamos tener tres o cuatro puntos más.
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