Rumbo a cuartos, Nadal ya es más Nadal

El campeón de 20 grandes reduce a Fognini (6-3, 6-4 y 6-2) y se medirá al griego Tsitsipas

Nadal, durante el partido contra Fognini en la central de Melbourne.ASANKA BRENDON RATNAYAKE (Reuters)

Y eso que la historia comenzó con susto.

Mientras completaba la liturgia en la silla, antes de ponerse en pie e ir a la línea de servicio para comenzar el partido, Rafael Nadal recibió atónito la visita del médico y el fisio del torneo. Luz roja, porque ya se sabe que el balear renquea de la espalda y la escena tras el calentamiento produjo sudores fríos. Él no había pedido nada de nada. Todo quedó en una falsa alarma. “¡No, no es aquí…!”, les dijo el campeón de 20 grandes entre risas a los dos despistados, que recogieron lo...

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Y eso que la historia comenzó con susto.

Mientras completaba la liturgia en la silla, antes de ponerse en pie e ir a la línea de servicio para comenzar el partido, Rafael Nadal recibió atónito la visita del médico y el fisio del torneo. Luz roja, porque ya se sabe que el balear renquea de la espalda y la escena tras el calentamiento produjo sudores fríos. Él no había pedido nada de nada. Todo quedó en una falsa alarma. “¡No, no es aquí…!”, les dijo el campeón de 20 grandes entre risas a los dos despistados, que recogieron los bártulos y se fueron, confiemos, a la pista correcta para atender al afectado. Después, el español jugó y convenció contra Fabio Fognini rumbo a los cuartos de este Open de Australia y olvidando poco a poco el dolor en la zona lumbar: 6-3, 6-4 y 6-2, en dos horas y 16 minutos. Nadal se pone serio.

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Después de tres rondas más pendiente de la respuesta de su espalda que de otra cosa, porque así lo permitieron Djere, Mmoh y en menor grado Norrie, el mallorquín pudo por fin concentrarse en las verdaderas prestaciones de su juego y el chequeo no salió nada mal. Enfrente, el imprevisible Fognini, el todo o la nada, tan genial como desesperante; el hombre que hace seis años le volteó en Nueva York, haciendo aquello que suena a lo imposible: remontarle dos sets a Nadal. En cualquier caso, ya una prueba con mayúsculas. Y el resultado fue más que satisfactorio, porque el español desplegó las alas y entró en la franja caliente del torneo metiendo una marcha más, cogiendo el toro por los cuernos y advirtiendo: ahora sí, si nada falla, ya estoy aquí.

Fue un duelo dirimido desde los fondos y entretenido, en el que Nadal llevó las riendas y Fognini, perezoso como siempre, fue de menos a más, para volver luego al punto de partida. Parece que la cosa no va con él, pero engaña. El italiano intentó buscar la zona alta del revés del rival y enredar con cambios de ritmo, acelerando y ralentizando para desestabilizar. Agua. Debatió durante los dos primeros sets, y se le agotó la mecha. El número dos estrujó la primera manga, con un break inicial y una formidable respuesta después de encajar uno en el quinto juego, y luego siguió procurándose más y más opciones de rotura. Dejó escapar unos cuantos trenes, pero la rendición de Fognini era solo cuestión de tiempo.

En el segundo set, Nadal aplacó el intento de reacción del italiano, deshaciendo un pequeño enredo en el que se intercambiaron un par de bofetadas y en el que el de San Remo dispuso después de un peligroso 0-40. Ahí el manacorí empezó a pisar el acelerador: rotura, 5-4, set y dos a cero. Lucía el sol en Melbourne, bola rápida por tanto. Demasiado para Fognini, ya muy lejos de esos días de Nueva York. Con el saque mucho más entonado y reconocible —por encima de los 200 km/h en ocasiones y, en los segundos, 10 km/h más rápido que los tres días previos—, el de Manacor siguió presionando (19 opciones de quiebre) e impuso una velocidad de crucero hasta engarzar la antepenúltima ronda del torneo sin haber cedido un solo set. Una situación ideal si se rebobina tan solo a unos días atrás, cuando la espalda le quitaba el sueño hasta que se dio con la solución: pinchazo y adelante. Mano de santo.

