Atlético: 50 puntos tan iguales y tan distintos
El equipo de Simeone, líder destacado, alcanza esa puntuación como en la primera vuelta de su exitosa Liga de 2014, pero con sus rivales mucho más lejos y con cambios notables en el juego
Con el triunfo en Cádiz, el Atlético sumó 50 puntos en sus primeros 19 partidos de Liga. Los mismos que en la primera vuelta de la temporada 13-14, en la que alcanzó por primera vez en la historia esa puntuación y terminó por conquistar el título. ...
Con el triunfo en Cádiz, el Atlético sumó 50 puntos en sus primeros 19 partidos de Liga. Los mismos que en la primera vuelta de la temporada 13-14, en la que alcanzó por primera vez en la historia esa puntuación y terminó por conquistar el título. Diego Pablo Simeone zanja las comparaciones entre el equipo de 2014 y el actual desde su realista rotundidad. Esgrime la evidente diferencia en la composición de las plantillas y que aquel ya figura en la historia como campeón y este aún está por consagrarse. La comparativa sobre algunos de los rasgos más significativos a partir de esos 50 puntos logrados arroja similitudes y diferencias sustanciales, desde apoyarse en dos porteros sobrios como Courtois u Oblak y en dos delanteros letales, pero muy distintos como Diego Costa y Luis Suárez que marcan el cómo llegar hasta el gol.
Pervive en este Atlético la impronta del entrenador como hacedor de dos equipos de autor marcados por la solidez defensiva. Con una línea de cuatro o con tres centrales como ahora, con Courtois o con Oblak, la cifra de goles encajados es similar (11 frente a 10). El belga recibía 8,9 remates por encuentro y el esloveno, 9,7. Y con un dibujo o con otro la importancia de los laterales en el juego ofensivo también es clave. Ni Trippier ni Carrasco alcanzan el protagonismo que tuvo Filipe Luis como salida natural del equipo en la iniciación, pero también aspiran a ganar la línea de fondo tanto como el brasileño y Juanfran. Si acaso, el vuelco se ha dado a la derecha. Si Filipe era el cuarto jugador del equipo en pases por partido (41), Trippier (51) lo es ahora. En este apartado, nada como los registros de los centrales para establecer una notable diferencia entre la diferencia en el manejo del balón desde atrás. Mario Hermoso es el jugador del líder que más pases da (67), muchos de ellos asumiendo rasgos impensables en Godín (34) y Miranda (28). El uruguayo y el brasileño jugaban casi siempre en largo para Diego Costa y en la mayoría de las ocasiones buscando la segunda jugada. Aunque menos atrevidos que Hermoso, los pases de Savic (52) y Giménez (50) también describen a un equipo que elabora más que el que se coronó en 2014. El número de ocasiones en los que invaden el campo contrario para jugar el balón o para anticiparse también es un distintivo notable.
La posesión también es significativa en este aspecto, con el 54% actual en tenencia de la pelota frente al 47% de entonces. El Atlético fue campeón más desde el dominio cartesiano de los espacios que desde la pelota. Koke, el único titular superviviente de las dos etapas, jugaba más caído a la banda izquierda, desde donde se convirtió en el principal lanzador de David Villa y, sobre todo, de Diego Costa, al que alimentó en cinco de los 19 goles que el hispanobrasileño marcó en la primera vuelta. Koke juega ahora más centrado y tiene más galones en el peso del juego del equipo. El aumento de su cantidad de pases por partido, de 44 a 61, también es relevante. Ninguno de los mediocentros de hace siete años sumaba tantos pases por encuentro: Gabi (54), Tiago (51) y Mario Suárez (46). Koke también es ahora el capitán de un equipo más joven y menos resabiado que no tiene un núcleo duro de veteranos como lo eran Gabi, Godín, Miranda, Filipe, Villa y Tiago. Jugadores que destilaban el perfil rocoso de un equipo que era el rey de la falta táctica con Gabi a la cabeza. La fisonomía del plantel también ha cambiado. En el intento del club y de Simeone de mejorar el juego, las inversiones en jugadores de talento fueron creciendo hasta conformar este último plantel en el que a Torreira, Kondogbia y Saúl les cuesta hacerse un hueco ante los Koke, Lemar, João Félix, Correa y Carrasco. Arda en el once de 2014 era una especie única.
Más plantilla
Más allá de los cinco cambios que ha deparado la estrechez del calendario por la pandemia, Simeone ganó aquella Liga con una base de 14 jugadores y en esta al menos 18 tienen un papel relevante.
La zona de presión es otro elemento diferencial, aunque no la intensidad. El equipo de la temporada 13-14 solo adelantaba la línea de presión en los partidos de casa. Generalmente en la primera media hora. Fuera, escribieron un tratado sobre el arte del repliegue. Con el marcador a favor con un simple 1-0, la sensación que transmitían era la de ser ya inabordables para sus rivales.
La contundencia en el área contraria se apoya en ambos casos en dos goleadores de dulce como Diego Costa (19) y Luis Suárez (14) al término del ecuador del campeonato. Sin embargo, el camino a ellos es otro punto de distanciamiento. Con el primero, el Atlético jugaba más al espacio y a la contra saliendo desde campo propio. Con el uruguayo, el equipo pisa más el campo contrario y con más efectivos. Simeone aseguró que la llegada de Suárez condicionó la mutación a la que ha sometido al juego de ataque. Aunque este Atlético también se repliega, en la gran mayoría de los partidos presiona en campo contrario para rodear al charrúa de jugadores que le abastezcan en las inmediaciones del área.
Con todos esos rasgos, este Atlético afronta ahora la segunda vuelta en la que también hay una diferencia crucial. El 10 de enero de 2014, al terminar la primera vuelta, alcanzó esa estratósférica cifra de los 50 puntos, pero también lo hacía el Barcelona del Tata Martino. En tercera posición, y a tres puntos, el Madrid estaba en la carrera por el título. Simeone y sus jugadores tuvieron que pelearle y ganarle aquel campeonato con 90 puntos al Barcelona y al Real Madrid con el mejor Messi y el mejor Cristiano Ronaldo. Ahora están a 10 puntos y con un partido más que el Atlético. Y el portugués ya no está y el argentino no es lo que fue.