Juan Ayuso, el itinerario único de un superdotado
El ciclista español que domina el calendario italiano sub 23 saltará al WorldTour en julio, a los 18 años
Comenzó a montar en bicicleta a los siete años, en 2009, el gran año de Contador y viendo a Contador ganar su segundo Tour ante Armstrong se enamoró del ciclismo. “Él me ha hecho apasionarme”, dice Juan Ayuso. “Por su culpa, la carrera de mis sueños es el Tour”. Juan Ayuso nació en Barcelona de padre vallisoletano, ha vivido en Atlanta (Estados Unidos) y en Xàbia (Alicante), vive entre Andorra y Bérgamo (Italia), corre con el Colpack el calendario italiano, el más duro de Europa en sub 23, donde lleva ya cinco victorias,...
Comenzó a montar en bicicleta a los siete años, en 2009, el gran año de Contador y viendo a Contador ganar su segundo Tour ante Armstrong se enamoró del ciclismo. “Él me ha hecho apasionarme”, dice Juan Ayuso. “Por su culpa, la carrera de mis sueños es el Tour”. Juan Ayuso nació en Barcelona de padre vallisoletano, ha vivido en Atlanta (Estados Unidos) y en Xàbia (Alicante), vive entre Andorra y Bérgamo (Italia), corre con el Colpack el calendario italiano, el más duro de Europa en sub 23, donde lleva ya cinco victorias, y su entrenador le controla desde Colorado (EE UU). Tiene 18 años, desde los 14 vive el ciclismo como un profesional, sin dejar de estudiar el bachillerato y gana carreras a corredores siempre más mayores. A los 16 y a los 17 años, en 2019 y 2020, ganó el campeonato de España júnior de fondo, que en 2020 dobló con el título de contrarreloj. En verano correrá ya en el WorldTour, la Champions del ciclismo. Probablemente estrenará el maillot del UAE, el equipo de Tadej Pogacar y Marc Hirschi, el 31 de julio en la Clásica de San Sebastián, donde debutó Lance Armstrong hace 29 años, donde Remco Evenepoel, el prodigio belga, el referente de todos los jóvenes, dejó ya su marca hace un par de años, a los 19.
Su desarrollo ciclista ha sido puramente individual, ajeno a equipos y tradiciones, el ciclismo de toda la vida que exige que todos pasen por todas las etapas y alertan contra la prisa excesiva, y sus gentes miraban de reojo, escépticos y casi deseando que se estrellara, mientras él, cómo su padre, Javier, un economista con amor por los números y las hojas de cálculo, se empapaba de todas las modernas teorías de entrenamiento expuestas en libros, se emocionaba aplicando las últimas tecnologías a la preparación de su hijo, y los dos iban aprendiendo de todo, de fisiología, de biomecánica, de programación, análisis de datos, vatios, nutrición, conforme iban creciendo. Y según crecía y progresaba, la vieja escuela del ciclismo español, se daba cuenta de que su viaje acelerado no era una locura, más bien una forma de estar con los tiempos que corren. Representa más que los otros grandes talentos de su generación –Carlos Rodríguez, Raúl García o Igor Arrieta—la versión española del ciclismo zoomer, que en el mundo arrasa. “Los nacidos en 2001 y 2002 somos una generación muy buena”, asegura. “En tres o cuatro años todos vamos a estar en lo más alto”
El de Ayuso ha sido un itinerario único para un superdotado que, ciclísticamente, y llevando la contraria al estilo de Contador, sube sentado sobre el sillín, y ataca de lejos, contrarrelojea y esprinta, y sus hombros anchos le hacen semejante a Mathieu van der Poel, el ideólogo llegado del ciclocross, trayectoria individual, el estilo que todos quieren imitar, del ciclismo del siglo XXI. Y, extrañamente para ser español, solo piensa en ganar. “Pero yo para las carreras por etapas no para clásicas de Flandes como Van der Poel”, aclara Ayuso, que mide 1,83m y pesa 65 kilos. “Yo ganando una Roubaix no me veo”.
Pese a la velocidad con que ha crecido, Juan Ayuso mantiene que nunca ha quemado etapas entrenando, que, antes al contrario, entrena menos que la mayoría, cuatro horas al máximo. “Todo ha sido muy controlado, y ahora, desde septiembre pasado, que me llevan los preparadores del UAE, mucho más. Todos los días les envío mis datos de la app de Trainingpeaks, pulsaciones, vatios, umbrales, series, velocidad... Todo está registrado, el sueño, los vatios, la nutrición… Todo se analiza y sirve para seguir ajustando los entrenamientos”.
“Y los entrenamientos son los justos, menos de lo que él quisiera, incluso, y él no hace más que decirme que cuándo tendrá salidas de cinco horas”, precisa Íñigo San Millán, su entrenador y el del esloveno Tadej Pogacar, otro prodigio de precocidad, ganador del Tour a los 21 años y de la Lieja a los 22. “Como con Tadej preferimos la calidad a la cantidad”. Y como las vio en Pogacar, en Ayuso también ha visto cualidades únicas San Millán, un riojano de Laguardia que trabaja como profesor en la Universidad de Colorado en Denver. “Destaca por su eficiencia metabólica y su capacidad para aclarar el lactato en las mitocondrias musculares”, explica el entrenador. “Y eso se traduce en su elevado FTP [umbras funcional de potencia], que se mide por su capacidad máxima durante 20 minutos, pero no 20 minutos al principio del esfuerzo, donde hay muchos ciclistas con valores altos, sino tras tres o cuatro horas, y ahí son muy pocos los que hay como él”.
“No soy solo yo quien tiene esta nueva visión, científica, tecnológica, del ciclismo. La moda la empezó Remco Evenepoel hace tres años, quien saltó de juvenil al WorldTour”, dice Ayuso, por teléfono desde Bérgamo, al día siguiente de impresionar en Italia con sendas victorias consecutivas en dos de las carreras sub 23 más importantes del calendario internacional, el Trofeo Piva y el Giro del Belvedere, y dos semanas antes de imponerse en la general del Giro de Romagna per Dante Alighieri, donde ganó, además, dos de las cuatro etapas, la maglia de la montaña y la de mejor joven. Y antes de llegar al WorldTour su objetivo es ganar en junio el Giro sub 23. “No quiero criticar lo que pasa en España con las carreras sub 23, pero en Italia tienen mejor calendario internacional y podemos correr con profesionales [así, disputó, y con buena nota, la Semana Coppi y Bartali], y se corre a otro ritmo, mucho más fuerte. Es otra cosa. Las carreras son diferentes y las carreteras, también. Son más estrechas y en ellas la lucha por la posición es obligatoria, la tensión. Corres contra los mejores del mundo y siempre tienes que estar al 100%”.
“Juan quiere saberlo todo al detalle. Tiene mucho apetito por conocer y entender las claves fisiológicas, de rendimiento, de entrenamiento”, dice San Millán, quien lo define como “inteligente, aplicado, disciplinado y metódico hasta el aburrimiento”, pero, quizás porque lo considera innecesario, a la vista está, no destaca otra de las cualidades que lo acerca tanto a los grandes cracks del pasado como a la generación tan joven a la que pertenece; su instinto de killer, su carácter atacante, la ausencia del miedo a perder.
Puedes seguir a DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.