Lo que se podía intuir como un duelo más ajustado, Nadal lo resolvió con autoridad y decisión para citarse con el griego Stefanos Tsitsipas, que progresó sin despeinarse por la renuncia de Matteo Berrettini, lesionado. “Si quiero tener opciones de ganar a un jugador como él, tendré que jugar a un nivel muy alto; si no, será imposible”, previno. En todo caso, el ateniense (22 años, seis del mundo) asistirá a la cita del miércoles sabiendo que el español ha dado un salto cualitativo y que Nadal, tras los quebraderos de cabeza de la primera semana, ya es más Nadal. Los 21 grandes quedan a tres peldaños.

“LA PERSPECTIVA AHORA ES DIFERENTE”

Tras dos semanas de incertidumbre, Nadal empieza a encontrar luz en Melbourne, donde su dolor va remitiendo después de someterse el pasado viernes a una infiltración entre dos vértebras. Su espalda mejora y su tenis despega.

“Evidentemente, la perspectiva del torneo ahora es diferente a la de hace cinco o seis días. La situación ha mejorado, sin ninguna duda. Hoy ha sido una victoria importante para mí, contra un rival que siempre me ha causado problemas y en tres sets”, valoró. “El primero ha sido muy bueno y después me he cansado un poquito porque al final, cuando uno está 19 días sin entrenarse a la intensidad adecuada, la preparación se resiente. Hoy físicamente me he encontrado más rápido y resistente, así que he dado un paso adelante en todos los sentidos”.

Respecto a su evolución, Nadal comentó: “La espalda ha mejorado, sin ninguna duda, y ahora sí que hay alguna opción de luchar por lo que vine aquí. La preparación no ha sido la ideal, así que puede que esté con un déficit con respecto a otros; ahora bien, si me preguntas si hace cinco días te hubiese firmado estar como estoy ahora, lo hubiese hecho con los ojos cerrados”.

“Aparte del físico, he dado un paso adelante en lo tenístico. Me ha faltado un pelín de continuidad en según qué momentos, algo lógico, pero partidos como los de hoy pueden ayudarme a ganar ese ritmo. Estoy entre los ocho mejores del primer gran torneo del año, y eso es una muy buena noticia. Está todo por ganar, nada que perder”, prolongó.

Fognini representaba la primera prueba de verdadero nivel en esta edición, y el mallorquín pasó la prueba con nota. “Comparado con el otro día, he jugado mucho mejor en muchos momentos. La velocidad del segundo servicio ha vuelto a ser la que venía teniendo hace año y algo, y saber eso te ayuda a hacer mejor el primero. El revés ha funcionado muy bien y la movilidad ha sido mejor”, zanjó.

PROTAGONISMO DE RUSIA Y EE UU

Jessica Pegula of the United States of America in action during her fourth Round Women's singles match against Elina Svitolina of Ukraine on Day 8 of the Australian Open at Melbourne Park in Melbourne, Monday, February 15, 2021. (AAP Image/James Ross) NO ARCHIVING, EDITORIAL USE ONLY AAPIMAGE / DPA 15/02/2021 ONLY FOR USE IN SPAINDPA vía Europa Press (Europa Press)

Antes de que Nadal batiera a Fognini, los triunfos de Daniil Medvedev (6-4, 6-2 y 6-3 a Mackenzie McDonald) y Andrey Rublev (6-2 y 7-6(3) ante Casper Ruud, que abandonó) certificaban el éxito del tenis ruso en esta edición. Ambos se sumaron al sorprendente Aslan Karatsev, procedente de la previa, de modo que su país contará con tres representantes en los cuartos de final. Rusia nunca había conseguido algo así en un grande.

En el cuadro femenino, el que coge relieve es el tenis estadounidense. A la presencia de Serena Williams en la antepenúltima escala del torneo se sumaron las de Jennifer Brady (6-1 y 7-5 a Donna Vekic) y Jessica Pegula (6-4, 3-6 y 6-3 a Elina Svitolina), que se cruzarán y por lo tanto garantizan una semifinalista norteamericana. Mientras, Karolina Muchova venció a Elise Mertens (7-6(5) y 7-5) y la número uno, Ashleigh Barty, sigue progresando (6-3 y 6-4 a Shelby Rogers).

Open de Australia: resultados (lunes 15) y orden de juego (martes 16).

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