Francia se deja sorprender por Ucrania

La campeona del mundo inicia la defensa del título de 2018 cediendo un empate (1-1) en una mala noche de Mbappé. Pierden Holanda y Croacia, ganan Portugal y Bélgica

Mbappé maniobra ante Matvyenko.ANNE-CHRISTINE POUJOULAT (AFP)

La Turquía de Yilmaz goleó a la Holanda de De Ligt (4-2), la Portugal de Cristiano, Fernandes y Silva apenas pudo superar a Azerbayán con un gol de Neves (1-0), la Bélgica de De Bruyne dominó a la Gales de Bale (3-1), la Eslovenia de Oblak resistió ante la vecina Croacia de Modric (1-0), última subcampeona, y Francia, la vigente campeona del mundo, empató con Ucrania en París (1-1).

Debieron pesar los estadios vacíos en la secuencia de resultados tan atípicos. ...

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La Turquía de Yilmaz goleó a la Holanda de De Ligt (4-2), la Portugal de Cristiano, Fernandes y Silva apenas pudo superar a Azerbayán con un gol de Neves (1-0), la Bélgica de De Bruyne dominó a la Gales de Bale (3-1), la Eslovenia de Oblak resistió ante la vecina Croacia de Modric (1-0), última subcampeona, y Francia, la vigente campeona del mundo, empató con Ucrania en París (1-1).

Debieron pesar los estadios vacíos en la secuencia de resultados tan atípicos. Francia comenzó la defensa del título mundial que conquistó en 2018 con una demostración de su ambivalencia. El equipo tricolor posee los mejores jugadores de Europa siempre y cuando se pongan de acuerdo. Se coordinaron perfectamente en la primera mitad del partido y fueron indulgentes en la segunda, permitiendo que el modesto visitante de Saint-Denis les diera un zarpazo del que no se recuperaron. Griezmann coronó los mejores momentos de su selección con un gol desde fuera del área y Mbappé representó lo peor en tanto que nadie derrocha más dones que él. El delantero con mayores cualidades físicas y técnicas que existe adornó la noche de gestos superficiales hasta que Deschamps lo sustituyó para meter a Martial, epítome de la estrella francesa: un día provocó una burbuja en el mercado y hoy transita por la industria del fútbol casi en el anonimato pero feliz. Feliz como Mbappé, un tipo magnífico, educado y sereno, al que, lógicamente, no siempre parece interesarle el rigor malsano que exige la alta competición.

Mbappé ganó un Mundial y lo trataron como a un polizonte. El día que se propagó el rumor de que lo quería fichar el Madrid se desató la histeria colectiva. Ahora lo esperan en cada pueblo como al Pelé de la era de las telecomunicaciones. Juega Francia, por tanto, y en el inconsciente del coro mediático juega Mbappé vestido de blanco radiante y cada balón que pasa por sus inmediaciones se anuncia como un heraldo divino. Pero quien marcó fue Griezmann. El guion de la realidad suele ser sorprendente. Tan raro como que Francia entró al partido desplegando un juego de una belleza inaudita.

Pocas veces se ha visto a un equipo de Deschamps presionar con tanta armonía ni administrar la pelota de modo más preciso y coral. Por ese río navegaban todos salvo Giroud, que es como un poste clavado en el lecho rocoso, y Ucrania no podía más que retroceder cuando Griezmann manejó muy bien una jugada con un balón dividido. Dejó que el central lo ganara y se llevó la pelota al borde del área. Armó la zurda como si tuviese todo el tiempo del mundo y puso el tiro en la escuadra opuesta. Suma 34 goles con Francia, circunstancia que lo convierte en el cuarto máximo anotador del conjunto nacional después de Henry, Giroud y Platini.

Francia fue un equipo intimidante mientras se ordenó en torno a Kanté y Rabiot, y mientras Griezmann y Coman se repartieron los desmarques al espacio para mantener en tensión a la zaga ucraniana. Si a Mbappé le apeteció entrar en juego con resolución, la cosa adquirió dimensiones espléndidas, pero eso sucedió apenas un par de veces. Cuando en la segunda parte todos empezaron a jugar como Mbappé, y Rabiot y Kanté se quedaron sin más opciones que entregar sus pases al pie de sus colegas, los ucranianos comenzaron a afirmarse alrededor de su área, cerraron los espacios, robaron más balones y contragolpearon. Y cuando Zinchenko, Shaparenko y Malinovsky comenzaron a combinar, descubrieron que sus rivales ya no llegaban a cerrarles el paso. Puestos a ir y venir de campo a campo, los cuatro atacantes franceses no auxiliaron a los dos mediocentros y entonces, de repente, sucedió un accidente. El lateral Karavaiev se anticipó a Mbappé, que había bajado a ayudar en defensa, y le dio la pelota a Sidorchuk. El mediocentro llegó desde atrás y le pegó mal. El tiro, que iba fuera, se estrelló en Kimpembe y se metió en la portería de Lloris.

Las entradas de Pogba, Martial y Dembélé no corrigieron el estropicio frente a una Ucrania que, esperanzada ante la posibilidad evidente de conquistar un punto, cada minuto que pasó defendió mejor.

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