Descontrol en el festejo de los jugadores del Atlético en Valladolid
Los futbolistas saltan las vallas de seguridad y celebran el campeonato con los aficionados fuera del estadio
La emoción de una Liga definida con intriga en la última jornada y marcada por la ausencia de público en los estadios se desbordó cuando se conoció su desenlace. Los aficionados del Atlético de Madrid congregados junto al Nuevo Estadio José Zorrilla de Valladolid se dejaron llevar por el éxtasis cuando los futbolistas colchoneros salieron del vestuario y se dirigieron al autobús en el que iban a abandonar el campo en el que se habían proclamado campeones.
Pero antes de subirse al transporte, los jugadores decidie...
La emoción de una Liga definida con intriga en la última jornada y marcada por la ausencia de público en los estadios se desbordó cuando se conoció su desenlace. Los aficionados del Atlético de Madrid congregados junto al Nuevo Estadio José Zorrilla de Valladolid se dejaron llevar por el éxtasis cuando los futbolistas colchoneros salieron del vestuario y se dirigieron al autobús en el que iban a abandonar el campo en el que se habían proclamado campeones.
Pero antes de subirse al transporte, los jugadores decidieron irse a la zona donde se habían congregado los cientos de aficionados que se habían trasladado a Pucela. Ese movimiento disparó definitivamente a la masa, que superó el control policial y se lanzó a juntarse con los futbolistas: el descontrol. Después de una temporada de medidas extremas contra el coronavirus que dejaron a los aficionados fuera de los estadios, todas las precauciones saltaron por los aires en un revoltijo exaltado, sin mascarillas, con abrazos, selfis, y el portero del Atlético, Jan Oblak, manteado por los hinchas rojiblancos, mientras los agentes de policía desplazados al lugar trataban de separarlos.
Los deportistas no llevaban mascarillas y muchos aficionados prescindieron de esta protección cuando jalearon a los componentes de la plantilla, a medida que se dirigían al autobús, en el que por unos instantes se puso como conductor el defensa Renan Lodi. Los jugadores salieron del túnel que conduce hacia las entrañas de Zorrilla, todavía ataviados con la ropa de jugar, sin haber pasado por la ducha —en cumplimiento, ahí sí, del estricto protocolo anticoronavirus de LaLiga— y se fundieron en un abrazo multitudinario sin ningún tipo de medida de seguridad con grandes grupos de aficionados que esperaban a la salida de sus ídolos.
En ese momento se montaron piñas, saltos y cánticos acompañados del encendido de alguna bengala de color rojo que tiñó de humo el aparcamiento del feudo del Real Valladolid. La Policía, que durante el desarrollo del encuentro había conseguido contener a los aficionados rojiblancos más allá de algún incidente con alguna valla, se vio totalmente desbordada y tardó varios minutos en volver a controlar la situación.
A Savic, a Lodi y a Saúl, entre otros, llegó un momento en el que les costó deshacerse de los abrazos de sus aficionados, en los que quedaron atrapados, entre selfi y selfi, muy lejos todo de los protocolos de seguridad tan cuidados en época de pandemia.
Las imágenes de la celebración recordaron a tiempos anteriores a la crisis sanitaria, con aficionados sin mascarilla haciéndose fotos con los futbolistas, a los que abrazaban y retenían, mientras la seguridad trataba de conducirlos al autobús.
El capítulo de incidentes lo protagonizó uno de los jóvenes, que sufrió heridas leves cuando los agentes actuaron para separar a los grupos, y otro aficionado que se quemó la mano con una bengala.
La completa euforia provocó imágenes como la de los uniformados conduciendo a los recién proclamados campeones de Liga hacia el autobús. Las autoridades también mantuvieron discusiones con varios aficionados que estaban dejando de lado las medidas de precaución. El partido, en previsión de episodios similares, había sido declarado de alto riesgo, algo insólito para un encuentro que se iba a disputar a puerta cerrada, como casi todos los de esta temporada a causa de la pandemia. Como Madrid, Castilla y León no se encontraba todavía entre las comunidades autónomas donde las cifras permitieran admitir público en los campos.
En las horas previas al choque, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, había pedido prudencia a la afición del Atlético de Madrid, que había activado convocatorias a través de redes sociales para juntarse en los alrededores del estadio en el que su equipo finalmente se proclamó campeón de Liga.
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