Mbappé y Haaland, a lo Messi y Cristiano

El delantero francés y el noruego son tan diferentes que solo se les puede comparar a través de sus goles

Kylian Mbappé y Erling Haaland.EFE / GETTY

El gol como unidad de medida de rendimiento. El valor de un delantero, mientras no se demuestre lo contrario, se mide y se pesa por sus goles. Pueden existir detalles y conceptos añadidos que mejoren el producto final, pero cuantos más marcas, más vales. Mbappé. Haaland. El gol no entiende de estilos. Ni de estética. Ni de razas. Ni de altos, ni bajos. Por eso se cotizan parecido sus goles. En 24 horas y con mil kilómetros de distancia, el Camp Nou y el Sánchez Pizjuán, medio vacíos, medio en silencio, han vivido las exaltaciones realizadoras de los dos delanteros del momento.

Imposible...

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El gol como unidad de medida de rendimiento. El valor de un delantero, mientras no se demuestre lo contrario, se mide y se pesa por sus goles. Pueden existir detalles y conceptos añadidos que mejoren el producto final, pero cuantos más marcas, más vales. Mbappé. Haaland. El gol no entiende de estilos. Ni de estética. Ni de razas. Ni de altos, ni bajos. Por eso se cotizan parecido sus goles. En 24 horas y con mil kilómetros de distancia, el Camp Nou y el Sánchez Pizjuán, medio vacíos, medio en silencio, han vivido las exaltaciones realizadoras de los dos delanteros del momento.

Imposible que los interesados estén ajenos al ruido mediático montado a su alrededor y a esa constante comparativa de mercado que les coloca ya en lo más alto. Parece como si también ellos hubieran comenzado a retroalimentarse en la distancia. Como hacían Messi y Cristiano en sus buenos tiempos. En su caso, como sucediera con el argentino y el portugués, sus condiciones futbolísticas son tan diferentes que solo se les puede comparar a través de sus goles.

Un diestro y un zurdo. El francés tiene 22 años, el noruego, 20. Les separan 16 centímetros. El primero puede jugar en cualquier puesto de la delantera, el segundo es un ariete clásico que, partido a partido, multiplica su zona de influencia como demostró en Sevilla.

Mbappé se movió en el Camp Nou por el pasillo del teórico interior izquierdo. Ni extremo, ni delantero. Cerca de Verratti y no lejos de Icardi. El objetivo de Pochettino era claro, sacar al lateral Dest de la banda y atraer Piqué a zonas donde no se sintiera cómodo. Lo consiguió. Sus tres goles fueron distintos y desde diferentes posiciones. El primero con la izquierda desde el área pequeña. Gol de 9. El segundo y el tercero, uno con cada pierna, clásicos del delantero que no está, pero llega.

Haaland en el Sánchez Pizjuán entendió pronto que no era una noche para quedarse en su zona de referencia. Koundé, Diego Carlos y Fernando tenían bien preparada la estrategia. Una jaula. Uno por delante, otro por detrás y el tercero en la cobertura. Vigilancias constantes. El noruego escapó pronto a espacios menos concurridos. Se inventó la jugada del primer gol con una acción en diagonal de fuera hacia dentro y pase al compañero. Cuando Dahoud remató él ya estaba en el punto de penalti… por si acaso.

Firmó el segundo tanto tras una larga conducción por el centro, siempre perfilándose hacia la izquierda, apoyo en pared con Reus y voraz ataque al balón en disputa directa

con el portero sobre la línea del área chica. En el tercero, acción de contraataque, tiró el desmarque de ruptura hacia el otro lado, el derecho, y tuvo que mostrar sus virtudes de contorsionista a la hora de ajustar su cuerpo para poder rematar con la pierna izquierda. Ya suma 18 goles en 13 partidos de Champions.

Thiago, en el partido contra el Leipzig.TIBOR ILLYES (EFE)

Thiago y los centrales del Liverpool

Eliminado de la Copa e imposible la Premier, el Liverpool demostró en Leipzig que se quiere enganchar a la Champions. Sus problemas defensivos han traspasado fronteras. En los cinco últimos encuentros había recibido 10 tantos y Klopp ha tenido que improvisar hasta 13 parejas de centrales y continúa en la búsqueda de una que al menos no cometa errores obscenos.

También está siendo discutido, y mucho, el internacional español Thiago Alcántara. Los exjugadores del club que se ganan la vida como analistas en los medios de comunicación le apuntan como uno de los grandes culpables de la situación del equipo. Le acusan de no entender el juego de la Premier. Las estadísticas no le favorecen tampoco. Lastrado por lapor covid y una lesión en la rodilla, se perdió 12 partidos en el primer tramo de la temporada. Desde enero viene jugando regularmente, pero solo ha disputado seis partidos completos. No ha marcado y tampoco ha dado ningún pase de gol. El martes volvió a ser sustituido.

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