La cuadratura del triángulo blanco
Casemiro-Kroos-Modric, con tantas titularidades como Busquets-Xavi-Iniesta en su quinto aniversario, llegan a la semana clave como la línea más innegociable del Madrid
En sus últimos años como futbolista, Zinedine Zidane sufrió como pocos la crisis galáctica, palabra que tanto rechazaba, desencadenada en buena medida con la marcha de su compatriota Makelele, al que el club consideró prescindible contra la opinión, según expresó en su momento Zizou, del vestuario. Esa salida agrietó el medio del campo y castigó a ZZ a un trabajo extra defensivo para el que no estaba dotado, y menos aún supera...
En sus últimos años como futbolista, Zinedine Zidane sufrió como pocos la crisis galáctica, palabra que tanto rechazaba, desencadenada en buena medida con la marcha de su compatriota Makelele, al que el club consideró prescindible contra la opinión, según expresó en su momento Zizou, del vestuario. Esa salida agrietó el medio del campo y castigó a ZZ a un trabajo extra defensivo para el que no estaba dotado, y menos aún superada la treintena. La paradoja es que esta experiencia, que agravó un final de carrera que ya le estaba resultando agotador, no evitó que, al llegar al banquillo del Real Madrid en enero 2016, una de sus primeras decisiones fuera concentrar en esa parcela la mayor cantidad de talento ofensivo (Modric, Kroos, Isco, James…) sin nadie al lado que pensara más de la cuenta en la portería propia.
La medida, como era previsible, chocó con problemas parecidos a los que sufrió él de corto, aunque con una diferencia, el Zidane entrenador sí tenía la solución a mano: Casemiro, que, desesperado, había llegado a pedirle audiencia tras jugar apenas 20 minutos de la basura en los ocho primeros encuentros de la era Zidane. Nadie lo imaginaba entonces, pero así nació hace ahora cinco años el triángulo que cuadró el centro del campo blanco: Casemiro-Kroos-Modric.
La terna empezó como sostén y lanzadera de la BBC (Benzema-Bale-Cristiano), recibió luego la compañía de Isco y, de nuevo solos, ha multiplicado su importancia en el el periodo post-Ronaldo. La marcha del portugués abocó al equipo a un proceso interno de búsqueda, todavía con muchos flecos, pero todos los que han ocupado desde entonces ese banquillo lo han tenido claro con ellos tres. Este martes contra el Liverpool, salvo novedad, superarán en número de titularidades, sumando solo Liga y Champions, a otro triángulo mágico: Busquets-Xavi-Iniesta. Ahora ambas formaciones acumulan 113, con mejores números absolutos para los azulgrana: 77 victorias, 25 empates y 11 derrotas, frente a los 69-20-24 de los madridistas.
La mezcla blanca cuajó desde el principio. “Casemiro ha sido fundamental”, proclamó Zidane tras ganar en abril de 2016 su primer clásico (1-2). Para desgracia de Isco o James, el brasileño aportaba el hormigón necesario en aquel conjunto con tendencia a partirse. El trío que no se atrevió a canonizar Rafa Benítez fue el que terminó de cuadrar al Madrid de ZZ. Un lustro después, continúa siendo igual de innegociable, la línea que menos se mueve.
“La máquina está muy bien engrasada”, comenta una persona que convivió con ellos en el día a día de Valdebebas. “Han generado tal sinergia que los tres tienen muy claro que se necesitan para llegar a su máximo rendimiento. Son perfiles diferentes y cada uno ocupa un escalón en el campo y un rol. ¿Podría entrar otra ficha en sustitución? El resultado sería distinto. Llevan jugando juntos tanto tiempo que las acciones las guardan en el inconsciente y eso en el mundo profesional es la leche, porque ganas espacio y tiempo”, desarrolla este profesional del fútbol.
El peligro inmediato
A Modric, al que sus compañeros llaman “vinagre” por sus reacciones cuando pierde, le gustaría tener la frialdad en el pase de Kroos, su viejo colega con el que tuvo feeling desde el principio gracias a una “personalidad muy parecida”. El alemán, por su parte, advirtió de que no podía ofrecer las virtudes de Casemiro, aspecto que ya quedó claro en su primera temporada en el Bernabéu, cuando todavía no estaba el brasileño. Y este, un obseso con alma de entrenador que aprendió el oficio viendo también vídeos de Makelele, asegura que el Madrid juega a la velocidad de Kroos. Un cóctel complementario y muy rentable: tres Champions seguidas, dos Ligas, tres Mundiales de Clubes y dos Supercopas de Europa. “Para ti era un partido increíble y ellos lo aceptaban con normalidad”, apunta la persona que compartió con ellos entrenamientos, viajes y partidos.
La influencia de los tres ha crecido en este Madrid que funciona a golpe de riñón. Esta campaña acumulan 12 goles, solo dos menos que toda la delantera junta a excepción de Benzema, Kroos es el líder en asistencias (nueve) y, antes de empezar esta jornada de Liga, Casemiro y Modric figuraban entre los 20 principales recuperadores (149 y 140, respectivamente), los que más de su equipo.
La persona que los tuvo cerca a diario avisa, no obstante, de que los próximos enfrentamientos con el Liverpool y el Barcelona los sitúa ante los escenarios de partido más peligrosos para sus condiciones. “Los rivales que peor les convienen son los que le quitan el control. Bien sea a través de la posesión o de las transiciones. Equipos que van y vuelven les genera incomodidad porque pierden la iniciativa”, explica. El futuro que le espera al Madrid este curso dependerá, en buena medida, del fútbol de Casemiro, Modric y Kroos.
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