700 entradas y 700 gorras para el Amorebieta
El club de un pueblo de 20.000 habitantes, el más pequeño del ámbito profesional, descubre una nueva vida en Segunda
A Jon Larrea la vida le ha cambiado de golpe. Junto a un grupo de amigos tomó las riendas del Amorebieta hace cuatro años, en Segunda B. El club tenía un agujero de medio millón de euros, un poco menos del presupuesto de aquella temporada. Consiguieron saldar las deudas con la Seguridad Social y unos cuantos proveedores. Ahora, el abogado de 43 años maneja un equipo de Segunda con un presupuesto de más de seis millones de...
A Jon Larrea la vida le ha cambiado de golpe. Junto a un grupo de amigos tomó las riendas del Amorebieta hace cuatro años, en Segunda B. El club tenía un agujero de medio millón de euros, un poco menos del presupuesto de aquella temporada. Consiguieron saldar las deudas con la Seguridad Social y unos cuantos proveedores. Ahora, el abogado de 43 años maneja un equipo de Segunda con un presupuesto de más de seis millones de euros. “Ha sido un cambio brutal. En estos dos meses desde el ascenso, no hemos parado ni un minuto para adaptarnos a la nueva categoría. Casi no he tenido vacaciones con tantas cosas que hemos tenido que hacer”.
En un pueblo de Bizkaia que no llega a los 20.000 habitantes, el más pequeño del fútbol profesional, el Amorebieta ha tenido que cambiar su mentalidad. Tuvo que alquilar un local para sus nuevas oficinas donde el entrenador, Iñigo Vélez de Mendizabal, y el director deportivo, Asier Goiria, planifican su trabajo. El técnico solo tuvo una exigencia con el club. “Quería un sofá”, desvela el presidente. “Es que en nuestra planta el techo está muy bajo y yo mido 1,90 y así estoy más cómodo, sin agacharme”, replica riéndose el técnico vitoriano, que jugó en Primera División con el Murcia y el Athletic antes de convertirse en entrenador.
En la planta baja, los empleados se afanan en el reparto de las 700 entradas que se ocuparán en su primer partido en casa ante el Almería, este domingo. “Nos llamaron de LaLiga y preguntaron si iba a hacer calor, les dijimos que tal vez, y nos han enviado 700 gorras para repartir”, apunta Ana Guzmán, la mujer del presidente, que echa una mano en el inmenso trabajo en el club. ”Vamos a ver si con el primer partido en casa se va normalizando la situación”, implora Jon Larrea.
Esa nueva relación con la patronal del fútbol es algo que tienen todavía que asimilar en el Amorebieta. “Nos dan mucho, entra dinero, pero también nos exigen mucho, como el cambio de campo. En el pueblo se comentó que tendríamos que jugar aquí, pero es inviable. Jugaremos en Lezama, que está a 10 minutos de aquí, y tendremos que ver cómo atraemos al pueblo a las aficiones que llegan de fuera”, advierte Larrea. “Acondicionar el campo principal de Lezama ha supuesto decenas de reuniones, visitas y cambios, aunque el Athletic nos ha dado todas las facilidades, como el Eibar, que nos ha recibido en la categoría ofreciendo su ayuda para lo que sea”. Y prosigue el presidente: “Además, si seguimos en Segunda, tendremos que acometer la conversión en Sociedad Anónima y lo tendrán que decidir los socios. Si quieren seguir siendo un club no podemos seguir en el fútbol profesional”. De momento, los directivos se han encontrado con el primer inconveniente: avalar un millón de euros del presupuesto de forma solidaria, algo que en el fútbol que no es profesional no es obligatorio.
El viejo bar es la sala de prensa
Todo el mundo se ha reconvertido en el entorno del Amorebieta. Ibon Olalde era directivo, se encargaba de leer las alineaciones por la megafonía del campo de Urritxe, y ahora es el nuevo director general. Caixabank, que cedía gratuitamente un local al club, en el que estaba instalada la tienda, se ha convertido en patrocinador y socio financiero. Hasta el propio campo, que se inauguró en 1915, se ha transformado. Como LaLiga no permite que se utilice para los partidos, es ahora el centro de entrenamiento del equipo. El vestuario visitante es actualmente gimnasio y el antiguo bar se ha convertido en sala de prensa.
Lo que no cambian son algunas costumbres, como la de bajar después de cada partido al bar de Mikel Gallastegi, hermano de un exjugador del club, a tomar unas cervezas a modo de tercer tiempo. ”Esta unidad del grupo va a dar muchos puntos”, asegura Mikel San José, internacional y exjugador del Athletic, que tras su paso por el Birmingham, ha regresado a Bizkaia para poner un poco de experiencia en en el equipo, formado completamente por futbolistas vascos, todos cobran el salario mínimo de la categoría, 85.000 euros anuales.
”Ha sido un cambio drástico”, dice el presidente. ”Hasta el año pasado, el tope era de 1.500 euros al mes en 10 mensualidades, y había futbolistas que ganaban 200 o 300 euros. Ahora todos cobran 8.000 euros mensuales. No son sueldos de figuras del fútbol, pero para muchos de ellos es pasar de la noche al día. Muy pocos profesionales de cualquier otra actividad ganan eso”, explican. De los 25 futbolistas del equipo, catorce fueron protagonistas del ascenso en Badajoz. No estaba entre ellos Oier Luengo, un chico de 23 años que es, sin embargo, el único futbolista de la plantilla que ha pasado por todas las categorías inferiores del Amorebieta, aunque las tres últimas temporadas ha pertenecido a la disciplina del Athletic, jugando en el filial. “Cuando estaba en infantiles, nunca me imaginé que pudiera jugar algún día como profesional en el equipo de mi pueblo”, confiesa.
Gastos medidos
Oier vivió una paradoja el pasado mes de junio. Sintió la tristeza de perder la final de la promoción de ascenso frente al Burgos con el Bilbao Athletic (1-0), pero se llevó la alegría de ver como el Amorebieta, su equipo de siempre, ascendía tras ganar al favorito, el Badajoz. “Pensé que igual podía volver a mi club, así que no dudé en aceptar cuando me lo propusieron”. Y pese a las derrotas en los dos primeros partidos, ambos a domicilio, está seguro de algo: “No vamos a descender. Contra el Girona y el Mirandés jugamos de tú a tú”, dice. “Yo pienso lo mismo”, dice Iñigo Vélez de Mendizabal, el entrenador. “Hemos podido puntuar en los dos partidos, incluso ganar. Entiendo que estemos en las quinielas, porque somos el equipo más modesto de la categoría, pero nuestra meta es jugar todos los partidos con nuestra idea, y nos irá bien”. Para tratar de completar la plantilla, el director deportivo, Asier Goiria, consiguió la pasada semana la cesión de Gaizka Larrazabal, que llega del Zaragoza, donde jugó 12 partidos la temporada anterior, aunque ya tiene experiencia en Primera con el Athletic.
El club no puede permitirse el lujo de grandes fichajes, se apaña con lo que tiene, en todos los aspectos. Viajarán en avión solo lo imprescindible. “Tenemos suerte de que Miranda, Burgos, San Sebastián, Oviedo, Gijón o Zaragoza quedan cerca. Lo malo es que Ibiza, por ejemplo, nos toca en plena temporada de verano, y los vuelos y los hoteles son más caros”. El Amorebieta mira cada euro que entra y que sale. “De momento, no podemos permitirnos lujos. Además, LaLiga nos vigila cada movimiento”.
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