“Nos faltó hambre de ir a por el balón”

Los blancos lamentan la falta de producción ofensiva pese a sumar ya 17 encuentros seguidos sin perder

Carvajal defiende a Borja Iglesias en una acción del partido.JUAN MEDINA (Reuters)

Si el destino manda mensajes, este tiene miga. En la semana del gran terremoto planetario de la Superliga, el Real Madrid se volvió a ver más lejos de la Liga española tras cruzarse con uno de esos equipos que difícilmente hubieran disputado el soñado torneo que encabezó su presidente. En seis días, los blancos han perdido cuatro puntos contra el Getafe y el Betis. Antes habían patinado contra el Alavés, Cádiz, ...

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Si el destino manda mensajes, este tiene miga. En la semana del gran terremoto planetario de la Superliga, el Real Madrid se volvió a ver más lejos de la Liga española tras cruzarse con uno de esos equipos que difícilmente hubieran disputado el soñado torneo que encabezó su presidente. En seis días, los blancos han perdido cuatro puntos contra el Getafe y el Betis. Antes habían patinado contra el Alavés, Cádiz, Levante, Osasuna y Elche. Ningún rico en la nómina. En la Copa descarriló en casa de un Segunda B recién ascendido y a punto estuvo de quedarse sin Champions en diciembre, cuando todavía no es de gran interés para la gente según el discurso de la dirección merengue, por dos derrotas ante el Shakhtar. Esta es la realidad del conjunto de Zinedine Zidane este curso: fuerte con los fuertes (no ha perdido frente al Barça, Atlético, Sevilla, Inter y Liverpool) y con frecuencia débil con el resto. Buen negocio para una Superliga, pero malo para el campeonato de la rutina. Los 17 encuentros seguidos sin perder no le salen del todo a cuenta si suman de uno en uno.

“Hoy era una oportunidad para dormir líderes, es un paso atrás”, admitió Carvajal, que regresó a la titularidad dos meses después tras protagonizar uno de esos episodios calamitosos de lesiones tan propio de los blancos esta campaña. “No sabría explicar qué nos ha pasado. En el último cuarto del campo nos faltó algo, hambre de ir a por balones que podíamos haber ganado, intentar anticipar o estar más finos”, comentó el defensa en caliente, sin muchas explicaciones aún al patinazo. “El calendario es muy exigente y tenemos una gran cantidad de bajas. Se nota que el míster no puede contar con todos y los que están no pueden descansar”, soltó como lamento final.

Zidane compartió el análisis de lo que había carecido su equipo —”ofensivamente nos faltaron muchas cosas, sobre todo al principio”—, pero rechazó de plano que el empate suponga un adiós al título, o un inicio de despedida. “Falta mucha Liga”, advirtió varias veces. “Los demás también tienen que jugar. Si perdemos dos puntos, siempre es lo mismo. Estamos mal y los demás, bien. No es así. Nosotros estamos bien y lo que tenemos que hacer es recuperar y pensar en el martes, que va ser, seguramente, el partido más complicado de la temporada. Estamos preparados para este tipo de encuentros”, aseguró en tono reivindicativo. Dos horas antes, el Madrid había salido a calentar y en ese momento, casi a modo de himno, retumbó Con altura, de Rosalía. “Esto vamo a arrancarlo con altura (…) Demasiada noches de travesura”, escupió la megafonía. Pero la letra no resultó ninguna premonición para los blancos. La jornada no iba a dejar locuras ni travesuras. Más bien angustia y depresión local.

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Los gritos eran cosa de Pellegrini, ese hombre de apariencia tranquila con pasado blanco, que no paraba de desplegar su gran vozarrón. “¡Hay que moverse al espacio!”, gritaba. A Borja Iglesias le hacía marcaje al hombre. Su homólogo en el otro banquillo, sin embargo, manos en los bolsillos y calva otra vez bajo la lluvia, apenas susurraba. Las advertencias en los locales dependían de Casemiro, un auténtico narrador. Alerta, felicita, comenta... un soniquete.

El duelo necesitaba vértigo, y ahí apareció Vinicius, reservado de inicio ante la proximidad del Chelsea, una señal de su nuevo estatus. Pero el vértigo lo encontró, para su desgracia, Borja Iglesias, que se vio tan solo ante Courtois que se le encogió el pie. A esas alturas, todo eran prisas en el Madrid. La tuvo Vinicius en una contra, pero recuperó su versión borrosa. La situación en el bando local requería soluciones urgentes, así que surgió de entre la lluvia Hazard, con apenas 15 minutos en las piernas en tres meses y medio. Se mostró participativo, lo que consoló a su técnico. “Es uno que nos puede aportar. Vamos a aprovecharlo y espero que hasta final de temporada”, dejó a modo de súplica.

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