Florentino Pérez: un argentino más

Cuando uno se pone al frente de un transatlántico como el Real Madrid está sujeto al escrutinio mediático: también por aquello que calla en público y comenta en privado

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, en la grada en un partido de Euroliga entre el Real Madrid y el Zalgiris Kaunas disputado el pasado 25 de febrero en el Wizink Center, en Madrid.GEtty

Lo que más impacta en las grabaciones publicadas estos días por El Confidencial es la naturalidad con la que Florentino Pérez baja a la tierra y se convierte en un argentino más, en la sublimación del hincha cabreado y lenguaraz que no deja títere con cabeza porque el fútbol también se inventó para esto: para que, en ambientes de pretendida intimidad, pueda uno mentar a la m...

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Lo que más impacta en las grabaciones publicadas estos días por El Confidencial es la naturalidad con la que Florentino Pérez baja a la tierra y se convierte en un argentino más, en la sublimación del hincha cabreado y lenguaraz que no deja títere con cabeza porque el fútbol también se inventó para esto: para que, en ambientes de pretendida intimidad, pueda uno mentar a la madre del portero, la IQ del mediocentro y la dieta rica en hidratos del gordo hijo de tal que no tiene cerebro ni para rematar bien de cabeza. Si se me permite soñar, nada me apetecería más ahora mismo que descubrir al propio Florentino detrás de aquella cuenta que rebautizó al ‘Pipa’ Higuain como ‘Cementerio de canelones’.

Cuando uno se pone al frente de un transatlántico como el Real Madrid está sujeto al escrutinio mediático: también por aquello que calla en público y comenta en privado
Cuando uno se pone al frente de un transatlántico como el Real Madrid está sujeto al escrutinio mediático: también por aquello que calla en público y comenta en privado

Se le calentó la boca al ahora presidente del Madrid y lo grabaron: muy bien. Algunos dirán que sus palabras lo dejan en mal lugar por ofender verbalmente a mitos del club como Raúl, Casillas, Vicente del Bosque, Cristiano Ronaldo, Jose Mourinho y hasta Fábio Coentrão, que también fue mito a su manera. Y estarán en su derecho, evidentemente. Cuando uno se pone al frente de un trasatlántico como el Real Madrid está sujeto al escrutinio mediático: también por aquello que calla en público y comenta en privado. En el momento que sus comentarios trascienden, quien habla de viva voz sigue siendo Florentino Pérez, líder mesiánico de uno de los grandes clubes del planeta y, por tanto, el primer obligado a guardar unas cautelas que, a la vista de lo acontecido, no parece hayan sido el punto fuerte de su mandato.

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Yo, que tampoco me considero un heterodoxo en esto del fútbol, he llegado a encontrar una cierta vis cómica en sus afirmaciones, acostumbrado como estoy desde niño al ambiente del bar y habiendo escuchado cosas terribles respecto de protagonistas a los que, cinco minutos más tarde, el mismo que los había ofendido está dispuesto a besar delante de toda su familia incluida la política, que siempre es más dada a criticar este tipo de explosiones. A Coentrão, por ejemplo, le llama “tolili” un Florentino con la boca tan llena de arte de que dan ganas de pedirle que lo repita en cada intervención pública de aquí en adelante, a ser posible refiriéndose a mí, que siempre he querido tener un mote con acento grave y terminado en i.

Tampoco parece que la parroquia blanca esté por la labor de censurarlo en exceso o pedirle responsabilidades y, a la hora en que escribo estas líneas, ni siquiera se conoce la reacción de ninguno de los adjetivados. Por supuesto, intuyo que no debe ser agradable escuchar según qué cosas sobre uno mismo. Pero todos ellos conocen sobradamente los ambientes íntimos del fútbol y hasta la naturaleza del ser humano, muy dada a desbocarse cuando uno se relaja, baja la guardia y deja volar libre a la sinhueso. No sé por qué, pero me acuerdo ahora de una anécdota que me contó Juan Tallón sobre Norberto Conde tras su llegada a Huracán. Traía fama de goleador insaciable pero no terminaba de ver puerta así que, cierto día, mientras repasaba la actuación de sus futbolistas en el último partido, el míster le preguntó: “A vos, Beto, te llamaban ‘El goloso del gol’… ¿Qué te pasó acá en Huracán? ¿Te agarró la diabetes?”. Imaginen la cara de Conde si un personaje con la ascendencia del mítico ‘Pipo’ Rossi le llega a llamar “tolili”.

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