Una Copa sin alma, pero con mucho cuerpo
La primera edición sin aficiones calibra la resistencia del Madrid de Laso, la potencia del Barça de Jasikevicius y el impulso de los seis aspirantes a romper 11 años de duopolio de los ‘grandes’ en el torneo
La Copa del Rey de baloncesto, que entre 1990 y 1999 tuvo ocho campeones distintos en nueve ediciones (CAI, Barça, Estudiantes, Madrid, Baskonia, Manresa, Joventut y Valencia), entró hace 11 años en un duopolio incontestable y solo conoce dos campeones desde 2010: con seis títulos para el Madrid y cinco para el Barça. En siete de esas últimas 11 ediciones, la final se resolvió además con un clásico entre los dos grandes. Hoy se inaugura, en un Palacio vacío, otra carrera por proclamar al rey del torneo.
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La Copa del Rey de baloncesto, que entre 1990 y 1999 tuvo ocho campeones distintos en nueve ediciones (CAI, Barça, Estudiantes, Madrid, Baskonia, Manresa, Joventut y Valencia), entró hace 11 años en un duopolio incontestable y solo conoce dos campeones desde 2010: con seis títulos para el Madrid y cinco para el Barça. En siete de esas últimas 11 ediciones, la final se resolvió además con un clásico entre los dos grandes. Hoy se inaugura, en un Palacio vacío, otra carrera por proclamar al rey del torneo.
La primera Copa sin aficiones y sin alma calibra el cuerpo de los contendientes: la resistencia del Madrid de Laso —lastrado por las lesiones y exprimido físicamente, pero con la memoria de campeón afilada—, la potencia del Barça de Jasikevicius —vigoroso líder de la Euroliga— y el impulso de los seis aspirantes (Tenerife, Baskonia, Valencia, Unicaja, Burgos y Joventut) a romper 11 años de duopolio de los ‘grandes’.
El pulso entre el Madrid (seis títulos y ocho finales en nueve años) y el Valencia (el que llega más en forma a la cita después de enlazar 12 triunfos consecutivos en la ACB) será el choque estrella de los cuartos (21.30, #Vamos). Alberto Abalde frente a Klemen Prepelic en el cruce de caminos. Tavares contra Labeyrie en la pelea de las alturas. Los de Ponsarnau son el mejor equipo en porcentaje de tiros libres (83,2%) y tiros de 2 (57,8%); los de Laso, los máximos triplistas de la Liga (con 11,2 de media por partido). Antes de batirse en duelo, Madrid y Valencia ya sabrán si la siguiente frontera para el vencedor es el Tenerife o el Burgos, que disputan el partido inaugural. La revelación insular de la Liga Endesa —con Marcelinho y Shermadini como conexión de lujo— ante el sorprendente debutante castellano en el torneo —hace cuatro años en Leb y ahora campeón de la Champions Fiba y la Intercontinental y semifinalista en la pasada Liga—.
Por el otro lado del cuadro, el Joventut reta mañana al Baskonia campeón de Liga. La memoria reciente de la fase final de Valencia en verano y la historia juegan a favor del optimismo de los de Ivanovic. Madrid acogerá la pelea por el título por quinta vez desde que en 1987 quedó instaurado el formato del torneo con ocho equipos en liza. En las ediciones de 2006 y 2009 triunfó el Baskonia en el Palacio de los Deportes, con Perasovic e Ivanovic al frente respectivamente. En 2011 y 2019 fue el Barça el que se coronó en el barrio de Goya.
El proyecto de Jasikevicius afronta su primera reválida importante, tras caer en verano en la pelea por la Supercopa ante el Madrid. Su primer obstáculo será el Unicaja, que intenta armar un rearme entre urgencias tras la llegada al banquillo de Katsikaris hace apenas tres semanas. En los seis precedentes ganó el Barça.
En la edición del año pasado en Málaga, la última de la antigua normalidad, el Madrid venció al anfitrión Unicaja por 27 puntos de renta (68-95) en un Martín Carpena abarrotado hasta la cúpula con 10.874 espectadores. Esta será la primera a puerta cerrada. En los 35 años de la era ACB, tan solo dos equipos han sido capaces de conquistar el título en su pabellón, el CAI Zaragoza en 1984 y el TAU Vitoria en 2002. Desde entonces, solo cinco equipos anfitriones llegaron a la final y los cinco la perdieron.