Soria bloquea al Atlético

El líder, tras un mal primer tiempo, se estrella contra el portero del Getafe, que lidera la resistencia de su equipo tras la expulsión de Nyom a veinte minutos del final (0-0)

El guardameta del Getafe, David Soria, despeja un remate de Dembélé, anoche en el Coliseum.SERGIO PEREZ (Reuters)

Empotrado en la portería de Soria, heroico toda la noche, el Atlético salió bloqueado de Getafe. Con un empate que le da vida al Madrid, situado a seis puntos, y a la espera de saber si el lunes siente el aliento en la nuca del Barcelona que, de ganar al Huesca, se quedaría a cuatro puntos. Pagó el equipo de Simeone un primer tiempo en el que, salvo el arranque, cayó en la trampa del fútbol trabado del Getafe. En el segundo acto lanzó una carga final que l...

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Empotrado en la portería de Soria, heroico toda la noche, el Atlético salió bloqueado de Getafe. Con un empate que le da vida al Madrid, situado a seis puntos, y a la espera de saber si el lunes siente el aliento en la nuca del Barcelona que, de ganar al Huesca, se quedaría a cuatro puntos. Pagó el equipo de Simeone un primer tiempo en el que, salvo el arranque, cayó en la trampa del fútbol trabado del Getafe. En el segundo acto lanzó una carga final que le deparó media docena de ocasiones que no concretó ante un mayúsculo Soria. El meta local fue el símbolo de la resistencia de su equipo a perder un partido que jugó con diez los últimos veinte minutos por otra entrada pasada de vueltas de Nyom.

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La salida del Atlético fue imperial, consciente de que ya cada partido empieza a nominar al futuro campeón. De una tacada generó tres saques de esquina y una falta lateral que acorralaron al Getafe. De inicio, el líder pareció encontrar una solución al farragoso entramado defensivo de Bordalás con Correa y Llorente jugando por dentro. El delantero argentino le filtró un balón a Carrasco que el belga cruzó para que Soria empezara a proclamar que la noche iba a ser suya.

Tardó el Getafe en imponer su fútbol-fricción. Y cuando lo consiguió emergió ese juego cuadriculado donde solo pasa algo en las pizarras. Donde cada saque del portero busca una zona hiperpoblada de especialistas en peinadas y en rebañar segundas jugadas. Nada de trámite. La patada larga de los guardametas o de los centrales como cerebros de un juego en el que los mediocentros pintan poco o nada con la pelota. El fútbol reducido a la mera colocación y a la extraña sensación de que es otro deporte en el que se juega con todo menos con el pie. Un sucedáneo en el que importa más saltar, cabecear y a ver qué pasa. Y la falta táctica como factor corrector y paralizador de la continuidad. El Atlético fue abducido por esa receta simplista de riesgo cero. Todo el brío que enseñó en su frenético arranque quedó reducido. Ahogado y sin precisión para ligar jugada en los últimos metros. Aprisionado por las incorruptibles dos líneas de cuatro del Getafe. Después de la fallida revolución que intentó con Kubo y Aleñá, Bordalás ha retomado su versión más pétrea. Arriesgar, arriesgó con la presión adelantada y poco más. Ese contexto redujo a Cucurella, Aleñá, Cucho y Unal a la brega por balones imposibles. Ante ese partido áspero que se dio en los primeros cuarenta y cinco minutos, Simeone decidió operar quitando forraje. Dejó a Saúl sentado en la grada y metió João Félix. El luso asumió que el encuentro pedía más pelota y menos carambolas. Fue más un interior que un mediapunta. Logró que al Atlético le empezara a correr más el balón en campo contrario.

El paso adelante del líder también supuso una liberación para las contras del Getafe. Por unos minutos, el equipo de Bordalás le hizo dudar al de Simeone. Un par de malas entregas en la salida de balón propiciaron que Oblak tuviera que intervenir a disparos de Unal y Aleñá. Recuperó el Atlético el gobierno en cuanto aseguró más los pases. João Félix marcó de cabeza, pero Llorente puso el pase con el balón rebasando medio palmo la línea de fondo. Bordalás ya vio claro que solo le quedaba la resistencia y sustituyó al lesionado Cucho Hernández por Damián Suárez para blindar con el doble lateral la derecha. Simeone había metido más dinamita con un triple cambio que incluyó a Lodi, Lemar y Dembélé. Comenzó un acoso que se redobló cuando a Nyom le volvió a sobrar fuerza para ir a por un balón y pisó el tobillo de Lodi. Al colegiado, avisado por el VAR, solo le bastó una mirada por encima a la pantalla para cambiar la amarilla inicial por una roja directa.

A partir de ahí, el protagonismo fue ya para el Soria. El meta aguantó una descarga de ocasiones con paradas milagreras. A una mano y rectificando respondió a una volea de Dembélé. João Felix y Lodi también lo probaron. En un córner, el Getafe pudo verse por delante si el asistente hubiera apreciado que Dembélé, en su intento por despejar, golpeó una pierna de Maksimovic.

Erigido en el héroe de su equipo, a Soria también le amparó la suerte en una parábola sutil que se estampó en el palo. Dembélé tuvo la última ocasión en un cabezazo que se fue por poco.

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