Griezmann lanza al Barça
Los dos goles del francés coronan el excelente primer tiempo de un equipo azulgrana que acabó entregado en la segunda parte ante un Villarreal con 10
A falta de continuidad, cuando no tiene a Messi como hilo conductor y sus partidos presentan picos extremos, el Barcelona precisa de jugadores detallistas como Griezmann. Nadie se desmarca mejor ni remata a un toque con el acierto del francés, que firmó la victoria en un momento de exhibición azulgrana, ni siquiera interrumpido por el 1-0 del Villarreal. El partido, la jornada y la clasificación exigían una respuesta del Barça y Griezmann puso el 1-1 y el 1-2. A favor de marcador, los barcelonistas dejaron de atacar y se ent...
A falta de continuidad, cuando no tiene a Messi como hilo conductor y sus partidos presentan picos extremos, el Barcelona precisa de jugadores detallistas como Griezmann. Nadie se desmarca mejor ni remata a un toque con el acierto del francés, que firmó la victoria en un momento de exhibición azulgrana, ni siquiera interrumpido por el 1-0 del Villarreal. El partido, la jornada y la clasificación exigían una respuesta del Barça y Griezmann puso el 1-1 y el 1-2. A favor de marcador, los barcelonistas dejaron de atacar y se entregaron a un ejercicio defensivo sorprendente, incluso con superioridad numérica por la expulsión de Trigueros. Al Barça le cuesta acabar sus mejores partidos, valiente al inicio cuando más expectación despierta en sus rivales, y temeroso al final, empeñado en salvar con los defensas el resultado ganado con el despliegue de volantes imperiales como De Jong y artilleros de la categoría de Griezmann.
El título de Copa, en cualquier caso, ha liberado al Barça en el sprint por ganar la Liga de la misma manera que la semifinal de la Liga Europa y su remonte en el campeonato español ha agrandado a un equipo siempre bien visto como el Villarreal. El cartel citaba a dos equipos optimistas y el partido resultó intenso y divertido, nada extraño por otra parte si se recuerda las tardes goleadoras de El Madrigal, habitualmente agradecido con las visitas del Barcelona. Juega de salida el equipo azulgrana despreocupado, sin miedo a perder sino dispuesto a encadenar victorias más que a descontar jornadas, consciente de que se encuentra ante una oportunidad insospechada, indultado por sus enemigos, empujado por la obra de Johan Cruyff y agradecido al carácter servicial de Tito Vilanova.
Un 25 de abril fue el día en que nació el técnico holandés (1947) y en el que murió Tito (2014) y también el del penalti que Riquelme falló en la semifinal de la Champions contra el Arsenal (2006). La figura del Villarreal responde hoy al nombre de Gerard Moreno, un hincha y exjugador periquito, siempre desafiante con los culés, que compite por el pichichi con Messi. El delantero catalán se arrancó con dos remates que no encontraron la portería a pesar de su posición de ventaja ante Ter Stegen. La réplica barcelonista, sin embargo, fue todavía más vertiginosa con dos dejadas primorosas y un tiro fallido de De Jong. El holandés habilitó sin éxito a Griezmann y a Dest y perdonó después en un chut a bocajarro ante Asenjo.
Muy pocos centrocampistas interpretan mejor el fútbol total que De Jong, consecuente con la última biografía sobre Cruyff, titulada Siempre al ataque y escrita por Auke Kok. La ofensiva azulgrana fue tremenda para el Villarreal. Ni siquiera el gol de Chukwueze, excelente en el regate al meta azulgrana, después de ser asistido por un pase profundo de Pau Torres y un resbalón de Jordi Alba, detuvo al desencadenado Barcelona. Atacaban sin parar los azulgrana, a veces por los costados y en ocasiones por el centro, siempre enfocados a un prodigioso Asenjo. El choque demandaba la intervención de Messi para poner el punto y final al excelente fútbol barcelonista cuando apareció Griezmann, oportuno y delicado, protagonista del remonte del Barça.
Ilaix por Pedri
La sutil zurda del francés sorteó la salida de Asenjo después de un toque largo al espacio de Mingueza e interceptó más tarde una cesión de Foyth, apremiado por la presión de Pedri, para poner en un santiamén el 1-2. Hasta Griezmann parece haber encontrado su sitio en el equipo diseñado sobre la marcha por Koeman. El frenético monólogo azulgrana duró hasta que el Villarreal se recuperó en el descanso y tomó el control, muy pendiente de los cambios tácticos de Unai Emery.
El Barça se destensó, dejó de presionar y, ante la pérdida del cuero, se concentró defensivamente, más pendiente de no cometer errores y del contrataque que de cerrar el encuentro, demasiado expuesto al desequilibrio de Chukwueze. Koeman se inquietó tanto que quitó a Pedri para poner a Ilaix.
El joven volante aumentó la energía y las revoluciones de un Barcelona disminuido incluso después de la expulsión de Manu Trigueros por una entrada al tobillo izquierdo de Messi. No parecía que el Villarreal jugara en inferioridad numérica sino que incluso tuvo más dominio y presencia ofensiva que el Barcelona. No están acostumbrados los azulgrana a descansar con la pelota sino que necesitan jugar siempre a un ritmo alto, demasiado vulnerables cuando se descuelgan y refugian en el área de Ter Stegen. Al Barça le cuesta resistir por más presencia que tenga Piqué, pierde su encanto cuando deja de apretar en la divisoria, no sabe siquiera empujar la pelota en jugadas que son gol o gol, como le pasa a De Jong.
La contienda quedó muy abierta y a expensas de Messi y Gerard Moreno. Ninguno de los dos atinó y el 10 azulgrana se significó por retener el cuero mientras Koeman apelaba a un cuarto central como Araujo. El fin justificaba los medios para los azulgrana, expuestos a un accidente, demasiado rácanos en la abundancia después de ser generosos en la exigencia, finalmente victoriosos por intervención de Griezmann. Hoy corren tiempos de revancha para el francés y para el Barça. Los azulgrana juegan para ganar la Liga. El problema es que cuanto más cerca están de la victoria les acompleja la posibilidad de la derrota, como se vio en Vila-real.
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