El Sevilla también entra en la pelea por LaLiga
Un gol del Papu Gómez remata el triunfo contra el Celta y sitúa a los de Lopetegui a seis puntos del Atlético
El Sevilla ya puede soñar. Ganó en Vigo y se sitúa a seis puntos del líder, Atlético, con ocho jornadas por disputar. Se relanza tras un duelo exigente porque hasta cuatro goles le obligó a marcar el Celta para llevarse el triunfo. En un campeonato proclive al cerocerismo, entre tanto pizarrazo, todavía quedan tipos capaces de manejar la pelota con imaginativa clarividencia y bastantes de ellos se citaron en Balaídos.
En el Celta brilló Aspas, nada extraordinario. Ta...
El Sevilla ya puede soñar. Ganó en Vigo y se sitúa a seis puntos del líder, Atlético, con ocho jornadas por disputar. Se relanza tras un duelo exigente porque hasta cuatro goles le obligó a marcar el Celta para llevarse el triunfo. En un campeonato proclive al cerocerismo, entre tanto pizarrazo, todavía quedan tipos capaces de manejar la pelota con imaginativa clarividencia y bastantes de ellos se citaron en Balaídos.
En el Celta brilló Aspas, nada extraordinario. Tampoco, a fuerza de convertirse en cotidianas, ya sorprenden sus cifras. Firmó los dos primeros goles de su equipo y ya lleva 12, a pesar de que estuvo los tres primeros meses de este año sin ver puerta. Se dedicaba a otros menesteres: 10 asistencias le contemplan. No hay estadísticos que le anoten la que, de facto, hizo en el tercer gol local, decisivo como fue al dejar pasar la pelota hacia Brais Méndez y abrir así la zaga rival.
Aspas le dio la vuelta al marcador en tres minutos, apenas mediada la primera parte. Ya había podido marcar antes y aún dejó pasar alguna opción más después. Indetectable e hiperactivo, sometió a un calvario a los respetados centrales del Sevilla. Uno de ellos, Koundé, había adelantado a su equipo en el marcador en su primera llegada al área celeste, un saque de esquina en el que cabeceó emparejado a un lateral, Hugo Mallo, y expuso la fragilidad defensiva del Celta, que además tuvo que alinear a dos suplentes en el eje de la zaga. Araújo está renqueante y Murillo cumplía sanción, así que formaron el joven zurdo Fontán y el coriáceo Aidoo, uno de esos defensas con mejor pinta que rendimiento, un futbolista que suele cometer al menos un grosero error cada partido.
El Celta siempre es más equipo cuando más se aleja de su área y ahí estaba, presionante, activo para encimar al rival. Cuando no lo conseguía sufría porque además el Sevilla se mantuvo en el partido más por contundencia que por fútbol. Fernando, primero y con fortuna porque su remate se envenenó tras tocar en Aidoo, y Rakitic, ya tras el descanso, empataron dos veces el marcador y evidenciaron esa tibieza.
En el segundo acto, el Sevilla negó algo más al Celta y jugó más tiempo en su terreno hasta que descubrió los agujeros que su rival trataba de disimular. Aidoo habita en uno de ellos. Un error suyo le dio a Papu Gómez el gol de la victoria. “Fue un partido un poco rocambolesco”, resolvió en su resumen ante los micrófonos el mediapunta argentino. Al Celta le pesaron las ausencias. Solari también estaba entre las bajas y Santi Mina y Ferreyra no acabaron el partido, lesionados. El Sevilla exhibió la profundidad de su banquillo, acabó más fuerte y ya puede mirar a la cara a Atlético, Barcelona y Real Madrid.
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