La Juventus arde con Cristiano
El fichaje del portugués, una revolución estratégica en el club más sobrio de Italia, empeoró al equipo y lastró al jugador, señalado como primer culpable por la eliminación ante el Oporto
Durante casi tres años Cristiano Ronaldo fue ensalzado como la figura providencial que impulsaría al fútbol italiano hacia su renacimiento económico y deportivo. Desde el martes por la noche, con la Juventus eliminada de la Champions sin pasar de cuartos por tercer año consecutivo, la misma maquinaria que lo promocionó se ha vuelto contra él. Incluso Andrea Pirlo, su entrenador, se revolvió en el incendio cuando expresó sutilmente la ruptura que sucede a ...
Durante casi tres años Cristiano Ronaldo fue ensalzado como la figura providencial que impulsaría al fútbol italiano hacia su renacimiento económico y deportivo. Desde el martes por la noche, con la Juventus eliminada de la Champions sin pasar de cuartos por tercer año consecutivo, la misma maquinaria que lo promocionó se ha vuelto contra él. Incluso Andrea Pirlo, su entrenador, se revolvió en el incendio cuando expresó sutilmente la ruptura que sucede a las decepciones irreparables: “Normalmente, jugar con Cristiano supone saltar al campo con el 1-0 a favor. Es una pena que un campeón como él no nos haya podido clasificar para la siguiente fase”.
“Hemos cometido cuatro errores en los dos partidos, y eso es demasiado”, zanjó Pirlo. “Así es normal que las cosas nos vayan como nos van”.
Pirlo contabilizó un error por cada gol del Oporto en el 4-4 global de ida y vuelta. La lectura es tan simplista como eficaz para eximir al técnico y señalar la responsabilidad de los futbolistas. Tampoco es casual que al hilo de esta versión la prensa italiana señalara a Cristiano como el primer culpable de la eliminación por haber saltado, rompiendo la barrera, en el momento en que Sérgio Oliveira lanzaba su tiro libre raso, causa del 4-3 que condenó a la Juventus en la prórroga.
La crisis apunta a Cristiano. Hasta que fichó al portugués en 2018 firmándole un contrato por cuatro temporadas con un coste total de 340 millones de euros, la Juventus había predicado principios antagónicos. Jamás conceder más importancia a las figuras que a la institución, primar las pequeñas tareas grupales antes que las hazañas individuales, nunca comprar Balones de Oro, sino producirlos. Sívori, Rossi, Platini, Baggio, Zidane y Nedved se convirtieron en los mejores jugadores de Europa según ese procedimiento espartano que los sometía a un orden colectivo implacable. Con Cristiano el equipo comenzó a girar alrededor de su persona, y esto obligó a Allegri, Sarri, y ahora a Pirlo, tres entrenadores en tres temporadas sucesivas, a reformular sus esquemas para que todo el juego converja en el definidor.
Preocupados por dar con la receta que permitiera a la Juventus saltar el último escalón, tras alcanzar las finales de 2015 y 2017, Fabio Paratici, el director deportivo, y Andrea Agnelli, el propietario, justificaron la revolución estratégica en los precedentes. Si Cristiano había ganado cinco Champions marcando más goles que nadie en la historia del torneo (134), debía repetir el procedimiento con la Juventus. Por lógica, o por magia.
Estadísticamente, Cristiano no falló. Anotó 28 goles en su primera temporada, 37 en la segunda, y ahora suma 27 en todas las competiciones. Lo que comenzó a fallar fue el juego. La Juventus se despojó lentamente de sus señas de identidad: el rigor defensivo, la disciplina táctica, el sólido espíritu de grupo. Por el camino Cristiano dejó de marcar en los partidos decisivos. En 2019 hizo tres goles al Atlético en octavos y dos al Ajax en cuartos; en 2020 convirtió dos al Lyon en octavos; y no metió ninguno al Oporto en el cruce resuelto este martes. En su última temporada con el Madrid, Cristiano anotó 15 tantos en la Champions. Menos que sus 14 goles de Champions acumulados en los tres cursos que lleva en Turín. A sus 36 años, ha entrado en el periodo en el que estas cifras no suelen mejorar.
Pirlo se ocupó de desviar la atención hacia la estrella, el lunes, antes de recibir al Oporto. “Estos son sus partidos; lo ha demostrado siempre. Está descansado y listo”, dijo el técnico, consciente de que su predecesor, Maurizio Sarri, fue destituido 24 horas después de quedar eliminado de la última Champions, también en octavos, contra el Lyon, el 7 de agosto de 2020.
Pirlo: “Mi proyecto acaba de comenzar”
“Mi proyecto acaba de comenzar”, se defendió Pirlo, calmoso, cuando le preguntaron por su futuro tras la eliminación y con el equipo a diez puntos del líder en la Serie A, prácticamente perdida por primera vez después de nueve títulos sucesivos desde la temporada 2011-12.
Las acciones de la Juventus cayeron un 6,5% en la apertura del mercado este miércoles. La tercera eliminación sucesiva de la Champions antes de una semifinal supone un terremoto para el club más endeudado de Italia en su afán por establecerse entre los más grandes de Europa a base de conquistar el trofeo de mayor prestigio. La pérdida de más de 50 millones de euros de primas en juego supone otro revés financiero para una sociedad que publicó una caída de facturación de 137 millones de euros en el último semestre.
Andrea Agnelli lo confesó el lunes en el seno de la Asociación Europea de Clubes: “El dolor de cabeza más fuerte es el control de los gastos; el fútbol debe cambiar. Este es el momento perfecto para una reforma”.
Sin Champions posible, Cristiano Ronaldo ha cambiado su condición. La inversión más prometedora del calcio se ha transformado en jaqueca.