Koeman: “Fallar dos penaltis no es serio”
El técnico del Barcelona critica la falta de puntería de sus jugadores y evidencia su enfado por no resolver el encuentro antes de la prórroga
Dembélé quiso esperar a que se moviera el portero para chutar el penalti por el centro, disparo raso y suave que el guardameta Ramón Juan despejó con el pie porque no cayó en la trampa. Éxito que le llevó a convertirse en el primer portero en la historia que detiene dos penas máximas [porque eso es lo que lanza el Barça] en un encuentro, ya que antes había silenciado a Pjanic. “No sabía el dato. Pero el que sí que sé es que nunca los había parado en mi vida, ni en una tanda creo”, reconoció con una sonrisa en la cara el gu...
Dembélé quiso esperar a que se moviera el portero para chutar el penalti por el centro, disparo raso y suave que el guardameta Ramón Juan despejó con el pie porque no cayó en la trampa. Éxito que le llevó a convertirse en el primer portero en la historia que detiene dos penas máximas [porque eso es lo que lanza el Barça] en un encuentro, ya que antes había silenciado a Pjanic. “No sabía el dato. Pero el que sí que sé es que nunca los había parado en mi vida, ni en una tanda creo”, reconoció con una sonrisa en la cara el guardameta del Cornellà. Dos paradas que llevaron el duelo a la prórroga (la tercera del Barça en siete días tras las dos acumuladas en la Supercopa) y que le metió el miedo en el cuerpo al conjunto de Koeman hasta que apareció Dembélé y selló el salvoconducto para los octavos de la Copa, después rubricado por Braithwaite.
Tras el error de Dembélé en el penalti, a Koeman se le cayó el mundo encima. Cerró los ojos, bajó la cabeza y se dio media vuelta para volver a sentarse en el banquillo. Debió pensar que no era tan complicado eso de lanzar desde los 11 metros, que en su época le bastaba con fijarse en uno de los palos de atrás de la portería para enviar el balón a la red de forma casi inefable. Pero el Barça erró dos ante el Cornellà para evidenciar que le cuesta horrores ver la portería rival, incluso desde el punto de cal. “Tenemos una racha bastante mala con los penaltis. Debemos trabajar eso también. Es una de las muchas cosas que tenemos que trabajar”, señaló Lenglet. “Yo no lo entiendo”, explotó Koeman; “tenemos muchos jugadores que pueden marcar y no lo hacen. Puede ser miedo. No lo sé, pero hemos fallado demasiado últimamente. Si marcabas uno de los dos… el partido hubiese sido distinto. Pero fallar dos penaltis siendo jugadores del Barça no es serio”. Y, enfadado como no se le había visto todavía, añadió: “No hay presión del público y hay que tener la cabeza fría. Siempre se puede fallar… Pero esta noche, una vez más, hemos tenido que hacer mucho más desgaste físico porque no hemos sido capaces de marcar antes”.
Ocurre que desde que se marchara Koeman, el Barça no ha encontrado otro lanzador de época como lo pudo ser Mendieta (en el Valencia) o en los últimos tiempos Cristiano en los equipos por los que ha pasado. Ronaldinho opositó y se ganó la credibilidad como también le sucede a Messi, por más que en ocasiones se dijera que chutaba mejor desde fuera del área que desde el punto de cal, aunque ahora su efectividad se cifra en el 77%. Este año, por ejemplo, ha hecho diana en cinco de seis lanzamientos. Único con la mirilla ajustada porque de los 12 que ha lanzado el Barça cinco se han quedado en agua de borrajas. O, lo que es lo mismo, su acierto en los penaltis se queda en el 58%. Más que nada porque Braithwaite ha marcado uno sí y otro; al tiempo que Griezmann falló el suyo. Anoche, Dembélé y Pjanic también se dieron de bruces con las manoplas de Ramón Juan. “Comentamos un poco cómo tiran los penaltis… Había visto de Pjanic en la Juve, que los solía tirar donde lo ha hecho. Y lo de Dembélé ha sido intuición, algo me ha dicho que me quedara quieto porque lo tiraría ahí”. Koeman cogió el testigo: “No tenemos un tirador que esté demostrando que marca los penaltis. Deberemos entrenarlo más”, se lamentó Koeman, que al menos se llevó una tanda de penaltis en la semifinal de la Supercopa, donde el equipo hizo dos y falló dos (Griezmann y De Jong).
Menos enrabietado estaba Ilaix Moriba, que dos días después de cumplir la mayoría de edad se estrenó como azulgrana y lo hizo de titular. “Voy día a día y me dicen: arriba o abajo. Voy a lo mío, mi equipo es el Barça B. Pero este ha sido el mejor regalo de cumple, se lo agradezco a Koeman”, resolvió el centrocampista, un Pogba en potencia porque domina las dos piernas y se despliega como el francés, también parecido en la zancada y en el golpeo. Tiempo para subir tiene. Y si chuta penaltis, mejor…