La chuleta de Unai Simón
El guardameta del Athletic se enfrentó a la tanda de penaltis ante el Betis con las anotaciones que le pasó el entrenador de porteros
Cuando Marcelino García Toral llegó al Athletic, y parece que han pasado años pero fue sólo hace un mes, se trajo a su lado a un equipo de trabajo formado por seis personas, el grupo habitual de profesionales con el que se siente a gusto. Sólo dejó un puesto por cubrir, el de entrenador de porteros. Hizo lo mismo en Valencia y en Villarreal, allí trabajaron hombres de la casa: Ochotorena y Unanua, respectivamente. También en Bilbao. Aitor Iruarrizaga, que jugó en Primera División con el Com...
Cuando Marcelino García Toral llegó al Athletic, y parece que han pasado años pero fue sólo hace un mes, se trajo a su lado a un equipo de trabajo formado por seis personas, el grupo habitual de profesionales con el que se siente a gusto. Sólo dejó un puesto por cubrir, el de entrenador de porteros. Hizo lo mismo en Valencia y en Villarreal, allí trabajaron hombres de la casa: Ochotorena y Unanua, respectivamente. También en Bilbao. Aitor Iruarrizaga, que jugó en Primera División con el Compostela y que trabaja en Lezama desde 2008 fue el hombre de confianza de Garitano para tutelar a los guardametas y lo sigue siendo con el técnico recién llegado.
Este jueves, Iru formaba parte de la piña que gritó “¡Athletic!” antes de la tanda de penalties. Estaba junto a Unai Simón, hablaba con él cuando el grupo se deshizo. Le dio una cariñosa palmada en la nuca, y algo más, que el portero internacional guardó junto a su toalla.
Unos segundos más tarde, mientras Joaquín y De Marcos acudían al sorteo con el árbitro, en el que el capitán del Athletic eligió disparar en primer lugar, algo, que según las estadísticas, favorece a su equipo si es capaz de marcar el penalti inicial, Unai Simón se abrazaba sonriente con Iñaki Williams en un gesto de confianza mutua.
Luego se fue hacia la portería, habló unas palabras con el árbitro, dio otro abrazo, esta vez a su colega Joel, y se marchó hacia un córner. Allí dejó una toalla y sacó una hoja de papel, la desplegó y la leyó. Aitor Iru le había apuntado al detalle, la forma de lanzar de los principales tiradores del Betis. No es habitual que, en un momento de tanto estrés, un futbolista tenga la cabeza fría como para atender las indicaciones de su preparador. Unai Simón la tuvo.
Raúl García marcó el primero para el Athletic y le correspondía disparar a Mandi, que chutó con fuerza, abajo y cerca del poste izquierdo. Simón se lanzó bien, se quedó cerca del balón, pero el lanzamiento fue muy duro y no llegó. Marcó después Williams, que hizo un gesto hacia la esquina donde estaba su portero, que otra vez se puso sobre la línea, moviéndose de lado a lado para despistar al fiable Canales. Aguantó hasta el final y se lanzó abajo, a su derecha, para rechazar el disparo del cántabro. Morcillo sumó el tercer acierto para el Athletic y el siguiente fue Juanmi, el autor del gol bético durante el partido.
Según cuenta José María López Nicolás en la revista Líbero, un estudio publicado por el Journal of Economic Psychology analizó 286 penaltis lanzados en las grandes competiciones internacionales. Descubrió que a pesar de que los lanzadores dirigían casi el 30% de los penaltis hacia el centro de la portería, solamente en un 3% de las ocasiones los porteros decidieron quedarse parados. Incluso siendo conscientes de las altas posibilidades de detener el penalti si no se mueven, los guardametas casi siempre optan por irse hacia uno de los lados.
Pero ante Juanmi, Unai Simón no lo hizo. Se movió sobre la línea para desconcentrar a su rival, y cuando el futbolista del Betis disparó fuerte y al centro, siguió firme, de pie, en medio de la portería, y rechazó el lanzamiento con los brazos. El acierto posterior de Yuri clasificó al Athletic para las semifinales. Era el tercer penalti detenido por el portero alavés de los últimos cuatro a los que se ha enfrentado, porque también le paró uno a Jaime Mata en el Athletic-Getafe de Liga, que acabó 5-1, aunque cuando se produjo el partido ya estaba empatado a un gol. En esa ocasión, Simón se lanzó a su izquierda para desviar un lanzamiento ajustado al poste. La tarea de monitorización que los clubes realizan para cualquier detalle de un partido tuvo su fruto en las decisiones acertadas del portero rojiblanco.
Las últimas actuaciones de Simón vuelven a reivindicar su jerarquía, después de que tras disputar los últimos tres partidos con la selección española, su regreso a la competición doméstica fuera bastante irregular, con errores de bulto que le costaron al Athletic varios puntos. Unai Simón, después de esa travesía por las dudas, parece haber recobrado su mejor nivel. La chuleta de Aitor Iru contribuyó también.